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Madre abandona a su hija ciega para ser una "mujer libre" - Historia del día

Diego Rivera Diaz
25 oct 2021
04:00

Una madre se cansó de criar a su hija ciega y decidió dejar a su familia para siempre. Al final, aprendió una dura lección cuando su nueva vida no se parecía en nada a lo que esperaba.

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Sonia y Francisco se enamoraron perdidamente cuando tenían 20 años. Muchos lo llamaría un romance vertiginoso, pero bastaba verlos para saber que se amaban más que parejas que llevaban juntas el doble de tiempo.

Se casaron tras unos meses de novios, rodeados de familia y amigos. Después de la boda, les preguntaron cuándo tendrían hijos. Ambos dijeron que querían establecer sus carreras antes de tener bebés.

Pareja recién casada tomada de las manos. | Foto: Shutterstock

Pareja recién casada tomada de las manos. | Foto: Shutterstock

Pero al poco tiempo, descubrieron que Sonia estaba embarazada. No fue planeado, pero sabían que juntos podrían encarar cualquier desafío. Sonia estaba nerviosa, pero Francisco estaba seguro de que les iría de maravilla.

Laura vino al mundo poco después. Pasaron varios meses antes de que los doctores diagnosticaran su ceguera. Su preciosa bebé necesitaría cuidados constantes y educación especial de por vida.

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Sonia puso en pausa su educación de posgrado a regañadientes, para quedarse en casa con su hija. Entretanto, Francisco se dedicó a trabajar y estudiar al mismo tiempo para mantener a la familia.

No era nada sencillo. Sin embargo, Francisco sentía que las cosas estaban funcionando razonablemente bien. Laura crecía a un paso acelerado, rodeada de amor y cariño.

La chiquilla parecía amar la música más que nada en el mundo. Sus padres decidieron inscribirla en los mejores programas musicales disponibles en su ciudad, para fomentar el desarrollo de sus talentos.

Con el paso de los años, Sonia comenzó a pensar más y más en su futuro. Una noche, luego de acostar a Laura, Sonia le dijo a Francisco en la cama: "Ella nunca va a ser una niña normal".

Mujer preocupada intentando dormir. | Foto: Shutterstock

Mujer preocupada intentando dormir. | Foto: Shutterstock

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"¿Qué es normal, Sonia? Es ciega, pero su mente se desarrolla más rápido que las de los niños de los vecinos. Solo necesita un poco de atención”, dijo Francisco.

"Sé que es inteligente. Pero siempre necesitará ayuda para hacer las cosas. Puede que nunca consiga un trabajo", dijo Sonia, con desesperación en la voz. Francisco no se dio cuenta de su tono.

"No es cierto. La inscribiremos en programas y la haremos conocer a otras personas como ella. Hay una comunidad en esta ciudad. Se ayudan entre ellos, y sé que muchos tienen trabajos perfectamente normales”, dijo Francisco.

"¿Cómo puedes estar tan tranquilo? ¡No es así de fácil! ¡Toda su vida será un infierno!", dijo Sonia entre lágrimas. Francisco no sabía qué hacer. Trató de consolar a su esposa en silencio, pero ella siguió llorando.

"Ya no puedo hacer esto. Esto es demasiado para mí. No me convertí en madre para cuidar de otra persona por el resto de mi vida", dijo Sonia, tras secarse las lágrimas.

"Sonia, querida, cálmate. Sé que ha sido difícil, pero no es tan diferente de los niños que pueden ver. Todos los niños requieren mucha atención mientras crecen”, dijo Francisco, aún tratando de apaciguar a Sonia.

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Pareja charlando antes de dormir. | Foto: Shutterstock

Pareja charlando antes de dormir. | Foto: Shutterstock

“¡No es lo mismo, por el amor de Dios! Este mundo no está hecho para los ciegos. ¡Cualquier cosa puede pasar! Estoy tan cansada. Tan cansada de preocuparme. ¡Es como si pusiera mi vida en pausa y nunca tuviera un descanso!", dijo Sonia.

"¡Oye! Hemos sacrificado mucho para criar...", comenzó a decir Francisco, pero Sonia lo cortó inmediatamente.

"¿HEMOS? ¡No HEMOS sacrificado nada! Lo he sacrificado todo YO. Absolutamente TODO lo que siempre quise, lo sacrifiqué para criar a esta niña", gritó Sonia encolerizada.

"Mi vida se detuvo cuando ella nació. Dejé la escuela. Renuncié a la carrera de mis sueños. ¿Tú qué sacrificaste?", le dijo a Francisco.

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"Amor, por favor, cálmate", rogó Francisco, tratando de hacer que Sonia bajara la voz. Temía que despertara a Laura, y que su hija pudiera oír lo que estaba diciendo sobre ella.

"¡No sacrificaste nada! Tuviste que estudiar y trabajar, como siempre lo habíamos planeado. Obtuviste tu título y tu carrera. ¡Puedes salir con amigos, colegas y todo, mientras TODA MI VIDA gira en torno a esta niña!", gritó Sonia.

Mujer gritando a su pareja en la cama. | Foto: Shutterstock

Mujer gritando a su pareja en la cama. | Foto: Shutterstock

"Ok. Entiendo. Lo siento mucho. He sido descuidado. Lo haré mejor. Puedes volver a la escuela. Pensaremos en algo, lo haremos funcionar", dijo Francisco, desesperado por calmar a Sonia.

"No. Es demasiado tarde. Ya estoy harta. Me voy por un tiempo. Necesito un descanso de todo esto”, dijo Sonia. Acto seguido, se levantó de la cama y comenzó a sacar su equipaje del armario y empacar.

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Francisco estaba atónito. Sabía que su mujer había sido la principal responsable de criar a su hija todos estos años, pero, ¿realmente iba a dejarlos así como así? "No puedes hacerle esto a tu familia, Sonia. Tenemos que resolver esto juntos"; dijo.

"No, ya no. Tú tienes todo lo que querías, y yo estoy aquí sin nada", dijo Sonia, mientras recogía sus pertenencias por toda la habitación.

"Sonia. Esto no es gracioso. No puedes hacerle esto a nuestro matrimonio, ni a Laurita", dijo Francisco. "No voy a dejar que la hagas sufrir así, preguntándose a dónde se habrá ido su madre", agregó.

"¿Y entonces? ¿Qué vas a hacer?", preguntó Sonia sarcásticamente.

Equipaje empacado en alcoba. | Foto: Shutterstock

Equipaje empacado en alcoba. | Foto: Shutterstock

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“Tienes dos opciones. Puedes quedarte, para que arreglemos las cosas en familia. O te puedes ir. Pero si lo haces, nunca nos volverás a ver”, amenazó Francisco.

"La segunda opción suena fantástica en este momento", respondió Sonia.

Francisco no lo podía creer. "¿Cómo puedes ser tan cruel?", preguntó con lágrimas en los ojos.

"¡Ay no! No vengas a acusarme de crueldad cuando tú me dejaste por años sola en una casa con esta niña que hay que cuidar todo el día. ¡No he podido respirar un segundo en AÑOS! ¡NECESITO SER LIBRE!", gritó Sonia.

Francisco la vio salir, encender su auto y partir. No volvió a verla por muchos años. Ser padre soltero fue increíblemente difícil, pero Francisco lo hizo todo por Laurita. Para él, siempre valió la pena.

Tuvo que decirle que su madre había tenido una gran oportunidad laboral, y que estaría lejos por un tiempo. Laura era una niña inteligente, y entendió que su madre no volvería. Por las noches, antes de dormir, lloraba pensando en eso.

Niña pequeña llorando antes de dormir. | Foto: Shutterstock

Niña pequeña llorando antes de dormir. | Foto: Shutterstock

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Laura se enfocó en sus estudios, y avanzó a una velocidad prodigiosa. Sus profesores de música decían que su voz de canto era angelical. Además, había aprendido a tocar el piano.

Poco a poco se fue haciendo famosa en su ciudad, y un día fue a una competencia nacional de canto. Fue un éxito rotundo. Laura llegaría a ser una de las mejores cantantes de la historia.

Por su parte, años después de que Sonia lo dejara, Francisco conoció a Alexa. Fueron novios por casi cinco años antes de casarse. Y como Sonia había cedido la custodia de Laura, Alexa la adoptó legalmente.

Fueron una feliz familia por largo tiempo. Francisco y Alexa apoyaron a Laura, cuya incipiente carrera artística iba en ascenso. Un día, cuando Alexa y Laura habían ido por un helado, alguien tocó el timbre y Francisco fue a ver quién era.

"Hola", le dijo Sonia, parada en el umbral de la puerta.

"¿Qué estás haciendo aquí?", preguntó Francisco muy molesto.

"Realmente, no lo sé", respondió Sonia.

Mujer tocando el timbre. | Foto: Shutterstock

Mujer tocando el timbre. | Foto: Shutterstock

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"Bueno, será mejor que pienses en algo, o cerraré esta puerta", dijo Francisco.

"No, espera, por favor. Lo siento mucho. Por todo. Fui muy inmadura. Fui horrible. Te extraño a ti y a mi bebé”, dijo Sonia.

"Ella ya no es tu bebé. No me importa si me extrañas. Ahora estoy casado, y Laura tiene una nueva madre", dijo Francisco, con toda la calma del mundo.

Sonia quedó boquiabierta. Claramente, no sabía nada sobre Alexa. "No estaba enterada... no quiero causarte problemas. ¿Pero puedo ver a Laurita?", suplicó Sonia.

"No. No tienes ningún derecho a ver a Laurita. Tienes que irte. Ella es feliz. Yo soy feliz. Tú nos dejaste. No puedes volver como si nada, después de todos estos años. Ella ya te lloró. No la volverás a hacer llorar", dijo Francisco, ya menos calmado.

Sonia intentó rogar más, pero Francisco ni se inmutó. Cuando llegaron su esposa e hija, les explicó lo sucedido. Alexa le dijo a Laura que ella no tenía ningún problema si ella quería ponerse en contacto con su madre.

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Pero Laura respondió que no. "Mi madre está aquí conmigo", dijo, y abrazó a Alexa. Ninguno de ellos volvió a ver a Sonia.

Familia feliz. | Foto: Shutterstock

Familia feliz. | Foto: Shutterstock

¿Qué podemos aprender de esta historia?

Tener una familia es un trabajo duro. Pero es el trabajo más gratificante del mundo. Nada más importa mientras los tengas en tu vida.

Puede que no tengas una segunda oportunidad. Aunque algunas personas estarían dispuestas a darle a Sonia una segunda oportunidad, la vida no siempre funciona así. A veces, no puedes enmendar tus errores.

Comparte esta historia con tus amigos. Podría alegrarlos el día e inspirarlos.

Este relato está inspirado en la historia de un lector y ha sido escrito por un redactor profesional. Cualquier parecido con nombres o ubicaciones reales es pura coincidencia. Todas las imágenes mostradas son exclusivamente de carácter ilustrativo. Comparte tu historia con nosotros, podría cambiar la vida de alguien. Si deseas compartir tu historia, envíala a info@amomama.com.

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