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Un indigente | Foto: Shutterstock
Un indigente | Foto: Shutterstock

Mujer rica ayuda a hombre sin hogar: un día nota que tiene la misma marca de nacimiento que ella - Historia del día

Vanessa Guzmán
17 feb 2022
20:40

Una mujer rica se sorprende cuando descubre a un vagabundo con la misma marca de nacimiento que ella.

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Se suponía que Carla debía estar feliz. Se iba a casar de nuevo, con el mismo hombre atractivo, con un temperamento descarado con el que se había casado por primera vez cuando tenía 23 años: Estaban renovando votos.

En retrospectiva, Carla supo que lo que habían pasado era suficiente para desencadenar una renovación de votos. El problema era que no podía pensar en otra cosa, cuando debería estar sonriendo.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Getty Images

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Getty Images

Mientras miraban la actuación de una de sus bandas favoritas, la mente de Carla vagaba. A los 60 años, ella no estaba muy emocionada por la fanfarria. Sin embargo, podía fingir estar presente mientras se concentraba en otras cosas.

Era una mujer de negocios que había heredado oficialmente las empresas de sus padres que no eran los biológicos, cuando tenía 30 años.

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Extraoficialmente, ella había estado ocupada haciendo trámites y arreglando documentos durante décadas. Fue criada por padres orgullosos que creían en las buenas virtudes.

Se creía una mujer amable, generosa, honesta y exitosa. Su esposo, Tomás, también estaba en el negocio; sin embargo, su empresa era pequeña y aún luchaba por establecerse cómodamente.

La empresa de Carla tenía décadas de existencia y existía incluso antes de su nacimiento. Tomás, de 62 años, era un hombre exitoso, pero también muy celoso.

Carla podía recordar que los signos comenzaron a aparecer después del sexto mes de vivir juntos. Pero no fue hasta que otro hombre entró en escena que ella realmente lo vio manifestarse.

Todo comenzó en un soleado fin de semana. Carla había ido a comprar algunos vestidos y se detuvo para comprar algunos aperitivos con los que podría darse un festín mientras conducía de regreso a la casa que compartía con Tomás.

Cuando se acercó a una curva, redujo la velocidad del automóvil y vio algo que la conmovió. Una niña pequeña le estaba dando un sándwich a un vagabundo que compartía la acera con un perro callejero.

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El hombre le sonrió a la niña en señal de agradecimiento, y después de que ella se fue, partió el bocadillo en dos y le entregó la mitad al perro, que rápidamente se lo tragó. Fue un momento conmovedor e hizo que Carla detuviera su auto y le diera la bolsa de la merienda que había comprado.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

"Tome señor", dijo con timidez.

"Dios te bendiga", respondió el hombre, y Carla sintió algo extraño por alguna razón.

Trató de observar al hombre disimuladamente, mientras se alejaba, pero no pudo distinguir el rostro detrás de su espesa barba y la suciedad que lo cubría.

Desde ese día, cada vez que pasaba ese punto, le daba algo, a veces comida, otras veces ropa de abrigo. Un día su esposo notó que ella había llevado la ropa que enviaría al aseo.

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"Ahora, ¿por qué necesitaría ropa de hombre?", pensó Tomás para sí mismo, pero se lo guardó hasta que estuvo a punto de irse al trabajo.

"¿Para qué necesitas esa ropa?", preguntó el marido de Carla.

"Oh, ¿estos?", dijo ella. "Bueno, se los voy a regalar a un vagabundo que conocí hace unos..."

"¿Estás hablando con hombres sin hogar?", interrumpió Tomás y mostró su expresión de disgusto.

"Sí, pero él…"

"¡No intentes defender a un vagabundo!" gritó Tomás, interrumpiéndola de nuevo.

"Es solo un acto de bondad", argumentó esperando que él entendiera.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

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"Si no me obedeces, enviaré a los que sí lo hacen para que lo desalojen de donde está sentado. Los mendigos son una molestia", dijo Tomás antes de alejarse para hacer llamadas telefónicas.

Ella trató de mantener la calma. Respiró profundo y siguió trabajando. Por su parte, Tomás reunió un grupo de compinches para echar a los mendigos de su zona.

Todos pensaron que era un barrido general, pero Carla sabía que Tomás solo buscaba uno. Se dirigió rápidamente a hacia donde estaba el mendigo para esconderlo. Pero cuando llegó al lugar donde el hombre siempre se ubicaba, ya era demasiado tarde.

Su marido estaba allí. Y ya había intercambiado varios golpes con el mendigo que parecía perdido y a punto de desplomarse. "¡¿Qué estás haciendo, Tomás?!", gritó Carla.

"¿Es él? ¿El hombre con el que me has estado engañando?", gritó Tomás.

"¡Nunca te he engañado Tomás, confía en mí!”, precisó Carla, con la voz elevada y bastante alterada.

Ante eso, Tomás se acercó al mendigo para hablarle. "Ella me está gritando por tu culpa, eso es suficiente para enojar a cualquier hombre", manifestó antes de empujar al mendigo con fuerza al suelo.

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Imagen con fines ilustrativos | Foto: Unsplash

Imagen con fines ilustrativos | Foto: Unsplash

Desequilibrado, el hombre más débil cayó hacia atrás, y tan pronto como golpeó el suelo, supo que algo andaba mal. Tenía un fuerte dolor en el pecho, y estaba muy asustado.

Carla se acercó al hombre y viendo la situación, rápidamente se puso a desabrochar la camisa ajustada del mendigo y darle un masaje en el corazón.

"Vive", gritó, con los ojos en el pecho del hombre, esperando que su esposo no acabara de cometer un homicidio involuntario.

Fue entonces cuando vio la marca de nacimiento en su pecho. Parecía una mancha de piel oscurecida en forma de corona, exactamente igual que la de ella.

Carla mantuvo el masaje cardíaco hasta que llegó la ambulancia unos momentos después. Luego, mientras él recibía tratamiento en el hospital, ella trató de luchar contra un presentimiento.

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"No puede ser, ¿verdad?", pensó dentro de sí misma, tratando de calmarse sin éxito. Su corazón latía rápidamente mientras miraba con más cuidado al mendigo que estaba inconsciente.

Se parecía mucho a ella ahora que lo estaba viendo de cerca. Entonces una idea loca echó raíces en su mente.

"¿Podría estar emparentado conmigo? ¿Mi propio hermano de sangre?".

"Tiene que ser él", razonó ella.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

"¿Cuáles son las probabilidades de que haya un hombre con exactamente la misma marca de nacimiento que yo tengo? Se supone que estas cosas son únicas", se dijo a sí misma mientras viajaba con la ambulancia.

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Siguió pensando en hacerse una prueba de ADN para confirmar su intuición. Cuando llegó al hospital, decidió intentarlo.

Mientras bajaban al hombre de la ambulancia, ella fingió tener una crisis nerviosa para acercarse a él y luego arrancarle algunos mechones de cabello.

"Eso es lo que obtienes por perder todo ese tiempo pensando en Carla", se dijo a sí misma.

"¡Acciones, no palabras! ¡Acciones, no palabras!", repitió como un mantra mientras se dirigía a un centro de pruebas de ADN.

Resultó que el hombre herido era de hecho su hermano perdido hacía mucho tiempo. Cuando volvió en sí, Carla estaba allí esperándolo.

"¿Tú otra vez?", dijo con una sonrisa amable.

"Le dije a las enfermeras que te afeitaran mientras dormías", dijo Carla. "Ahora tu rostro me recuerda mucho a alguien que solía conocer". "¿Cuénteme su historia Sr.?".

Samuel dijo: "¿Qué quieres saber?".

"Todo lo que me quieras decir", respondió Carla.

Con una respiración profunda, comenzó.

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"Mi madre nos llevó a mí y a mi hermana pequeña a un orfanato cuando yo tenía 5 años. Mi hermana acababa de cumplir un año, así que fue adoptada de inmediato mientras yo crecía en un albergue".

Antes de que pudiera decir más, Carla lo envolvió en un abrazo.

"¡Eres tú!". Ella lloró. "¡Eres realmente mi hermano!".

"¿Hermana? ¿Josefina? ¿Eres tú?", preguntó Samuel.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

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"Me llamo Carla ahora, pero sí, ¡soy yo!", expresó emocionada antes de volver a abrazarlo.

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"Tengo la misma marca de nacimiento en tu pecho, lamento no haberte reconocido hasta ahora", precisó.

"Está bien Jo- Carla, eras muy niña para recordar algo".

"Mis padres me dijeron que fui adoptada hace mucho tiempo, pero nunca dijeron nada sobre un hermano".

Tomás sabía lo cerca que había estado de quitarle la vida debido a sus celos. Así que lo observó con desdén en la distancia. No podría lastimar a su cuñado.

Carla cuidó a Samuel mientras estaba en el hospital. Cuando lo dieron de alta lo acogió en su familia. Se aseguró de que tuviera todo, incluso una habitación bajo su techo. Sin embargo, su esposo, Tomás, estaba en contra de su decisión.

No quería que él viviera con ellos y peleaba constantemente con Carla por eso. Tomás mantuvo las peleas constantes hasta que tuvo que prestar toda su atención a su negocio a punto de colapsar.

Trató de revertir lo que estaba sucediendo, luego se rindió, diciendo que ya era demasiado tarde para salvar algo. Entonces, en cambio, se quedó en casa, bebiendo y evitando el contacto con las personas.

Un día, Samuel se acercó a Tomás y le dijo: "Tu esposa me encontró después de décadas de separación. ¿De verdad sigues pensando que algo puede llegar demasiado tarde en esta vida?".

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Fue un desafío para él y Tomás reaccionó de inmediato. Fue a la oficina al día siguiente y pasó todo el día más la noche trabajando en informes y análisis.

Siguió así durante varios días junto a su equipo y, después de muchas deliberaciones, lograron encontrar una salida al problema.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

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A partir de ese momento, empezó a respetar más a Samuel por su sabiduría. Fue entonces cuando sugirió que Carla y Tomás renovaran sus votos.

Carla estaba feliz de haber encontrado a su hermano y haber tenido una segunda oportunidad de hacer que su matrimonio funcionara.

Se unió a Tomás para financiar refugios para personas sin hogar con comida y ropa. Eso los acercó aún más y, con el tiempo, Carla no tuvo dudas de que su esposo había cambiado para siempre.

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¿Qué aprendimos con esta historia?

  • Hay poder en las palabras: Samuel inspiró a Tomás y lo desafió a hacer lo correcto con unas pocas palabras bien dichas. Esto trajo muchos cambios entre los tres protagonistas de esta historia. Usa con cuidado tus palabras.
  • No dejes que tus sentimientos te controlen: Tomás podría haber cometido un homicidio involuntario mientras sus celos lo controlaban y eso habría terminado con su progreso en la vida. Esto señala la importancia de dominar tus emociones. Si no las controlas, ellas te controlarán a ti.

Comparte esta historia con tus amigos. Podría alegrarles el día e inspirarlos.

Este relato está inspirado en la vida cotidiana de nuestros lectores y ha sido escrito por un redactor profesional. Cualquier parecido con nombres o ubicaciones reales es pura coincidencia. Todas las imágenes mostradas son exclusivamente de carácter ilustrativo. Comparte tu historia con nosotros, podría cambiar la vida de alguien. Si deseas compartir tu historia, envíala a info@amomama.com.

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