Madre soltera cumple su sueño y se convierte en maestra tras vender pan en la calle por años
Ella sabe el secreto para que sus “bollos” queden perfectos. Pero no solo aprendió a hornear un buen pan casero, también consiguió un título universitario.
Una madre soltera cumple su sueño y se convierte en maestra tras vender pan en la calle por muchos años. Micaela Ricci se graduó como pedagoga de la facultad de Filosofía y Letras en la Universidad Pública de México.
La mujer de 25 años con un hijo de 8, se define como una feminista y amante de la educación popular. Agradece por la formación obtenida y por la pasión que siente por su profesión.
NO PUEDE CREERLO
Alcanzar su meta le tomó algún tiempo. Tuvo que recorrer un largo camino para convertirse en profesora en Ciencias de la Educación.
“Soy profe después de un largo camino recorrido y de mucho esfuerzo lo logré (…) Me siento muy feliz, realmente soy una persona muy afortunada. Estoy rodeada de personas maravillosas y de mucho amor. Es bello sentir que la felicidad es compartida”, manifestó en agosto de 2021.
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Para Micaela la vida no fue fácil. Creció en un barrio llamado Obispo Piedrabuena en la capital tucumana. A los 16 años trajo al mundo a su único hijo, quien se convirtió en su compañero de ruta para alcanzar sus sueños.
NUNCA DESMAYÓ
A pesar de los tropiezos y los problemas que se consiguió en su camino, nunca desmayó. Tampoco retrocedió en sus planes. Desde que era una niña soñaba con ser maestra.
“Siempre me gustó la educación, desde chica jugaba a la escuela, a enseñar. Cuando terminé el secundario busqué estudiar como maestra de grado, pero ya tenía un hijo y no quería dejarlo solo, me puse a averiguar alguna carrera que se adaptara a mis tiempos”, contó.
Fue entonces cuando se inscribió en la facultad de Filosofía y Letras, ‘Ciencias de la Educación’ para Pedagoga. Por fortuna contó siempre con el apoyo de su familia. Dice que sin ellos no habría sido posible tener un título universitario.
Pagó sus estudios con la venta de sus panes y consiguió una beca con la que se ayudaba para comprar los libros que necesitaba.
SIN PARAR DE TRABAJAR
Micaela nunca dejó de trabajar. Venden bollos es algo normal para ella. Su madre fue la que comenzó con el negocio y ella heredó su talento panadero.
Ahora su vida y la de su hijo Mateo será diferente. Ser maestra le brindará nuevas oportunidades y mejoras económicas.
La “bollera de Plaza Evita” como algunos clientes la llaman expresó que querer es poder. Destacó que, aunque es una madre soltera, con esfuerzo y sacrificio se pueden alcanzar los sueños.