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Una casa | Foto: Shutterstock
Una casa | Foto: Shutterstock

Millonario que finge ser pobre invita a la chica de sus sueños a casa vieja y le pide matrimonio - Historia del día

Mayra Pérez
24 dic 2021
22:45

Un millonario pone a prueba a su hermosa novia al invitarla a una casa vieja en ruinas y pedirle que se case con él.

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Andrés había crecido en un hogar infeliz. Su madre se había casado con su padre por su dinero, y una vez que tuvo un hijo, consideró que había cumplido con su deber.

El joven había visto la tristeza de su padre al estar con una mujer que no lo quería. Por eso, estaba decidido a no casarse nunca con una cazafortunas. Quería que su vida fuese diferente.

Imagen con fines ilustrativos | Foto: Getty Images

Imagen con fines ilustrativos | Foto: Getty Images

Estudió en Inglaterra y luego hizo su posgrado en Australia, por lo que cuando regresó a su hogar nadie lo reconocía, excepto su padre y su abuela. Andrés era nuevo en la ciudad y nadie sabía que era el hijo de Daniel Hernández, el único heredero de Industrias H&K.

En cuanto a su madre, hacía mucho que se había divorciado de su padre y se había vuelto a casar. No tenía contacto con su hijo.

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“Papá”, dijo Andrés, “estaba pensando... ¿Qué tal si empiezo a trabajar en la empresa?”.

Daniel estaba encantado con la idea. “¡Eso me gustaría mucho!”, respondió. “Puedes empezar como vicepresidente de marketing…”

“¡No!”, dijo Andrés. “Quiero empezar desde abajo e ir ascendiendo y no quiero que la gente sepa que soy el hijo del jefe. Contrátame como pasante en el departamento de marketing”.

Daniel frunció el ceño. “¿Estás seguro? ¡La paga no es muy buena!”.

Andrés sonrió. “¡No es problema! Todavía puedo vivir en casa, ¿no?”. Daniel sonrió y lo abrazó con alegría.

Entonces Andrés salió y se compró un modesto auto de segunda mano y un guardarropa a la altura del salario de un pasante.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Unsplash

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Unsplash

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Empezó a trabajar en la empresa de su padre y le encantaba. Se hizo amigo de muchos de sus compañeros de trabajo, y especialmente de otra pasante, una dulce chica llamada Cynthia, quien rápidamente se convirtió en su mejor amiga.

Entonces, un día, Andrés salió a correr y pasó frente a un Starbucks. Allí se tropezó con una chica que no lo vio y sucedió lo inevitable: el café de ella voló por los aires y cayó sobre Andrés.

“Ay Dios mío”, gritó avergonzada. “¡Lo siento mucho!”.

“Está bien”, dijo Andrés, y luego quedó perplejo. Era la mujer más hermosa que había visto en su vida.

Ella parecía preocupada. “¿Estás bien?”, le preguntó.

Andrés siguió mirándola y dijo: “Eres la mujer más hermosa que he visto en mi vida, por favor, tómate un café conmigo”. La chica, cuyo nombre era Linda, se echó a reír y aceptó su invitación. Muy pronto se hicieron novios.

Él estaba locamente enamorado de Linda y estaba seguro de que ella era la mujer indicada. Se lo dijo a su abuela, pero esta frunció el ceño. “Cariño, una cara bonita no garantiza un buen corazón”, dijo.

“Abuela”, protestó Andrés. “Linda cree que soy pasante en Industrias H&K, ¡no sabe quién soy!”.

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“Andrés”, dijo la abuela. “¡Tú tampoco sabes quién es ella!”.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Unsplash

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Unsplash

Él lo pensó mucho e incluso habló con Cynthia sobre Linda. “Fui a la escuela secundaria con ella”, recordó Cynthia. “Ella es hermosa... y ambiciosa”.

“Yo también”, respondió Andrés enfadado, por lo que Cynthia no dijo una palabra más. Podía ver que su amigo estaba enamorado de Linda, pero conocía muy bien a su excompañera de clase. ¡Linda nunca se conformaría con un pasante pobre!

Andrés hizo un plan. Compró un diamante de cinco quilates y alquiló una casa vieja y destartalada en un barrio pobre y decente. Luego llamó a Linda y le dijo que tenía una sorpresa para ella.

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Mientras esperaba que llegara, Andrés encendió un centenar de velas en el comedor y esparció pétalos de rosa por el suelo. Era el escenario perfecto para una propuesta romántica.

Al entrar, Linda miró a su alrededor con disgusto. Las velas y los pétalos de rosa no podían disimular el descuido de los muebles...

Entonces Andrés sacó su anillo y se lo mostró a Linda. “Cariño”, dijo, “te amo, quiero pasar el resto de mi vida contigo. ¿Quieres casarte conmigo?”.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Unsplash

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Unsplash

Linda miró a Andrés con incredulidad. “¿Casarme contigo? ¿Hablas en serio?”.

“Muy en serio, mi amor”, sonrió.

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Linda se burló. “¿Crees que este agujero de ratas es a donde pertenece una chica como yo? ¿Habla en serio? Pensé que te habías dado cuenta de que solo estábamos pasando el rato, Andrés, eso es todo!”.

“Escucha, Linda”, dijo Andrés, poniéndose de pie, “sé que mereces algo mejor…”

“¡Claro que merezco algo mejor! ¡Y el anillo!”, dijo. “¿Qué es eso? ¿La baratija más grande que pudiste encontrar? Cuando me case, será con un hombre adinerado, ¿entiendes?”. Entonces agarró sus cosas y se fue, dejando a Andrés destrozado.

Los días siguientes, Cynthia pudo ver que algo andaba mal con su amigo. Ya no sonreía ni bromeaba, bajó de peso y se veía desconsolado. “Andrés”, dijo con suavidad. “Ella no lo vale”.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Unsplash

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“¿Qué?”, preguntó él. “¿Qué quieres decir?”.

“Linda”, explicó Cynthia. “Quería decírtelo, pero estabas tan enamorado... Verás, Linda siempre se jactaba en la secundaria de que se casaría con un millonario. Sabía que no le interesabas…”

“¡Cállate!”, le gritó Andrés. “No quiero escucharte. ¿Crees que eres mi amiga? ¡Ni siquiera me conoces!”.

Cynthia se sorprendió por su reacción y salió de la oficina. Tan pronto como ella se fue, Andrés lamentó su arrebato. La llamó y le envió mensajes de texto, pero ella no contestó.

De camino al trabajo a la mañana siguiente, Andrés compró un enorme ramo de flores para Cynthia. Cuando llegó a la oficina, ella no estaba allí.

Le preguntó a su supervisor dónde estaba su compañera y él le dijo que había pedido que la transfirieran a otro departamento. Andrés estaba devastado. ¡Había herido a su única amiga verdadera!

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Unsplash

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A medida que pasaban las semanas, extrañaba a Cynthia cada vez más. Recordó lo mucho que se divertían y lo dulce y amable que ella era con él. Decidió recuperarla.

Fue hasta la casa de Cynthia, tocó la puerta y esperó nerviosamente hasta que ella abrió. “Lo siento”, dijo. “Por favor, perdóname. Vuelve a ser mi amiga”.

Cynthia negó con la cabeza. “No, Andrés, no puedo. Verás, cuando empezaste a salir con Linda, me di cuenta de que estoy enamorada de ti…”. Entonces, antes de que pudiera decir otra palabra, Andrés la abrazó y empezaron a besarse.

Las cosas salieron como siempre lo hacen cuando dos corazones buenos se encuentran, y un año después, Andrés y Cynthia se casaron.

Linda se sorprendió cuando vio los titulares en el periódico: “El heredero de Industrias H&K se casó en una ceremonia romántica”, junto a una foto de Andrés y Cynthia besándose. Había perdido su oportunidad de casarse con un millonario...

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

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¿Qué podemos aprender de esta historia?

  • La codicia es mala consejera. Linda podría haberse casado con un hombre millonario que la adorara, pero su ambición la llevó a rechazarlo porque pensaba que era pobre.
  • Las cualidades más preciosas en un amigo son la bondad y la honestidad. Andrés aprendió a valorar el buen corazón y la bondad de Cynthia más que la belleza de Linda.

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Este relato está inspirado en la vida cotidiana de nuestros lectores y ha sido escrito por un redactor profesional. Cualquier parecido con nombres o ubicaciones reales es pura coincidencia. Todas las imágenes mostradas son exclusivamente de carácter ilustrativo. Comparte tu historia con nosotros, podría cambiar la vida de alguien. Si deseas compartir tu historia, envíala a info@amomama.com.

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