La desaparición de Josué Monge: el enigmático caso que sigue sin resolverse 15 años después
Josué Monge fue visto por última vez el 10 de abril de 2006. Su padre, que actuó extraño desde el momento de su desaparición, también se marchó sin dejar rastros días después. No se ha vuelto a saber de ellos.
El caso de Josué Monge conmocionó a España en 2006. Pero pese a que la policía agotó todos los recursos de búsqueda y a que el caso tuvo llegada mediática, nunca se supo qué fue de este niño ni de su padre. En AmoMama te brindamos un compendio de lo que se sabe hasta hoy.
LA DESAPARICIÓN
Aquel 10 de abril, en la localidad sevillana de Dos Hermanas, Josué pidió permiso a su madre, Isabel García Chamizo para pasar la noche en casa de un amigo, muy cerca de allí. Relata que pasó toda la noche con un mal presentimiento, que se confirmó al día siguiente.
Cuando Josué no apareció por la mañana, Isabel se comunicó con la casa en donde supuestamente Josué habría de pasar la noche. Así supo que su hijo no había ido allá la tarde anterior.
A partir de entonces empezó el proceso de denuncia y búsqueda. En un primer momento, como el niño se había marchado con una bicicleta y una mochila, la policía creyó que se habría fugado por sí mismo.
Pero con el paso de los días las perspectivas se hacían más oscuras. Para más, el comportamiento del padre, Antonio Monge Rodríguez, se hizo muy extraño, y muchas cosas empezaron a avivar las sospechas de Isabel y los investigadores.
EL PADRE TAMBIÉN DESAPARECE
Isabel relató que fue víctima de violencia por parte de su esposo durante más de 20 años. Y que apenas unas semanas antes de la desaparición de Josué se había atrevido a pedirle finalmente el divorcio.
Por otra parte, también recuerda que la tarde en que Josué desapareció, su marido regresó a casa con una ropa diferente a la que llevaba al partir. Él le dijo que había tenido un accidente menor en la iglesia evangélica a la que iban, y que se había tenido que cambiar. Luego la policía habría de corroborar que esto era mentira.
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Para más, Antonio comenzó a referirse a su hijo como si estuviera difunto. Con este panorama, Isabel decidió enfrentarlo, y decirle que creía que él estaba detrás de todo eso. Al día siguiente, su marido se marchó, y no ha vuelto a saberse de él.
LA INVESTIGACIÓN
Todas las vías de investigación posibles se analizaron y agotaron, sin recursos. Ni Antonio Monge, ni su hijo, ni la bicicleta ni la furgoneta en las que partieron fueron hallados.
Se hizo desde una búsqueda en todas las jurisdicciones y municipios de España hasta gestiones con Interpol y colaboraciones con las policías de toda Europa. Se emitieron imágenes de ambos para buscarlos por todos los medios.
Se indagó en las cuentas bancarias de Antonio Monge, y se intervinieron los teléfonos de los familiares. Se constató que Antonio Monge no había movido un euro de su cuenta bancaria ni usado tarjetas.
Incluso se llegó a hacer una inspección con helicópteros del Guadalquivir, considerando que el padre podría haber arrojado la camioneta al río o haberse quitado la vida. Nada.
Al día de hoy, Isabel se concentra en su fe, y no quiere recibir a la prensa. Los investigadores que indagaron en el caso lo llaman "un caso desgraciado". "No tengo la conciencia tranquila, porque al final lo hemos llevado al olvido", afirmó uno de ellos. El misterio se empeña en persistir.
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