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La pareja de una boda | Fuente: Shutterstock
La pareja de una boda | Fuente: Shutterstock

Madre de la novia llora en la boda por la reciente muerte de su esposo: ve a un hombre conocido en la tarima - Historia del día

Mayra Pérez
20 ene 2022
21:50

Una viuda desconsolada se sorprende cuando una figura familiar toma el micrófono en la boda de su única hija y la llama por su nombre.

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El corazón de Débora Hernández dio un vuelco cuando vio al hombre alto y delgado cruzar la tarima y quitarle el micrófono al cantante. Era imposible, no podía ser.

El amor de su vida había muerto, y este hombre que ahora sonreía en la tarima era una alucinación, un sueño provocado por la emoción de la boda. Tenía que ser eso.

Imagen con fines ilustrativos. | Fuente: Pexels

Imagen con fines ilustrativos. | Fuente: Pexels

Ella quería gritar “¡Marcos!”, pero Marcos había muerto hacía veinte años, y ella había pasado casi el mismo tiempo al lado de un hombre al que no amaba ni respetaba a pesar de que era el padre de su hija.

Débora se había casado nada más terminar la escuela secundaria con su novio de la escuela secundaria, el padre de su bebé por nacer. En ese entonces, Frank había sido dulce y divertido. Bebía demasiado, todo el equipo de fútbol lo hacía.

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Parecía algo normal, todos los chicos lo hacían antes de madurar, pero Frank no. Una lesión había terminado con su carrera deportiva universitaria y, después de eso, había comenzado a beber aún más.

Había encontrado trabajo en una concesionaria de autos local, pero llegaba tarde y con resaca, y después de un tiempo, su jefe lo despidió. Había sido Débora quien había mantenido a su pequeña familia, trabajando como camarera en la parrilla del pueblo.

Cuando su hija Silvia tenía tres años, Débora supo que el matrimonio había sido un error, que Frank era alcohólico y que tendría que encontrar la manera de mantenerse a sí misma y a su hija.

Dejar a Frank significaría dejar su ciudad natal, mudarse a algún lugar donde no conociera a nadie, y eso no sería fácil con una niña pequeña, por lo que Débora le pidió ayuda a su madre.

“Mamá, quiero ir a la capital, encontrar un trabajo y un departamento”, explicó, “Luego puedo ir a buscar a Silvia, pero necesito que me ayudes, que la cuides…”

Imagen con fines ilustrativos. | Fuente: Unsplash

Imagen con fines ilustrativos. | Fuente: Unsplash

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A la mamá de Débora nunca le había gustado Frank, y sentía que la mejor oportunidad de felicidad de su hija estaba muy lejos de él, así que estuvo de acuerdo, y una semana después, Débora estaba camino a la capital.

Ella era solo una de los miles de soñadores que llegan a la gran ciudad en busca de un futuro brillante, por lo que encontrar trabajo no fue fácil. Todo lo que logró fue un puesto como empleada doméstica en uno de los hoteles de lujo de la ciudad.

Allí se había cruzado por primera vez con Marcos Duarte, el apuesto hermano menor millonario del dueño de la cadena hotelera. Lo curioso fue que él se había fijado en Débora, una humilde doncella, y se había enamorado de ella.

Había sido el comienzo de una época mágica en la vida de Débora. Marcos la había tratado como a una princesa. La había llevado a cenar y bailar y le pidió que se casara con él. Ella le explicó que tendría que divorciarse de Frank y él prometió que cuidaría de Silvia como si fuera suya.

El día que colocó un hermoso anillo de diamantes en el dedo de Débora, Marcos anunció el compromiso a su familia. Admitió que su hermano no había querido que se casara con una chica humilde, pero confiaba en que la aceptaría.

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Si lo habría hecho o no, Débora nunca lo supo, porque una semana después Marcos murió en un accidente automovilístico. Ese fue el final de su sueño de una nueva vida. Se subió a un autobús de vuelta a su pueblo.

Se regresó a su antigua casa y a vivir con Frank, pero pese a la convivencia la relación de pareja entre ellos había terminado. Marcos se había ido y Débora sabía que nunca podría amar, besar o reír con otro hombre.

Imagen con fines ilustrativos. | Fuente: Pexels

Imagen con fines ilustrativos. | Fuente: Pexels

Con el paso de los años, Frank se hundió aún más en el alcoholismo y Débora concentró toda su energía y todo su amor en criar a su hermosa niña. Recuperó su trabajo en la parrilla y, después de unos años, fue ascendida a gerente.

No era una mala vida, se decía a veces Débora, no era infeliz, solo se sentía vacía. Cuando Silvia se fue a la universidad, se sintió aún más sola, y la presencia tambaleante de Frank en la casa no ayudaba.

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Entonces, un día, Frank también se fue. Los médicos le dijeron que su corazón simplemente se había detenido. Por extraño que parezca, Débora se encontró apenada por su muerte; no por el borracho que había arruinado su vida, sino por el chico dulce y divertido que una vez fue.

Débora se aisló aún más del mundo que la rodeaba, hasta que Silvia llegó a casa unos meses después con una noticia maravillosa: ¡se iba a casar! La madre vio el rostro resplandeciente de su hija y su corazón se derritió.

Silvia encontraría la felicidad que Débora nunca había alcanzado, y esta boda era el primer paso. Había trabajado duro para asegurarse de que todo fuera perfecto y lo había sido hasta que el fantasma de su amor perdido apareció en el escenario.

“¡Débora!”, exclamó el hombre que se parecía a Marcos. “Te hice una promesa hace veinte años, que sería el padre que tu hija necesitaba, ¡y estoy aquí para cumplir esa promesa!”.

Imagen con fines ilustrativos. | Fuente: Unsplash

Imagen con fines ilustrativos. | Fuente: Unsplash

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Débora dio un paso adelante y sintió que le fallaban las rodillas. “¿Marcos?”, preguntó. “¿Marcos? ¿Eres tú realmente?”. Y antes de que ella se diera cuenta sus brazos estaban alrededor de ella.

“Débora”, susurró. “Me tomó tanto tiempo encontrarte…”

“Pero estabas muerto... Me dijeron…”, dijo Débora ahogada en llanto.

“Estuve herido y en coma durante mucho tiempo”, explicó Marcos. “Pasé por años de cirugía y terapia. Luego, cuando llegué a casa, mi hermano me dijo que habías vuelto con tu esposo”.

“¡Me dijo que habías muerto!”, dijo Débora. “¡Regresé a casa, pero Frank y yo nunca volvimos a ser pareja!”.

Marcos sonrió: “Vi su obituario y decidí arriesgarme. El pasado quedó atrás, pero aún podemos tener un futuro, Débora. ¿Te casarías conmigo?”.

Débora se echó a reír. Buscó dentro de su vestido y sacó una cadena con el anillo de compromiso que Marcos le había dado. “¡Sí, lo haré!”.

Silvia terminó compartiendo el día de su boda con su madre, y fue el más hermoso de la vida de ambas.

Imagen con fines ilustrativos. | Fuente: Unsplash

Imagen con fines ilustrativos. | Fuente: Unsplash

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¿Qué podemos aprender de esta historia?

  • No importa cuán oscura parezca la vida, siempre hay algo maravilloso esperando a la vuelta de la esquina. Débora había renunciado al amor hasta que Marcos apareció en la boda de su hija.
  • Nadie puede separar a los verdaderos amantes. El hermano de Marcos había tratado de separar a Débora y Marcos mintiéndoles a ambos, pero encontraron el camino el uno para el otro después de veinte años.

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Este relato está inspirado en la historia de un lector y ha sido escrito por un redactor profesional. Cualquier parecido con nombres o ubicaciones reales es pura coincidencia. Todas las imágenes mostradas son exclusivamente de carácter ilustrativo. Comparte tu historia con nosotros, podría cambiar la vida de alguien. Si deseas compartir tu historia, envíala a info@amomama.com.

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