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Una juguetería | Foto: Shutterstock
Una juguetería | Foto: Shutterstock

Niña pobre y sucia toma una muñeca del estante de la tienda, pero el guardia se la arrebata de las manos - Historia del día

Guadalupe Campos
03 nov 2021
23:40

Una niña vestida con ropas gastadas entró a una juguetería cara y todos la miraron con sospecha. Solo una vendedora amable entendió su misión.

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Tan pronto como Jorge Peralta vio a la niña entrar al local, supo que ella estaría en problemas. En primer lugar, estaba sola, y ningún niño entra sin sus padres a la juguetería León Regalón. Para más, era evidentemente una niña pobre.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

Era uno de los días más fríos del invierno, pero la niña, que no tendría más de 7 u 8 años, llevaba apenas un rompevientos viejo de otoño sobre un suéter gastado que le llegaba a las rodillas, jeans y zapatillas de lona que habían conocido días mejores. Era evidente que no tenía dinero para gastar en juguetes caros como los que allí se vendían. Pensó que estaría allí para robar.

Jorge se puso detrás de la niña y empezó a seguirla en silencio. La señorita Nadales, encargada del local, se acercó a él y le llamó la atención sobre la "chiquita ladrona".

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"La estoy siguiendo, sí", dijo él. "No se preocupe, no podrá robar nada".

"Más vale, que si no después nos descuentan de nuestros bonos", comentó.

A cada paso que daba, la pequeña llamaba la atención y cosechaba ceños fruncidos y sospechas. Se paró junto a otra niña y juntas admiraron una misma muñeca, pero la madre enseguida alejó a su hija.

"Mily, aléjate de esa niña, no vaya a ser que te contagie los piojos", dijo la mujer, sin preocuparse por el hecho de que la pequeña la estaba escuchando también.

A la nena de las ropas viejas no pareció importarle. Se dio media vuelta y siguió recorriendo con ojos atentos, buscando algo. "¿Qué podrá estar buscando?", se preguntó Jorge. La niña debía haber visto ya todos los juguetes de la tienda, pero seguía negando con la cabeza.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Unsplash

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Unsplash

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Nada parecía cerrarle. Miró con el mismo gesto juguetes de cientos de dólares y otras muñecas que costaban uno o dos dólares. Jorge empezaba a impacientarse.

Finalmente, la niña gritó: "¡Eres tú!", y corrió a una batea repleta de muñecas iguales. A Jorge ni siquiera le parecían muñecas bonitas: tenían el rostro plano y los pies grandes. Pero la niña estaba encantada.

Bajó cuidadosamente una muñeca en su caja de regalo. "Te encontré", dijo, "y ahora todo estará bien". Jorge pensó que era evidente que se echaría a correr, así que se adelantó y le quitó el juguete de las manos.

"¿Adónde cree que va, señorita?", le dijo. La niña lo miró y sonrió.

"Hola, señor. ¡Voy a comprar esa muñeca para mi hermana! Vengo ahorrando hace tiempo, ¡y ahora la encontré a ella!".

"¿Ella? ¿Quién, tu hermana perdida?".

La niña negó con la cabeza. "No, no, mi hermana perdió su muñeca y después se enfermó así que ahora la tengo que comprar para que se mejore".

"Ah", Jorge se aclaró la garganta. "Bueno, dado que es una misión especial, te llevaré a la caja así me aseguro de que todo vaya bien, ¿te parece?".

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Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

La niña le sonrió. "¡Gracias, es muy amable de su parte!".

Jorge fue hasta la caja con la niña. "Hola, Dina", le dijo a la vendedora. "Tenemos una clienta especial que quiere comprar una muñeca".

Le dio la muñeca a la cajera, y ella le sonrió a la niña. "¿Cómo te llamas, cariño?", preguntó.

"Nora", dijo la nena. "Quiero esa muñeca para mi hermana, por favor. Llevo seis meses ahorrando, ¡y ahora tengo cinco dólares! Sé que es un montón, pero ella necesita la muñeca para mejorare".

Dina escaneó el código de barras y miró el precio en pantalla: $25. Luego miró el montón de monedas entre las manos de la niña.

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"¿Tu hermana está enferma?", le preguntó.

Nora asintió. "Lleva un montón de tiempo así, sí. Está en el hospital, perdió todo el pelo y mamá dice que necesita cosas que la pongan contenta. Así que pensé que si le encontraba una muñeca como la que perdió se pondría feliz".

Dina empujó el nudo en su garganta con un trago de té. "Bueno, linda, entonces tienes suerte porque por esta vez hay un descuento y la muñeca está cinco dólares".

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Unsplash

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Unsplash

La cajera imprimió el ticket, tomó las monedas de la niña, y con disimulo completó los veinte dólares faltantes de su bolsillo. Luego envolvió el regalo, y la niña se marchó feliz con la bolsa de juguetería.

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"¿Acabas de reventar 20 dólares en una nena piojosa que no vas a volver a ver?", preguntó la señorita Nadales, acercándose a la caja.

"No", dijo Dina. "Acabo de darle a una chiquita que lo necesitaba un poco de esperanza y de fe en la humanidad. Es lindo dar una mano, alguna vez debería hacer la prueba".

Aquella noche, la hermana de Nora se emocionó hasta las lágrimas al sacar la muñeca de su paquete. Por primera vez en mucho tiempo, tuvo una noche de buen sueño, abrazada a su juguete nuevo.

¿Qué podemos aprender de esta historia?

  • Un gesto amable puede significar más de lo que imaginas en la vida de un extraño. Dina nunca pudo saber la diferencia que hizo su gesto con Nora y su hermana.
  • No juzgues a las personas por su apariencia sin saber por lo que están pasando. Jorge, la encargada y los clientes supusieron que Nora era una ladrona solo por su ropa, y se equivocaban.

Comparte esta historia con tus amistades. Puede alegrarles el día y serles de inspiración.

Este relato está inspirado en la vida cotidiana de nuestros lectores y ha sido escrito por un redactor profesional. Cualquier parecido con nombres o ubicaciones reales es pura coincidencia. Todas las imágenes mostradas son exclusivamente de carácter ilustrativo. Comparte tu historia con nosotros, podría cambiar la vida de alguien. Si deseas compartir tu historia, envíala a info@amomama.com.

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