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Un hombre mayor sentado mirando por una ventana | Foto: Shutterstock
Un hombre mayor sentado mirando por una ventana | Foto: Shutterstock

Abuelo empresario finge desheredar a su nieto para poner a prueba a su prometida - Historia del día

Vanessa Guzmán
25 ene 2022
18:20

Habiendo vivido lo suficiente para saber cómo funciona el mundo, un millonario anciano fingió desheredar a su nieto para ver si su prometida seguí a su lado.

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Arturo era un rico hombre de negocios. Dirigió varias empresas que había construido con sudor y lágrimas. Había puesto en marcha su primera pequeña empresa hace cuarenta y cinco años, con solo 25.

Ahora tenía 70 años y su arduo trabajo había dado sus frutos. El negocio estaba en auge y se había expandido a más de cinco estados. Supervisaba la oficina principal en California y tenía más de 20 trabajadores.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

Entre ellos estaba su nieto, Javier. Él había estudiado Ingeniería Eléctrica en una prestigiosa universidad en el exterior. Su madre, la única hija de Arturo, vivía en Nueva York, Estados Unidos y allí creció y se formó el joven.

Durante la graduación de Javier, su abuelo le había dicho: "Si aún no tienes ninguna oferta de trabajo, me gustaría que vinieras a trabajar conmigo".

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"¿Estás seguro, abuelo? Quiero decir, sería una oportunidad grandiosa para mí", respondió Javier con entusiasmo.

"Solo si quieres. Yo podría enseñarte todo", dijo el hombre de negocios. Fue así como Javier consiguió un puesto en una de las compañías más grandes de Santa Fe. Desde entonces, él trabajó junto a su abuelo y aprendió todo sobre el negocio.

Todos los que conocían a Arturo sabían cuánto quería a su nieto, y no era ningún secreto que heredaría toda la fortuna. También las empresas de su abuelo una vez que falleciera.

Siendo su único nieto, Javier siempre estaba cerca de Arturo. En el trabajo, pasaban más tiempo juntos. A Javier le encantaba beber del pozo de sabiduría interminable de su abuelo.

Por otro lado, a Arturo le encantaba lo familiarizado que estaba Javier con las formas del mundo actual, el mundo milenario. Nunca se aburrían de la compañía del otro.

La secretaria de Javier había presentado recientemente su renuncia y una nueva había ocupado el lugar. Sara era una rubia de piernas largas de unos 20 años. Provenía de una familia influyente y sus padres eran amigos de los padres de Javier. Así fue como consiguió el trabajo en la empresa de Arturo.

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Tan pronto como arrancó a trabajar en la empresa, comenzó a coquetear mucho con Javier y a colmarlo de atención. Los padres de él comenzaron a lanzarle indirectas, preguntándole si le gustaba Sara.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

Una noche, pasaron a ver a su hijo y todos fueron a un restaurante cercano a cenar. "¿Hijo, te gusta Sara?", preguntó el padre de Javier, incluso antes de que se sentaran.

"Ella es agradable. Hace muy bien su trabajo", respondió Javier.

"¿Nada más? Quiero decir, es una joven hermosa", dijo su madre, lanzando un rápido guiño a su esposo.

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"¿Qué quieres decir?", preguntó Javier, pero antes de que las palabras apenas salieran de su boca, se dio cuenta de lo que estaba pasando.

Sus padres querían que él y Sara tuvieran una cita. Habían encontrado trabajo para Sara en la empresa de su abuelo con la intención de colocarlos en el camino del otro.

Si bien la idea no le cayó bien a Javier, comenzó a recordar todos sus encuentros con Sara y se dio cuenta de que ella lo consideraba más que su jefe. Fue entonces cuando decidió que lo intentaría.

Javier no tenía en mente a una chica especial y no perdería nada si la relación fracasaba. Poco a poco comenzó a prestarle más atención a Sara y pronto se dio cuenta de que ella estaba innegablemente enamorada de él.

Sin embargo, un pensamiento siempre marcaba la mente de Javier. ¿Sara podría estar detrás de su dinero? ¿Podría haber sido un plan de sus padres para casarse con Sara con fines de lucro? Sin embargo, a medida que pasaban los meses, decidió seguir adelante y cortejarla.

Poco después, los dos estaban haciendo planes para casarse. Todos en la compañía los felicitaron y dijeron que eran la pareja perfecta. Sin embargo, no podía sacudirse la vocecita en el fondo de su mente que le decía que Sara no era sincera.

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Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

Una noche, Javier estaba inmerso en sus pensamientos y decidió dar un paseo y detenerse a cenar en un restaurante cerca de su apartamento. Una vez dentro, no se dio cuenta de que había una camarera en su camino y la derribó. Su bandeja cayó de sus diminutas manos y salpicó todo.

Cuando Javier se inclinó para ayudarla a limpiar el desorden, levantó la mirada y observó a la chica más hermosa que había visto en su vida. "Hola... hola... soy Javier. Perdón por el desastre", exclamó mientras estiraba la mano hacia ella.

La mesera estrechó su mano extendida y respondió: "Soy Clara. Y lo siento. Debería haber visto por donde caminaba".

"Esto es completamente mi culpa. No te preocupes por eso", dijo Javier. "Pagaré todo y te invitaré a cenar como disculpa".

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"No puedo. Acabo de empezar mi turno", respondió Clara. Después de un breve diálogo, acordaron encontrarse en el día libre de Clara.

Javier no podía creer lo afortunado que era. Clara era hermosa, y en los pocos momentos que la había mirado a los ojos, se había enamorado. Había estado saliendo con Sara durante meses y nunca había sentido nada parecido a lo que sintió cuando miró a la camarera.

Sus sentimientos se confirmaron cuando fueron a cenar. Clara era divertida, tonta y lo desafió. Hablaron durante horas y, cuando se separaron, Javier sabía que su destino estaba sellado. Sus padres no estarían contentos con eso, pero él estaba listo para correr el riesgo.

Una mañana, Javier se sentó en su escritorio con una mirada perdida en sus ojos. Se preguntó cómo les daría la noticia a sus padres y a Sara de que se había enamorado de otra persona. Estaba tan distraído que no escuchó ni vio a su abuelo entrar a su oficina.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

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Arturo notó que su nieto parecía inquieto y preguntó qué estaba pasando. "Pareces preocupado, hijo. ¿Qué tienes en mente?", preguntó el hombre mayor.

"No lo sé, abuelo. Yo... conocí a una chica", tartamudeó, buscando una reacción en el rostro de su abuelo, "he salido con Sara durante meses, pero todavía no puedo quitarme este mal presentimiento sobre ella. Pero Clara… Clara... ¡No sé qué hacer!”, confesó.

Javier reveló que sentía que Sara buscaba su dinero, y casi gritó de frustración cuando vio una gran sonrisa plasmada en el rostro de su abuelo.

"Eso es fácil, Javier. Pongámosla a prueba", dijo Arturo.

"Pero, ¿cómo? Ya estamos planeando casarnos", respondió el joven. "¿No es demasiado tarde?".

"¿Demasiado tarde? ¡No! ¡Tenemos el tiempo perfecto!", dijo Arturo, emocionado.

Cuando le explicó la trama a Javier, pronto quedó claro lo que tenía que hacer. Ambos se pusieron de pie y caminaron cerca de la puerta, luego Arturo comenzó a gritarle a Javier.

"¡No puedo creer esto!", gritó Arturo. "¿Cómo pudiste ir a mis espaldas de esta manera?"

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"Lo siento, abuelo, no era mi intención que te enteraras así", dijo Javier con voz temblorosa.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

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Confiado en que ahora tenían la atención de Sara, Arturo continuó: "Me traicionaste. ¡Estás despedido!".

Javier se apresuró y comenzó a salir furioso de su oficina cuando su abuelo gritó: "¡Estás desheredado!".

Javier estaba ahora frente al escritorio de Sara y estaba seguro de que ella había escuchado todo. Se acercó a ella, pero incluso desde la distancia, pudo ver que su comportamiento había cambiado.

Ella lo abrazó y consoló. Le dijo que todo estaría bien. Javier luego se fue, dejando a todos los empleados conmocionados. Durante los siguientes tres días, Javier parecía estresado. Sara se dio cuenta de que estaba preocupado por haber "perdido" su trabajo.

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Sin embargo, ella seguía apoyándolo y, por un breve momento, Javier comenzó a pensar que se había equivocado con ella. Pero sus temores se confirmaron una noche. Sara llamó para decir que quería que hablaran y, unos minutos más tarde, pasó por la casa su prometido.

"¿Por qué tu abuelo te despidió?", le preguntó Sara al aparentemente estresado Javier. "¿Qué hiciste?"

"Hice algunos tratos a sus espaldas que no salieron tan bien", respondió.

"¿Crees que él puede perdonarte? ¿Quizás llevarte de regreso a la empresa?", consultó Sara con la esperanza de que su novio volviera al trabajo.

"Lo dudo. Hice algo que no debería haber hecho, y lo entendería si él nunca me perdona", respondió Javier, estudiando la mirada de Sara.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

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Los dos hablaron por un rato, y cuando él mencionó que comenzaría a buscar trabajo en otro lado, Sara no pudo soportarlo más y dijo: "Sabes, Javier, quería decírtelo. No creo que puede seguir adelante con la boda”.

"¿Por qué?", dijo Javier, sorprendido. "¿Hice algo malo?".

"No. No. Simplemente no me siento preparada para el matrimonio", respondió Sara.

"¿Qué ha cambiado?", replicó el joven, dándose cuenta de que había tenido razón sobre ella todo el tiempo.

"Nada, solo he estado pensando en nosotros y sentí que necesitábamos un tiempo separados para resolver las cosas". Sara tomó su bolso y se fue.

Javier fingió estar sorprendido, pero estaba feliz de haber recibido su respuesta. Regresó a su oficina al día siguiente y chocó los cinco con su abuelo. Su plan para exponer a Sara había funcionado.

Arturo, sin embargo, sugirió que probaran a Clara, pero cuando Javier le dijo que su abuelo lo había desheredado, ella dijo que lo apoyaría hasta que encontrara un trabajo en otro lugar.

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El corazón de Javier estaba contento y pronto le presentó a Clara a su abuelo y sus padres. Al principio, sus padres estaban decepcionados con el giro de los acontecimientos, pero pronto comenzaron a ver por qué su hijo se había enamorado de ella. Todos ayudaron a planificar la boda.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

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¿Qué podemos aprender de esta historia?

  • Confía siempre en tus instintos: Sara podría haber engañado a cualquiera de que estaba realmente enamorada de Javier hasta que pensó que ya no heredaría la fortuna de su abuelo. Los instintos de Javier lo ayudaron a descubrir los verdaderos sentimientos de su prometida.
  • Busca el consejo de personas mayores y con más experiencia que tu: Si Javier no hubiera buscado el consejo de su abuelo sobre qué hacer, habría seguido adelante y se habría casado con una mujer que no lo amaba.
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Este relato está inspirado en la vida cotidiana de nuestros lectores y ha sido escrito por un redactor profesional. Cualquier parecido con nombres o ubicaciones reales es pura coincidencia. Todas las imágenes mostradas son exclusivamente de carácter ilustrativo. Comparte tu historia con nosotros, podría cambiar la vida de alguien. Si deseas compartir tu historia, envíala a info@amomama.com.

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