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Mujer caminando bajo la lluvia | Fuente: Shutterstock
Mujer caminando bajo la lluvia | Fuente: Shutterstock

Hijos mimados echan a su madre después de la muerte de su padre - Historia del día

Diego Rivera Diaz
21 nov 2021
12:45
Imagen con fines ilustrativos. | Fuente: Shutterstock

Imagen con fines ilustrativos. | Fuente: Shutterstock

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Christina malcrió a sus hijos toda la vida, hasta que un día se aprovecharon de su bondad. Los niños echaron a su madre de la casa, pero luego ella les dio una buena lección.

Christina y Gilberto hicieron todo lo posible para mantener a sus dos hijos, Manuel y Antonio. Mientras Gilberto los crio en un ambiente estricto, Christina no pudo evitar ceder a todos los caprichos de sus hijos.

Durante las visitas al centro comercial, los niños hacían berrinches para conseguir lo que querían y, casi siempre, Christina cedía incluso si no tenía el dinero. Amaba mucho a sus chicos.

Hermanos consentidos. | Foto: Shutterstock

Hermanos consentidos. | Foto: Shutterstock

Pero en algún momento, Manuel y Antonio se aprovecharon del amor y la bondad de su madre. Cuando Manuel cumplió 18 años, le exigió un auto a su padre, pero Gilberto dijo:

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“¿Qué te da derecho a exigirme eso? Si lo deseas, trabaja para conseguirlo".

Manuel continuó respondiendo, pero Christina intervino y afirmó que le daría su propio auto antes de que la situación empeorara. A Gilberto nunca le gustó que su esposa mimara a sus hijos, pero no podía hacer nada al respecto.

Luego, preguntó cómo su esposa iría y volvería del trabajo, a lo que ella respondió: "Simplemente tomaré el metro. No es un trayecto demasiado largo". Pronto, su otro hijo, Antonio, decidió casarse y llevó a su esposa a casa.

Gilberto no estaba satisfecho con eso y le dijo a su hijo que él y su esposa no podían vivir con ellos. "Como adulto, debes trabajar y mantener a tu familia, no vivir de tus padres", dijo.

Antonio buscó la ayuda de su madre y, como siempre, ella lo calmó y habló con su esposo. Dos años más tarde, cuando Christina ya tenía 58 años, Gilberto falleció de un infarto.

Imagen con fines ilustrativos. | Fuente: Shutterstock

Imagen con fines ilustrativos. | Fuente: Shutterstock

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Su esposa estaba desconsolada y devastada, pero al menos no estaba sola. Al poco tiempo, Manuel se casó y trajo a su nueva pareja a la casa de la familia. Aunque tenían casa llena, a Christina le encantaba tener tanta compañía.

Pero a medida que pasaba el tiempo, Christina comenzó a sentirse como una invitada no deseada en su propia casa. Las esposas de sus hijos hacían lo que querían sin preguntar. La esposa de Manuel hasta le dijo que se hiciera a un lado.

Algunos años después, cuando sus hijos se convirtieron en padres, las cosas empeoraron. No había espacio para todos, y ambas esposas querían que Christina se fuera de la casa. Y los ingratos de sus hijos cedieron al poco tiempo.

Manuel y Antonio le dijeron que se mudara a un hogar de ancianos. Christina estaba muy lejos de ser una anciana senil, enferma y dependiente, pero sus hijos igual le dijeron que pronto se uniría a Gilberto en el más allá.

“Lo sentimos, mamá, pero ahora tenemos nuestras propias familias y la casa está demasiado llena. Te tienes que ir”, dijo Manuel.

Christina ya no tenía fuerzas para seguir luchando contra sus hijos y sus esposas. Decidió simplemente tomar el poco dinero que tenía en sus ahorros y mudarse a otra ciudad.

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Un gélido día de invierno, entró a un restaurante y pidió una bebida caliente. La camarera le trajo una taza de café y, para su sorpresa, un plato con una rebanada de pastel, y le dijo que disfrutara la comida.

Imagen con fines ilustrativos. | Fuente: Shutterstock

Imagen con fines ilustrativos. | Fuente: Shutterstock

Christina le dijo que no había pedido el pastel, y que no tenía dinero para pagarlo. Pero la amable mujer respondió que era de cortesía. Minutos después, la camarera, María, se sentó y tuvo una buena charla con Christina.

Tras enterarse de lo sucedido, María le ofreció un lugar donde quedarse, y un trabajo sencillo para llegar a fin de mes. Christina aceptó con gusto, y poco a poco, se fueron haciendo muy unidas.

Un día, le preguntó a María qué la había llevado a apiadarse de ella. "¿Por qué me ayudaste a mí, una desconocida?", preguntó Christina.

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“Me recuerdas a mi mamá, y nunca permitiría que mi mamá vagara por las calles con hambre”, respondió María. La amabilidad de la joven le dio a Christina la fuerza para luchar por lo correcto. Poco después, buscó la ayuda de un abogado.

El abogado dijo que los hijos de Christina no tenían derecho a echarla de la casa, ya que Gilberto se la dejó en su testamento. Entonces, Christina decidió redactar su propio testamento.

En el documento, le dejó su casa y su automóvil a María. Años más tarde, Christina murió. Y cuando María se presentó con su abogado a exigir su herencia, sus hijos quedaron consternados y enojados.

Imagen con fines ilustrativos. | Fuente: Shutterstock

Imagen con fines ilustrativos. | Fuente: Shutterstock

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¿Qué podemos aprender de esta historia?

  • A veces, los extraños pueden cambiar tu vida. Christina nunca se imaginó que una camarera desconocida se convertiría en la única persona en valorarla como ser humano.
  • Malcriar a los hijos tiene consecuencias. Manuel y Antonio siempre recibieron todo lo que quisieron de su madre, pero jamás aprendieron a apreciarla.

Comparte esta historia con tus amigos. Podría inspirarlos y alegrarles el día.

Este relato está inspirado en la historia de un lector y ha sido escrito por un redactor profesional. Cualquier parecido con nombres o ubicaciones reales es pura coincidencia. Todas las imágenes mostradas son exclusivamente de carácter ilustrativo. Comparte tu historia con nosotros, podría cambiar la vida de alguien. Si deseas compartir tu historia, envíala a info@amomama.com.

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