Mujer mayor se sienta sola en el frío: todos la ignoran, excepto un niño valiente - Historia del día
Todos los que conocían a Marta preferían ignorarla, debido a lo que se rumoraba sobre ella. Sin embargo, su solitaria vida cambió el día que un niño se le acercó.
Marta era una mujer peculiar y ella lo sabía, al igual que todos los que residían en el pintoresco pueblecito al que se mudó, cuando quiso comenzar de nuevo.
Cuando llegó a la ciudad, evitó socializar con los pobladores. Con el tiempo, estos siguieron su ejemplo y dejaron de hablarle
Imagen con fines ilustrativos. | Fuente: Pexels
"Es una snob", susurraban mientras ella fingía no escucharlos.
Marta era muy consciente de cómo la veían sus vecinos, pero no se preocupaba por ello. Preferiría pasar desapercibida, así nadie la molestaría.
No es que Marta odiara a la gente, al contrario, siempre había sido una persona sociable, hasta que la tragedia tocó a su puerta y perdió a su familia.
Cuando tenía 40 años sus dos hijos y su marido murieron en un incendio. Lo peor de todo, es que ella se convirtió en la principal sospechosa.
Tras ser acusada, le costó mucho poder demostrar su inocencia. Sin embargo, cuando lo hizo fue demasiado tarde. Todos sus amigos y familiares siguieron creyendo que era culpable.
Una vez que absuelta por el tribunal, Marta decidió mudarse a un nuevo lugar para empezar de nuevo. Pese a que solo le quedaban unos escasos ahorros, tras pagar los honorarios de su abogado.
Así fue como llegó al pequeño pueblo en la que ahora vivía. Era bonito y tranquilo, dos cosas que le gustaban a Marta, por lo que decidió quedarse.
Al principio, alquiló un apartamento donde pasó varias semanas. Luego, se mudó a la propiedad de una mujer entrometida llamada Diana.
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Diana se enorgullecía de ser encargada de hacer rodar los chismes frescos por el pueblo. Debido a esto, se entusiasmó mucho cuando Marta se le acercó para alquilar una habitación.
"Claro que tengo un sitio para ti", dijo. Luego condujo a Marta a un cuarto de tamaño medio con una decoración pobre.
"Gracias", expresó Marta. Diana esperó que le dijera algo más, pero cuando quedó claro que no lo haría, la mujer preguntó:
"¿Es usted una fugitiva?".
"¿Qué?", respondió Marta.
"Bueno, la gente comenta que eres reservada y que casi nunca hablas. Eso crea suspicacias", contestó Diana con descaro.
"Estoy segura de que al final descubrirás si lo soy o no", expresó Marta, con una sonrisa irónica en sus labios.
La viuda pasó dos semanas en su nueva residencia antes de que Diana la echara. Estaba molesta porque su inquilina era demasiado reservada.
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Entonces Marta se quedó sin un sitio donde vivir, ya que nadie más en el pueblo la recibiría. Tampoco podía marcharse debido a que no tenía dinero.
Luego, llegó el invierno y la época de las fiestas. La nieve había comenzado a caer y mientras todos disfrutaban, Marta se concentraba en tratar de sobrevivir.
Dormía donde hallaba refugio y comía todo lo que era encontraba. Fue así como se convirtió en una indigente. A veces dormía en la iglesia del pueblo y otras en refugios improvisados que hacía con cajas.
Un día, sentada en un banco, se quedó helada pensando en cómo su vida había cambiado tan rápidamente. Perdida en sus pensamientos, no se dio cuenta de que la nieve la había cubierto hasta parecer un gran muñeco de nieve.
La imagen llamó la atención del joven Teodoro, que estaba en un coche con sus padres. Era un niño peculiar. Sus padres habían hecho todo lo posible para que hablara desde que nació.
"No le pasa nada", les dijo el médico luego de que el chico se negara a llorar, incluso tras recibir unos azotes. "Solo tienen que darle tiempo y las cosas volverán a la normalidad".
Habían pasado cinco años desde entonces y nada había cambiado. Teodoro seguía sin pronunciar una sola palabra. Sus padres comenzaron a aceptar que quizá nunca le oyeran hablar.
Sin embargo, todo cambió el día menos esperado. Los tres retornaban a su casa, en las afueras de la ciudad, cuando el niño se fijó en la mujer y señaló a sus padres.
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"¿Qué pasa Teo?", preguntó su madre, curiosa por saber qué hacía que su hijo, típicamente reservado, se sintiera tan alterado.
Él volvió a señalar a Marta, por lo que sus papás se miraron, se encogieron de hombros y luego detuvieron el coche a unos metros de la mujer.
Sorprendentemente, ella cobró vida en cuanto sus ojos se dirigieron al pequeño que ahora estaba frente a ella.
El niño le recordaba a su hijo fallecido e inmediatamente se le saltaron las lágrimas. "No pasa nada", gruñó el niño, poco acostumbrado a pronunciar palabras, pero muy consciente de cómo se hacía.
Sus padres se quedaron asombrados por lo que habían oído y enseguida quisieron saber más sobre la mujer que había conseguido que su hijo hablara.
"¿Cómo lo has hecho?", le preguntó el hombre.
"¿Hacer qué?", dijo Marta mientras se secaba las lágrimas.
"Nunca habla", expresó la madre de Teodoro, todavía sorprendida.
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"Ahora lo hace", respondió Marta con una suave sonrisa.
Llenos de esperanza, los padres de Teodoro acogieron a Marta y le dieron trabajo como niñera de su hijo. Con su ayuda, el niño empezó a hablar.
Lo hacía tan a menudo que a cualquiera le costaría creer que había permanecido en silencio durante sus primeros cinco años de vida. Marta se quedó con la familia del niño, cuidando de él. Con el tiempo, se convirtió en un miembro fundamental de la misma.
¿Qué aprendimos de esta historia?
- Hay que respetar los límites establecidos por otras personas: A Marta le afectó la tragedia que sufrió por lo que decidió mudarse. Sin embargo, el cambio fue difícil para ella, ya que la gente del pueblo a donde llegó no fue amigable. Ninguno de ellos quería respetar sus límites y por eso decidieron darle la espalda. Podrían haberle facilitado la vida simplemente respetándola y dejándola decidir cuándo involucrarse con la comunidad.
- No juzgues a la ligera: Cuando se sospechó que Marta había matado a su propia familia y sus amigos se apresuraron a tacharla como la autora del crimen, a pesar de que la policía solo sospechaba de ella. Esta fue una de las razones por las que huyó. Es mejor no juzgar a las personas sin antes darles el beneficio de la duda.
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Este relato está inspirado en la vida cotidiana de nuestros lectores y ha sido escrito por un redactor profesional. Cualquier parecido con nombres o ubicaciones reales es pura coincidencia. Todas las imágenes mostradas son exclusivamente de carácter ilustrativo. Comparte tu historia con nosotros, podría cambiar la vida de alguien. Si deseas compartir tu historia, envíala a info@amomama.com.