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Una pareja sentada en un banco | Foto: Shutterstock
Una pareja sentada en un banco | Foto: Shutterstock

Hijos se enteran de que su madre de 62 años es novia de un hombre joven y que los sacó del testamento - Historia del día

Vanessa Guzmán
24 feb 2022
20:40

Una mujer de 62 años comienza a salir con un hombre más joven y sus hijos se indignan. Le exigen que deje de verlo, pero su respuesta los deja atónitos.

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Gail Suárez se consideraba una mujer feliz hasta el día en que su marido durante cuarenta años, Daniel, llegó a casa y le dijo que quería divorciarse. Se habían casado cuando aún estaban en la universidad y la pareja tenía tres hijos.

"Pero te amo", susurró Gail. "¡Eres mi vida entera!". La mujer vio un destello de culpa y lástima en los ojos de su marido y eso la enfureció.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

"No es que no te quiera, Gail", dijo Daniel. "¡Es solo que estoy enamorado de otra persona, alguien más joven, y ella me hace sentir vivo!".

"¡Vivo!", repitió Gail. "Entonces, ¿qué te hago sentir? ¿MUERTO?". Presionó sus manos contra sus mejillas y pensó que todavía era delgada y atractiva, ¡su espejo se lo decía!

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"Viejo", gritó Daniel. "¡Me haces sentir VIEJO! Siempre hablas de nietos y jubilación, ¡y soy demasiado joven para eso, Gail! ¡Quiero vivir!".

Gail comenzó a temblar y replicó. "Tengo 62 años y tú 65, no hay nada malo con nuestra edad, o querer nietos..."

Daniel se encogió de hombros. "Diana tiene 28 años, es emocionante y enérgica y me hace sentir como un niño otra vez. Necesito el divorcio Gail, pero no te preocupes, seré justo contigo".

Y él lo fue. Dividió sus bienes por la mitad, lo que convirtió a Gail en una mujer muy rica. Se sentó en su enorme y lujosa casa y el silencio la oprimió.

Sus hijos se habían tomado el divorcio de buena manera. Demasiado bien, pensó Gail, y sabía que habían aceptado el nuevo amor de Daniel. Ella no pudo evitar sentirse traicionada a pesar de que él sabía en el fondo que no era justo de su parte.

"Ellos lo aman", pensó. "¡Quieren que él sea feliz y quieren que yo también sea feliz!".

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Unsplash

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Unsplash

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Con tanto tiempo disponible, Gail decidió volver a la universidad y tomar un curso de escritura creativa. Era, por mucho, la alumna de mayor edad de la clase, pero rápidamente demostró ser una de las mejores.

Su profesor, un hombre alto y guapo de unos cuarenta años, la animó y le dijo que tenía mucho talento. Unas semanas después de que comenzara las clases, se lo encontró en una cafetería local y los dos comenzaron a hablar.

Wilson Colmenares era un hombre encantador, y tres horas más tarde, él y Gail seguían hablando, así que casualmente sugirió que fueran a cenar. Gail aceptó, sin darse cuenta de que se trataba de una cita.

Cuando la llevó a casa, Wilson la besó. Gail estaba atónita. "Tú... Wilson", dijo, con la respiración un poco cortada. "Soy VIEJA... Tú..."

Wilson tomó su rostro entre sus manos. "Gail, acabo de pasar la mejor noche de mi vida con una mujer vibrante y emocionante. ¡No sé cuántos años tienes y no me importa!".

Y de repente a Gail tampoco le importó. Antes de que se diera cuenta, ella y su profesor eran pareja. Una noche, su hija organizó una cena, y Wilson fue su acompañante.

Sus hijos se sorprendieron, por supuesto. ¡Habían pensado que la cita de Gail sería alguien mayor, no un hombre apuesto y viril! Al día siguiente, su hija mayor le dijo que todos querían hablar con ella.

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Resultó ser una intervención en la que sus hijos le dijeron que Wilson era demasiado joven para ella y que obviamente solo estaba interesado en su dinero. Ricardo, el menor de sus retoños, agregó: "Él está contigo para ver qué puede conseguir. ¡Luego te dejará por una mujer más joven!".

Gail miró a su hijo y sonrió. "¡Oh está bien!", le respondió. "¡Estoy acostumbrada a eso! ¡Eso es lo que hizo tu papá!".

Eso dejó a los tres en silencio y avergonzados, y Gail dijo en voz baja: "Espero para Wilson la misma aceptación que le diste a la nueva esposa de tu padre, ¿entendido?".

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Unsplash

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Unsplash

La expresión de sus rostros le dijo a Gail que no podía contar con su apoyo. "No importa", pensó. "¡Estaré bien!".

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Cuando Wilson le propuso matrimonio seis meses después, Gail aceptó y envió a sus hijos una invitación a la boda. Todos se negaron, y su hija mayor fue particularmente desagradable. Gail colgó el teléfono y llamó a su abogado, luego volvió a llamar a su hija.

"¡Hola! Solo quería que ustedes supieran que iré a la oficina de mi abogado mañana para redactar un acuerdo prenupcial y cambiar mi testamento. Le dejaré todo a Wilson".

Sus hijos estaban indignados, pero poco podían hacer al respecto. Después de todo, era el dinero de Gail para disponer de él como quisiera. Pero había una última sorpresa reservada para ella.

Justo unos días antes de su boda, llamaron a su puerta y encontró a Daniel. Parecía un cachorro azotado. "¡Daniel!", se sorprendió al verlo. Gail no lo había visto en casi un año y se veía terrible. "¿Qué ocurre?".

Al final resultó que todo estaba mal. A Daniel le habían diagnosticado diabetes y una enfermedad autoinmune. Aparentemente, su nueva esposa ahora era su nueva exesposa. ¡Diana era demasiado vibrante y viva para andar con gente enferma!

"Por favor, Gail", dijo Daniel con lágrimas en los ojos, "Dame una segunda oportunidad, danos una segunda oportunidad..."

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Gail sonrió. "Lo siento, Daniel, pero quiero una nueva vida con un hombre que me quiera por lo que soy, ¡no como una especie de enfermera!".

Todavía estaba sonriendo cuando le cerró la puerta en la cara a Daniel y, tres días después, se casó con Wilson, quien la amaba y no le importaba su edad.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

¿Qué podemos aprender de esta historia?

  • Antes de alejarte de la felicidad, fíjate bien en lo que estás dejando atrás: Daniel quería una mujer joven que lo hiciera sentir vibrante, y se alejó de su leal esposa sin darse cuenta de que ella era lo que necesitaba.
  • Se necesita coraje para arriesgarse en el amor: Gail sabía que, debido a que Wilson era más joven, la criticarían, pero decidió darle una oportunidad para poder ser feliz.
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Este relato está inspirado en la vida cotidiana de nuestros lectores y ha sido escrito por un redactor profesional. Cualquier parecido con nombres o ubicaciones reales es pura coincidencia. Todas las imágenes mostradas son exclusivamente de carácter ilustrativo. Comparte tu historia con nosotros, podría cambiar la vida de alguien. Si deseas compartir tu historia, envíala a info@amomama.com.

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