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Un niño caminando solo por un camino rodeado de vegetación | Foto: Shutterstock
Un niño caminando solo por un camino rodeado de vegetación | Foto: Shutterstock

Niño vuelve a desaparecer después de la escuela y su mamá lo sigue para averiguar a dónde va - Historia del día

Una mujer observó que su hijo, un niño sobresaliente, no regresaba a casa directamente después de la escuela. Un día lo siguió para averiguar adónde iba.

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Todo comenzó un viernes por la tarde, cuando Janet vio a la hija de su vecina, Carolina, corriendo a casa desde la escuela. Eran las tres de la tarde.

“¿Por qué no está en la escuela?”, se preguntó la mujer. Curiosa como un gato, salió de su casa y se acercó a la casa de la niña para preguntarle por qué había regresado de la escuela tan temprano.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

“Hola Marlene”, saludó a la mamá de la chica. “Solo vine para preguntar por qué Carolina había salido tan temprano del colegio. ¿Está sucediendo algo?”.

“Oh no”, dijo la vecina. “A esa hora cierra la escuela, a las 3:00 p.m. ¿Tu hijo no ha llegado a casa?”.

La madre del chico se sorprendió. Se había mudado al vecindario unos meses antes y su hijo acababa de completar su transferencia a la escuela comunitaria. Estaba furiosa porque él le había hecho creer que la escuela cerraba a las 4:30 p.m.

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Janet era consultora de tecnología. Pasaba la mayor parte de su tiempo detrás de su computadora y le pagaban por ello. Era adicta al trabajo, razón por la cual su esposo la había dejado.

Cuando se mudó, se había prometido a sí misma asegurarse de que su hijo, Junior, recibiera toda su atención. Pero se fue relajando a los pocos meses de haberse establecido.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

En verdad, confiaba en que él regresaría a casa inmediatamente después de que terminaran las clases. Después de todo, un niño de 13 años ya no era exactamente un bebé y también debía responsabilizarse.

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Entonces, cuando regresó de la escuela, su madre estaba lista para enfrentarlo. “¿Por qué llegas a esta hora?”, le preguntó. “Ya van a ser las cinco”. “Lo siento mamá, estaba en casa de Alex”, dijo Junior.

“Ah, ¿sí?”, gruñó la madre mientras llamaba a la mamá del chico. “Hola, soy la señora González”, dijo la voz al otro lado de la línea. "Lucía, rápido, ¿Alex invitó a Junior hoy?”.

“No, no lo hizo. Está en el campamento fuera de la ciudad”. Después de cortar la llamada, Janet miró a su hijo y dijo: “Será mejor que empieces a hablar”.

Entonces le dijo que se había quedado en la escuela para hacer algunas tareas. Ella se mostró escéptica sobre su excusa, pero no se lo dijo a su hijo.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

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La semana siguiente, mientras Junior estaba en la escuela, su madre entró en su habitación para recoger su ropa sucia. Allí descubrió el frasco que contenía el dinero en efectivo que había estado ahorrando durante años.

Dijo que lo guardaría para poder usarlo para comprar la última consola PlayStation cuando fuera suficiente. Ella se sorprendió de que lo hubiera vaciado. Era otra cosa impactante que había hecho su hijo.

Janet sabía intuitivamente que el dinero faltante y las actividades extracurriculares de Junior después de la escuela tenían conexión. Entonces ella decidió un curso de acción.

En lugar de tener que lidiar con mentiras que él pudiera decir para encubrir la verdad, ella lo seguiría para averiguar qué estaba tramando.

Al día siguiente, la madre condujo hasta la escuela de Junior exactamente a las 3 de la tarde. Efectivamente, los estudiantes estaban saliendo a esa hora. Esperó hasta que vio a su hijo abandonando el edificio con un bolso más pequeño.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

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“¿Qué está haciendo?”, se preguntó la mujer.

Janet lo siguió por el pueblo hasta que llegaron al vecindario más pobre de la ciudad. Allí vio a su hijo caminar hacia una pobre mujer sin hogar y una adolescente de su edad. Las dos parecían desnutridas y estaban vestidas con harapos.

El chico se acercó a la niña, sacó una pelota de fútbol de su mochila y comenzaron a jugar. Después de su pequeño partido de fútbol, ​​él le dio dinero a la pequeña. Era su dinero para el almuerzo, que solía ahorrar.

“Así que ahí fue a parar todo el dinero”, reflexionó la madre.

Después de unos minutos, Janet decidió que ya era suficiente. Ya no podía ver a su hijo jugar con vagabundos sin hogar. Ella le gritó y esto lo tomó por sorpresa. Decidiendo que era mejor no discutir allí, llevó al chico al auto para llevarlo a casa.

“Explica”, dijo la mujer fríamente mientras conducía hacia su casa.

“Mamá, su nombre es Darlene y nos conocimos en el campo de fútbol. Tenía talento y quería jugar el deporte, ​​pero su familia no podía permitirse enviarla a la escuela. Yo solo quería ayudar”.

“Entonces ya has hecho lo suficiente, te prohíbo que vuelvas allí”, le dijo la madre a su hijo.

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Pasaron las semanas y las cosas parecieron volver a la normalidad. Janet se había encargado de llevar a Junior a la escuela y recogerlo para evitar que se le ocurrieran ideas brillantes.

A Junior no le gustó el seguimiento. Se molestó mucho por no poder pasar tiempo con la familia sin hogar. Llegó un punto en el que estaba tan deprimido que su madre decidió animarlo llevándolo a verlas.

Pero cuando llegaron allí, solo vieron a la madre de la niña. La pequeña no estaba. Pero mientras Junior se debatía en ir a preguntarle a la mujer su paradero, escuchó una risa que venía de la dirección opuesta.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

Era la chica sin hogar. Ella regresaba de la escuela vestida con un uniforme escolar limpio. Fue entonces cuando se enteró de que habían puesto en uso el dinero que les había dado.

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La madre de la chica esperaba que ella consiguiera una beca con su talento futbolístico. Por eso había estado ahorrando para enviarla a la escuela. Junior las bendijo con sus ahorros y, de repente, tuvieron suficiente para inscribirla en la institución educativa.

Mientras Janet escuchaba, no pudo evitar sentirse orgullosa de las decisiones de su hijo. Ella nunca más lo volvió a recoger en la escuela.

¿Qué podemos aprender de esta historia?

  • Haz el bien, especialmente a aquellos que no pueden pagarte. Junior todavía era un niño, pero ya entendía lo importante que era hacer el bien. Cuando se encontró con la chica sin hogar, podría haberla ignorado, pero no lo hizo y logró cambiar su vida.
  • Presta más atención a los niños. Los chicos son aventureros, curiosos y confiados, lo que significa que pueden ser víctimas de los depredadores en las calles. Junior se estaba involucrando con personas sin hogar sin malas intenciones. Pero pudo haber sido diferente y con resultados terribles. Janet, ocupada con el trabajo, no habría tenido ni idea.

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Este relato está inspirado en la vida cotidiana de nuestros lectores y ha sido escrito por un redactor profesional. Cualquier parecido con nombres o ubicaciones reales es pura coincidencia. Todas las imágenes mostradas son exclusivamente de carácter ilustrativo. Comparte tu historia con nosotros, podría cambiar la vida de alguien. Si deseas compartir tu historia, envíala a info@amomama.com.

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