Le dije a mi hijastra que le pidiera dinero a su verdadero papá - Historia del día
Un día, me negué a pagar su viaje y le dije que pidiera dinero a su "verdadero padre". Sin duda, ¡hice bien! Ella había aprendido una lección invaluable.
"Tú no eres mi verdadero padre. ¡Nunca lo has sido! Así que deja de actuar así". Daniela arremetió contra mí cuando le pregunté por qué había vuelto a casa tan tarde.
"Solo estaba preocupado por ti cariño", le expliqué. "¿Por qué me odias tanto? Al fin y al cabo soy tu padre".
Chica con cara de disgusto. | Foto: Pexels
"¡¿Padre?! ¿Hablas en serio?", Daniela me fulminó con la mirada. "No olvides que solo eres alguien que mi madre conoció por casualidad después de su divorcio. Eso no te convierte en mi padre. ¡Así que será mejor que te mantengas dentro de tus límites!", me gritó.
"Pero Daniela..." Antes de que pudiera decir nada, ella subió corriendo las escaleras y dio un portazo.
Estaba cansado de la flagrante falta de respeto que recibía cada vez. Entiendo que no es fácil para los adolescentes aceptar a un padrastro, pero esta era la tercera vez del día que había sido tan irrespetuosa.
Conocí a la madre de Daniela, mi esposa Natalia, hace 7 años. No nos enamoramos a primera vista, pero éramos dos personas emocionalmente devastadas que tuvimos una charla de corazón a corazón y finalmente terminamos juntos.
Mi mujer había muerto en un accidente de tráfico y el marido de Daniela la había dejado por otro hombre.
Yo no tenía hijos, pero Natalia tenía a Daniela, que tenía 15 años cuando la conocí. Desde el principio de nuestra relación, mi hijastra y yo nunca nos llevamos bien, pero no fue por mi falta de esfuerzo. Fue porque ella no quería aceptarme como padre. Pensaba que yo destrozaría a la familia.
Natalia es un ama de casa. Nunca tuvo un empleo formal, y tampoco le interesa, así que yo soy el sostén de la familia. Pago el colegio de Daniela, la ropa, los viajes y todo lo que pide.
Cada vez que cumplo sus deseos, espero que Daniela reconozca mis esfuerzos y abandone su comportamiento grosero. Pero, lamentablemente, lo único que cambió con el tiempo fue su actitud hacia mí, que pasó del irrespeto al odio.
Chica con un fajo de billetes. | Foto: Pexels
Un día, vino a pedirme dinero para un viaje. Ella y sus amigos estaban planeando un viaje a Texas para asistir a un festival de cine, después del cual pretendían recorrer todo el estado.
"Necesito el dinero para esta noche para poder reservar los billetes", me dijo. "Será un viaje de una semana".
"Bueno, cariño, ¿no crees que al menos deberías consultar a tu madre sobre el viaje antes de pedirme el dinero?", pregunté con suavidad.
Daniela me miró con seriedad. "¡Ella no va a decir que no! Siempre eres tú quien causa problemas. No estropees las cosas esta vez y dame el dinero".
Me sentí muy mal cuando Daniela dijo eso, pero traté de mantener la calma. "Bien, transferiré el dinero. Pero necesito saber quiénes van contigo. Los chicos, en particular. Espero que Marcos no esté entre ellos".
Cuando Daniela escuchó el nombre de Marcos en ese contexto, perdió la calma. "¿Por qué siempre estás detrás de Marcos? Oh, espera, lo entiendo. No quieres que me acerque a la gente que me gusta. Primero intentaste separarnos a mamá y a mí, ¡y ahora tu nuevo objetivo es Marcos!"
Me quedé sorprendido. "No es nada de eso, Daniela. No es un buen tipo, así que no quiero que te juntes con él. ¡Eso es todo!".
"¡¿Crees que Marcos no es agradable?!" Daniela estaba furiosa. "¿Y qué hay de la gente que pretende actuar como si pudiera controlar la vida de los demás? Por ejemplo, tú, mi supuesto PADRE".
Pareja de novios. | Foto: Pexels
Tenía el corazón roto. "¿Cómo puedes hablarme así, Daniela? Siempre me he preocupado por ti y te he querido. He sido paciente contigo, a pesar de tu comportamiento grosero, ¿y así es como me tratas después de haber sido tan educado contigo?"
Daniela puso los ojos en blanco. "Mira, no me importa lo que pienses. Deja de montar una escena y transfiere el dinero, ¿vale?".
"No, no lo haré", repliqué. "¡Creo que esta vez deberías pedirle el dinero a tu 'verdadero padre'!"
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Daniela pensó que, como todas las veces, se saldría con la suya con su comportamiento grosero. Pero yo ya había tenido suficiente. Se me había terminado la amabilidad. No quería alentar su obstinación accediendo siempre a sus deseos, así que le dije que no.
Los ojos de Daniela se llenaron de lágrimas. Se acercó corriendo a Natalia y le contó todo lo sucedido. Pero Natalia se puso de mi parte.
Esto la enfureció aún más, y corrió a su habitación diciendo que se sentía huérfana a pesar de tener una familia.
Persona comiendo de un plato. | Foto: Pexels
Tras el acalorado intercambio, me quedé solo durante varias horas, preguntándome qué hacer. Natalia sugirió que si le daba espacio a Daniela, las cosas mejorarían. Pero yo sabía que no tenía sentido hacerlo.
Había pasado cerca de un año desde que Natalia y yo nos casamos. Desde entonces, ni una sola cosa de la relación entre Daniela y yo había mejorado.
Sin embargo, no perdí la esperanza. Intenté una vez más arreglar las cosas, esta vez con más paciencia. Esa noche fui a la habitación de Daniela. Se había negado a cenar y no había salido de su cuarto desde la tensa conversación.
"Entiendo que estés molesta, pero no es culpa de la comida", le dije mientras ponía el plato en su mesa. "Ven y come algo".
"No tengo hambre", respondió Daniela en voz baja. "¡Por favor, vete!"
Fui y me senté a su lado. "Siento haber sido grosero contigo, cariño. Pero créeme, no quiero que termines en problemas. Por eso he preguntado por Marcos. Te quiero y me preocupo por ti. Espero que lo sepas".
Para mi sorpresa, los ojos de Daniela se llenaron de lágrimas. "¿Por qué tenía que ser yo? ¿Por qué? Creía que papá me quería, pero no es así. La semana pasada se negó a verme y hoy, cuando le he pedido dinero, me ha dicho que ya no quiere hacerse responsable de mí. También me ha dicho que no vuelva a llamarle".
"No es tu culpa, cariño", le dije, secando sus lágrimas. "No entiende la suerte que tiene de tener una hija como tú. Por favor, deja de llorar. Te mereces lo mejor".
Jovencita llorando. | Foto: Pexels
No me van a creer, pero Daniela me abrazó y empezó a llorar aún más. Todo lo que dijo mientras sollozaba fue que había sido una persona terrible todo este tiempo, y que demostraría ser la mejor hija. "¡Lo siento, papá! ¡Lo siento mucho! Nunca te respeté y siempre herí tus sentimientos".
Me invadió la emoción. Era la primera vez que Daniela me llamaba papá. "Está bien, cariño. Mamá y yo te queremos", dije mientras le devolvía el abrazo. "Me alegro de que te hayas dado cuenta de tu error".
Daniela hizo lo que había prometido. Desde ese día, nunca me ha faltado al respeto. De hecho, la semana pasada, después de ganar un concurso, dio un discurso sobre Natalia y sobre mí y me llamó el mejor padre del mundo delante de todos. Me sentí muy feliz.
¿Qué podemos aprender de esta historia?
A veces, el amor y la paciencia son todo lo que se necesita para arreglar las cosas: La forma en que el padrastro de Daniela manejó todo el asunto es un brillante ejemplo de ello.
Las relaciones se construyen con amor y cuidado, no necesariamente con lazos de sangre: La forma en que el padrastro de Daniela la quería lo demuestra.
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Este relato está inspirado en la historia de un lector y ha sido escrito por un redactor profesional. Cualquier parecido con nombres o ubicaciones reales es pura coincidencia. Todas las imágenes mostradas son exclusivamente de carácter ilustrativo. Comparte tu historia con nosotros, podría cambiar la vida de alguien. Si deseas compartir tu historia, envíala a info@amomama.com.