Viuda anciana encuentra flores en su puerta cada semana y no tiene idea de quién son - Historia del día

Meses después de la muerte de su marido Alberto, Viviana empezó a recibir sus flores favoritas cada semana. Ninguno de sus hijos o nietos se las había enviado, así que instalaron una cámara de vigilancia para averiguar quién lo había hecho. Pero la verdad cambió a toda su familia.

Alberto y Viviana vivieron en Madrid durante sus 55 años de matrimonio. Alberto murió por causas naturales a los 86 años y a ella se le rompió el corazón. Por suerte, tenía una gran familia que le hacía compañía.

La pareja tuvo tres hijos, seis nietos y su primer bisnieto nació unos meses antes de la muerte de Alberto. Viviana sabía que había tenido una vida llena de amor, así que su corazón estaba tranquilo a pesar de lo mucho que echaba de menos a su esposo.

Unos meses después del fallecimiento, ella regresó a casa luego de haber ido a la iglesia y encontró un ramo de sus flores favoritas en la puerta. "¡Oh, no son estas las rosas más exquisitas!", dijo Viviana tras recogerlas.

Llamó a su hija Miriam y ella le dijo que no se las había enviado. También le preguntó a sus otros dos hijos, Andrés y Luis, pero ellos tampoco lo hicieron. Todos prometieron preguntar a sus hijos para ver si alguno de ellos lo había hecho.

Después de unas cuantas llamadas, nadie en la familia pudo averiguar quién lo había hecho. "Lo siento, mamá. Ninguno de mis hijos lo hizo. Pero Gina dijo que una vez vio una película en la que un anciano daba instrucciones a una floristería para que enviara flores a su mujer después de su muerte", dijo Miriam.

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"¿Crees que tu padre hizo eso?", preguntó Viviana.

"No lo sé, pero recuerdo que papá siempre te compraba flores en la misma tienda. No estaría de más preguntarles", sugirió Miriam. Así que Viviana llamó a la floristería a la que acudían, pero no tenían ese pedido de Alberto.

Volvió a llamar a Miriam, pero su hija Gina no tenía otra idea. "Bueno, mamá. Quizá algún amable desconocido haya enviado un ramo al azar. Disfruta de ellos".

Viviana apartó su mente de ese asunto el resto la semana y continuó con su vida. Sin embargo, otro ramo la esperaba en la puerta de su casa cuando volvió de misa el domingo siguiente.

"Es raro, Miriam. ¿Y si es un asqueroso o uno de esos acosadores sobre los que he leído?", dudó.

"Deja de ver documentales de crímenes, mamá. No es nada de eso. Solo disfruta de las flores", dijo Miriam, exasperada. No creía que su madre debiera preocuparse por las flores. Pero los ramos seguían llegando todos los domingos, y Viviana necesitaba saber qué estaba pasando.

"Bien, abuela. Te he comprado esta cámara para la puerta de casa. Graba quién viene llega y tal", explicó Isa, la otra hija de Miriam, cuando vino a visitar a su abuela. Ella misma instaló la cámara y esperaron a ver qué pasaba.

Ese domingo, vieron a un hombre extraño con un ramo de flores. Los dejó en el porche de la casa y huyó. "Qué raro, abuela. Es un hombre joven", dijo Isa cuando revisó las imágenes.

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"¿Ves? Es raro. Le dije a tu madre que todo esto era raro, pero ella no cree que sea para tanto", respondió Viviana.

"Creo que puede ser solo un repartidor. No creo que sea él quien envíe las flores, aunque no lleva uniforme", observó Isa. "Esperemos a ver si vuelve a aparecer".

Y así fue. El hombre venía todos los domingos a la misma hora para entregar las flores. Finalmente, Viviana se hartó y decidió no asistir a la iglesia para atraparlo. Esta vez, Isa y su otro nieto Jesús, se quedaron con ella por si acaso.

Estaban viendo las imágenes de la cámara en directo cuando apareció el hombre. Jesús corrió hacia la puerta, la abrió y el sujeto huyó. Jesús lo persiguió mientras Isa se quedó con Viviana.

Jesús lo atrapó antes de que pudiera escapar y lo llevó de vuelta a la casa de su abuela. "¿Quién eres, joven? ¿Por qué has estado entregando flores aquí todas las semanas?", preguntó Viviana con severidad.

"Señora Hernández, es difícil de explicar. Me llamo Michael, y su marido era mi abuelo", comenzó el chico.

"¿Qué? ¿Estás loco? Conocemos a todos nuestros primos. No hay manera", advirtió Jesús enfadado.

"Sé que es difícil de aceptar. Por lo que sé, el abuelo Alberto tuvo una aventura justo antes de casarse. Mi abuela no supo que estaba embarazada hasta meses después. Entonces crio a mi madre sola. Pero hace unos años me puse en contacto con el abuelo", afirmó Michael.

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"Formamos un buen vínculo. Me habló de tu familia y quería presentarme a ustedes. Pero el momento nunca fue el adecuado. La última vez que hablé con él, me dijo que si pasaba, esperaba que le comprara flores, como disculpa por no haberles dicho la verdad antes."

"No puedo creerlo", susurró Isa. Jesús negó con la cabeza. Pero Viviana sabía que el chico decía la verdad. Tenía el mismo aspecto que Alberto cuando se casaron.

"Eres la viva imagen de mi difunto marido. ¿Crees que podría conocer a tu abuela?", preguntó Viviana. Tenía algunas preguntas para la mujer.

"Lo siento. Mi abuela y mi madre murieron en un accidente de carro cuando yo tenía 20 años. Por eso recurrí al abuelo. No me quedaba ninguna familia", reveló Michael.

"Oh, querido. Lo siento. En ese caso, me alegro de que hayas podido conocer a Alberto. Era un hombre de familia. Puede que esto sea un shock para nosotros, pero los demás querrán conocerte", aseguró Viviana.

Toda la familia se sorprendió al enterarse de la aventura del abuelo Alberto, pero acogieron a Michael ante la insistencia de Viviana. Hicieron una fiesta en la que todos pudieron conocerlo. Michael también les presentó a su mujer y a su hijo pequeño.

"Mamá, ¿cómo puedes estar tan tranquila con esto?", preguntó Miriam en la reunión.

"Oh, cariño. La vida es tan corta. Si hubiera descubierto este incidente hace años, quizá me habría enfadado. Pero ahora, me alegro de tener más gente a la que querer. Además, siguió los deseos de tu padre para hacerme feliz. Eso te dice la clase de hombre que es", compartió Viviana.

Al final, Michael formó un hermoso vínculo con la mayoría de sus primos, que rondaban su edad. Su tía y sus tíos tardaron un poco más en aceptarlo, pero lo hicieron.

Lo más sorprendente es que Michael sentía debilidad por Viviana. Siguió llevándole flores todos los domingos, y la anciana le invitaba a tomar el té siempre.

¿Qué podemos aprender de esta historia?

• Cuando se es mayor, es más fácil ver la realidad: Sus hijos y nietos no lo entendían al principio, pero Viviana sabía que todos serían más felices tras aceptar a Michael.
• No guardes secretos: Alberto debería haberle contado a su mujer lo de Michael en cuanto se enteró. Pero murió antes de poder decir nada.

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