Le robó plata a su padre para un celular, pero pagó el karma con una estafa - Historia del día
En la historia del día que te traemos hoy, un joven quiso estafar a su propia familia por obtener un nuevo teléfono celular. Pero el karma se aseguró de que el estafado fuera él mismo.
La familia es algo sagrado. Es por eso que traicionar a tu propia familia es un tabú en todas las sociedades del mundo. Cuando muerdes la mano que te alimenta, las consecuencias nunca son positivas.
Esa es la lección que ofrece la historia del día de hoy. Se trata de un joven que traicionó y robó a su familia por un deseo material, solo para terminar siendo estafado.
Joven estudiante viendo su móvil. | Foto: Shutterstock
Roger es un estudiante universitario que vive con sus padres. Desde hace meses, el chico ha deseado un nuevo iPhone, pero sus padres se niegan a comprarlo, pues dicen que su teléfono actual es perfectamente funcional.
El joven buscó en los clasificados un trabajo a medio tiempo para pagar el teléfono. Pero cuando vio los sueldos que ofrecían, supo que tendría que trabajar por meses para ahorrar lo suficiente, y desistió.
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Pocos días después, el joven vio una publicación en Facebook donde ofrecían el nuevo iPhone por una fracción del precio que pedía la tienda oficial de Apple. Era una oferta increíble.
Desesperado, le pidió a sus padres que le prestaran el dinero. Pero sus calificaciones seguían sin impresionar a sus padres, y se negaron a prestarle el dinero. Además, su padre le adivirtió que la oferta era demasiado buena para ser verdad.
Teléfono inteligente roto. | Foto: Shutterstock
Roger ignoró las palabras de su padre, enfocado únicamente en conseguir el preciado dispositivo. Cuando su padre llegó del trabajo esa noche, dejó su abrigo con su billetera colgado en la puerta.
El chico esperó a que sus padres se dumieran y caminó sigilosamente hasta el abrigo. Sacó la billetera, que estaba repleta de billetes. Tomó el dinero que necesitaba para comprar la oferta en Facebook, y se escabulló de vuelta a su alcoba.
Tras hacer el pago, Roger recibió un mensaje explicando que el teléfono estaba en la oficina de aduanas, y debía hacer un pago de arancel para liberarlo. El joven hizo el pago adicional, pero luego surgió otra tarifa de importación que debía pagar.
Al final, Roger hizo seis depósitos antes de darse cuenta de que estaba siendo estafado. Su padre descubrió lo que había hecho al día siguiente, y Roger debió vender su teléfono viejo para cubrir lo que había robado.
Ahora, no tiene teléfono, ni nuevo ni viejo, y ha perdido la confianza de sus padres. ¡Y todo por cumplir un capricho!
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