Mi esposo se transformó después de que recibí una herencia inesperada - Historia del día
Cuando la mujer recibió el documento de parte de los abogados, no le dio mucha importancia hasta que conoció el valor de la propiedad.
"Mi esposo y yo formábamos un matrimonio feliz; no teníamos mucho, pero sí lo suficiente. Sin embargo, un día recibí una herencia inesperada. Fue entonces cuando me di cuenta de que la dama de la fortuna no solo sonríe, siempre pide algo a cambio".
Virginia, la protagonista de esta historia, ahora está segura de que el dinero revela los defectos de las personas. O al menos supone que eso fue lo que ocurrió en su historia, aunque nunca lo sabrá con certeza.
Es irónico cómo una bendición inesperada puede convertirse en una flagrante maldición. En este caso, una herencia inesperada.
“Me casé con Orlando siendo muy jóvenes, era a principios de la década de 2010 y ambos recién salíamos de la universidad. Pensamos que era buena idea compartir nuestras vidas y tener siempre un apoyo cuando las cosas se pusieran difíciles”, precisó la heredera.
Cuando se convirtieron en un matrimonio, no tenía mucho. Solo una montaña de deudas estudiantiles y facturas de las que debían encargarse. Se mudaron a Nueva York para seguir una carrera en teatro, pero al final no fue tan buen idea.
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Ellos simplemente seguían sus sueños. Eran jóvenes y ese fue el camino que tomaron. El lado positivo era que habían salido de Kansas y por eso no había arrepentimientos. “Vivir en Nueva York no fue fácil para nosotros. El alquiler era la menor de nuestras preocupaciones”, recordó.
El teatro no era exactamente un negocio rentable. Se las arreglaban para salir adelante cada mes con los trabajos a tiempo parcial que conseguían.
“Pero éramos felices. Eso es lo que pasa cuando eres joven, supongo. Para nosotros, todos estos desafíos se percibieron simplemente como aventuras. Estábamos contentos con lo que teníamos”, recordó Virginia.
Junto a Orlando se alegraba con pequeñas cosas. En ocasiones iban en coche a las cataratas del Niágara y se quedaban mirando las cascadas durante horas.
Aunque parezca tonto, después de tantos años, ella todavía atesora esos momentos. Pero llegó la herencia, que ninguno esperaba, y su vida se volvió un completo absurdo.
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“Un día recibimos una carta de un bufete de abogados informándonos que un pariente lejano me dejó su patrimonio. Al principio pensamos que era una broma, pero luego, cuando le mostré la carta a mi madre, me confirmó que era mi tía abuela”, comentó Virginia.
Se trataba de una anciana muy solitaria y muy rara también. En vida la había visto unas tres o cuatro veces. La misiva decía lo siguiente:
“Yo, Amanda Estela Urbano, lego mi patrimonio a la hija de mi sobrina Fanny Guerra (ese es el nombre de mi madre) porque no se lo pienso dejar a mis hijos. Espero que se pudran en el infierno".
Virginia desconoce qué pasaba por su mente cuando la incluyó en su testamento. Sus abogados tenían instrucciones para que lo hicieran.
Se trataba de un documento legítimo. Así que la esposa de Orlando se convirtió en la heredera de una casa en algún lugar de Oklahoma.
“No pensamos mucho en ello hasta que nos informaron que en realidad era una mansión valorada en 4 millones de dólares. ¡Cuatro millones de dólares!”, exclamó.
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Virginia decidió vender la mansión y dividir el dinero entre ella y su madre. "Orlando lo sabía, y dado que estábamos casados, no hacía falta ninguna explicación de que compartiríamos todo".
“Pensé que finalmente podríamos mudarnos a un lugar mejor, incluso podríamos comprar un apartamento. Llevábamos casados cinco años en ese momento, y vivir en una habitación en un apartamento compartido no era tan atractivo para un matrimonio”, comentó.
Cuando recibieron algo más de 2 millones de dólares, Orlando tenía otros planes en mente. Virginia todavía recuerda la conversación que tuvieron esa noche.
Estaban sentados en la cama después de un largo viaje de regreso desde Oklahoma. "Le propuse comprar un lugar en Nueva York para que pudiéramos tener un lugar mejor para vivir".
“Oye, ¿qué piensas de Manhattan? Podemos vivir allí o simplemente alquilar el espacio”, le pregunté.
Él reflexionó por un momento y luego respondió: "¿Qué hay de nuestra propia obra en Broadway?".
Virginia quedó estupefacta en ese momento. No es barato producir una obra en general, por no mencionar una obra en Broadway.
"¿Estás seguro de que es una buena idea?", preguntó la heredera, quien inmediatamente lazó otra interrogante: "¿Cómo vas a hacer eso?".
Una mujer con problemas | Foto: Pexels
Orlando le contestó que tenía contactos. Que podían reunir un equipo y que quizá podrían producir una por 3 millones de dólares. Virginia dudó y le dijo a su marido que no tenían esa cifra.
Él puntualizó que con 2.5 millones de dólares en la cuenta bancaria no sería problema obtener un préstamo.
"No sé. ¿No crees que es un poco apresurado? Digamos que hacemos nuestra propia obra, pero ¿cómo lo percibiría la gente? ¿Sería bueno?", señaló la hija de Fanny.
Orlando argumentó que si no hacían la prueba nunca lo sabrían. "Esta es nuestra oportunidad, a veces tienes que arriesgarte mientras puedas".
Virginia no le refutó nada. Supone que su silencio fue tomado como una aprobación. De inmediato él comenzó a prepararse para la obra e inició la redacción del guion. También consiguió el dinero faltante.
“Pensó en dirigirla él mismo, pero lo disuadí de la idea. Era nuestra primera gran oportunidad. Simplemente creí que era mejor para nosotros concentrarnos en la parte de actuación y dejar el resto a los profesionales”, comentó.
Además, intentó convencer a Orlando de que no fuera él quien escribiera el guion. Pero él desechó su petición e indicó que hacerlo era la mejor forma de explotar el talento de ambos sobre el escenario.
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El proyecto le causó mucho entusiasmo a Virginia. Todo había comenzado bien. Sin embargo, al cabo de un año las cosas entre ellos no estaban del todo bien. Cada vez que ella hacía alguna sugerencia, Orlando actuaba de forma agresiva.
“Ese fue el principio del fin, básicamente. Un año después: retrasos en la producción, desacuerdos entre diferentes departamentos, discusiones sobre la dirección de arte… Todo se derrumbó antes de llegar al escenario”, comentó la heredera.
Todo el dinero desapareció. Incluidos los 500.000 dólares del préstamo. Los detalles de lo ocurrido, Virginia prefirió omitirlos. No quería hablar más del tema. Ella también cometió errores.
Se quedaron con una deuda de 450 mil dólares porque lograron devolver 50.000 de algunos ahorros que tenían. Debían conseguir el resto. Pasaron de un dulce sueño a una pesadilla. Vivieron en un mundo de fantasía que ellos mismos crearon.
Orlando consiguió un trabajo nocturno. Regresaba a casa con aliento a Whisky. Virginia pensó que trabajaba en un bar, pero nunca le preguntó. No quería saber nada.
Tuvo que pedirle 300 dólares prestados a su madre. Esperaba que eso fuera suficiente para dos boletos de ida de regreso a Topeka, su ciudad natal.
¿Qué podemos aprender de esta historia?
- El dinero no puede comprarlo todo: Podría comprarte un piso en el centro de Manhattan o donde quieras vivir, pero no todo, como tu propia obra de teatro en Broadway.
- Escucha a otros: En lugar de verlos como detractores, escucha sus críticas y úsalas para mejorarte a ti mismo o a lo que sea en lo que esté trabajando.
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Este relato está inspirado en la vida cotidiana de nuestros lectores y ha sido escrito por un redactor profesional. Cualquier parecido con nombres o ubicaciones reales es pura coincidencia. Todas las imágenes mostradas son exclusivamente de carácter ilustrativo. Comparte tu historia con nosotros, podría cambiar la vida de alguien. Si deseas compartir tu historia, envíala a info@amomama.com.