Niño pobre paga pasaje de autobús de una mujer con un bebé, luego su madre recibe $1 millón - Historia del día
Cuando el pequeño Nicolás vio que el conductor del autobús les pedía a Sandra y a su bebé que se bajaran porque no tenían suficiente dinero para pagar el pasaje, intervino y los ayudó. Unos días más tarde, ella devolvió la generosidad del pequeño haciendo algo inesperado.
Sandra Andrade tuvo que pasar la noche en casa de su amiga Beatriz, tras huir de su marido maltratador, José. La madre de Sandra, la señora Andrade, siempre le había advertido sobre él, pero ella era joven y frívola y solo se dio cuenta de lo horrible que era después de casarse.
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La Sra. Andrade se quedó en la misma ciudad que Beatriz, pero Sandra no tuvo el valor de enfrentarse a su madre después de haber fracasado en su matrimonio.
Un día, recibió una llamada donde le informaban que su mamá había sufrido un ataque y estaba siendo trasladada al hospital.
Al colgar el teléfono, la mujer envolvió a su hija Ana en una manta y salió corriendo por la puerta, dejando su cartera.
Estaba nevando y tenía que ir a la parada de autobús cercana a la casa de Beatriz. Sandra llegó a la parada justo cuando el autobús estaba a punto de salir.
Se apresuró para subir al vehículo y cuando estaba a punto de tomar asiento, el conductor la detuvo bruscamente. "Disculpe, señora. Se ha olvidado de pagar el pasaje".
"Oh, lo siento, deme un minuto", se disculpó Sandra y empezó a buscar su bolso, pero cuando metió la mano en él, descubrió que le faltaba la cartera.
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Sandra revisó sus bolsillos para ver si guardaba algo de dinero en ellos, pero también estaban vacíos. Mientras tanto, el conductor del autobús se impacienta. "¿Podría darse prisa, por favor? Las carreteras están resbaladizas y no puedo conducir rápido porque está nevando", declaró con rotundidad.
Sandra levantó la mirada de su bolso. "Lo siento, he dejado la cartera en casa".
El conductor del autobús la miró con severidad. "Lo siento, no puedo permitirle viajar entonces. BÁJESE DEL AUTOBÚS".
"¡No, por favor!", suplicó Sandra. "Tengo un bebé conmigo y hace mucho frío. Además, mi madre ha sido hospitalizada. Le prometo que cuando llegue al hospital, haré que alguien le pague".
El conductor estalló en carcajadas. "Buen intento, señora, mucha gente se ha inventado historias como esa y se ha salido con la suya sin pagar el pasaje. No soy un tonto".
Abatida, Sandra recogió su bolso del asiento y bajó del autobús, preparándose para el frío. Pero justo en ese momento, una voz la detuvo. "Yo le pagaré el pasaje. Por favor, no les digas que se vayan".
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Sandra se dio la vuelta y vio a un chico mal vestido de pie. "Por favor, entre, señora. Yo pagaré el pasaje".
"Gracias, niño", expresó Sandra mientras tomaba asiento. "Por cierto, ¿cómo te llamas?".
"¡Soy Nicolás!", respondió alegremente. "Sabe que no necesita darme las gracias. Mi madre dice que si tienes los medios para ayudar a alguien, ¡siempre debes hacerlo!".
"Tu madre tiene razón, Nicolás", manifestó Sandra con una sonrisa. "¿Por qué viajas solo?".
"Oh, estoy volviendo de casa de mi abuela", explicó el chico. "Estaba enferma, así que mamá me dijo que le diera la medicina. Parece que mi parada está aquí, así que me bajaré ahora. Adiós".
"¡Espera un segundo, Nicolás!" Dijo Sandra. "¿Puedes darme tu dirección, por favor? Quiero conocer a tu madre y darle las gracias".
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"¡Claro!" Nicolás sonrió y dio su dirección antes de marcharse.
Al día siguiente, Sandra fue a la dirección que le había dado Nicolás y su corazón se hundió al descubrir una pequeña casa de dos habitaciones que se estaba desmoronando.
Comprobó dos veces la dirección en un momento dado, pensando que se había equivocado, pero no fue así. Llamó a la puerta y Nicolás la abrió. "¡Oh, es usted! Alguien ha venido a verte, mamá". Nicolás se apresuró a entrar para llamar a su madre.
Pronto, Sandra observó a una frágil mujer en el interior de la casa. No era tan vieja, pero las ojeras en su rostro y las mejillas hundidas indicaban que lo estaba pasando mal.
Sandra ya estaba preocupada por la situación de Nicolás y cuando se enteró de que el padre del niño los había abandonado después de que su madre quedara embarazada, no pudo contenerse para ayudarlos.
Esa noche, en su casa, Sandra creó una página de GoFundMe para recaudar fondos para la madre y el hijo, y luego solicitó la ayuda de su amiga Beatriz, una famosa bloguera con millones de seguidores en Instagram.
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Beatriz grabó un video en directo en su página, narrando la historia de Nicolás y su madre, generando no solo un importante número de manos amigas, sino un millón de dólares en solo tres días. Es más, el dinero siguió fluyendo incluso después.
Cuando Sandra le entregó el cheque a la madre de Nicolás al final de la semana, no podía dejar de llorar. Afortunadamente, con ese dinero, ella y su hijo pudieron finalmente mudarse a una casa mejor, y Nicolás, que nunca había podido ir a la escuela, pudo completar su educación.
¿Qué podemos aprender de esta historia?
- Sé amable y ayuda a los demás, como Nicolás ayudó a Sandra.
- La bondad engendra bondad: Nicolás ayudó a Sandra sin esperar nada a cambio, y la mujer le devolvió su generosidad ayudándole económicamente.
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Este relato está inspirado en la vida cotidiana de nuestros lectores y ha sido escrito por un redactor profesional. Cualquier parecido con nombres o ubicaciones reales es pura coincidencia. Todas las imágenes mostradas son exclusivamente de carácter ilustrativo. Comparte tu historia con nosotros, podría cambiar la vida de alguien. Si deseas compartir tu historia, envíala a info@amomama.com.