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Policía comparte el almuerzo con un niño hambriento y reconoce su rostro - Historia del día

Vanessa Guzmán
24 mar 2022
21:50

Un oficial de policía simpatiza con un dulce niño sin hogar que le resulta extrañamente familiar y comparte su almuerzo con él. Luego conoce a la madre del chico y se da cuenta de quién es.

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Jerónimo García tenía mucha hambre. Era el final de su turno y estaba ansioso de salir del trabajo para cenar. Decidió detenerse y comprar una hamburguesa en un autoservicio y aquel cambio de rumbo cambió su vida de forma inesperada.

El oficial pagó la comida y avanzó hasta la ventanilla de retiro para que le entregaran sus hamburguesas con papas y refresco grande. Aparcó el coche cerca y abrió la primera hamburguesa. Entonces se dio cuenta de que un niño pequeño estaba sentado en la acera, mirándolo con ojos hambrientos.

Patrulla de policía. | Foto: Shutterstock

Patrulla de policía. | Foto: Shutterstock

"¡Hey amigo!", le dijo el policía al niño que parecía tener unos siete años: "¿Dónde está tu mamá? ¡No deberías estar solo a esta hora!".

"Mi mamá trabaja allí", dijo el chiquillo, señalando el restaurante. "Ella limpia la cocina, así que solo sale cuando cierran". García vio la forma en que el chico miraba la hamburguesa que sostenía en la mano.

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"Escucha, ¿ya cenaste?", preguntó. El niño sacudió la cabeza en señal de negación y Jerónimo comentó: "Bueno, vamos, compartiré mi cena contigo. ¡Tengo más que suficiente!". Jerónimo se bajó del auto y se sentó en la acera al lado del niño y le entregó una de las hamburguesas.

El niño tomó uno de los bocados más grandes que Jerónimo había visto en su vida y comenzó a masticar con avidez. "¡Oye amigo, más despacio!", dijo Jerónimo. "¡Toma un sorbo de esto!", agregó al entregarle el vaso con refresco.

El niño comió en silencio y concentrado. Terminó la hamburguesa y comenzó a comer las papas fritas. "Tienes mucha hambre, amigo", agregó Jerónimo en voz baja. "¿Cuándo comiste por última vez?".

El chico se sonrojó. "Mamá me compró una hamburguesa anoche y tomé un poco de leche esta mañana. A veces, la cocinera le da las sobras y luego tenemos comida para días, pero últimamente, no nos han dado nada".

"Ya veo", dijo Jerónimo y sintió que se le rompía el corazón. "¿Y qué hay de tu papá?".

Los ojos del chico se llenaron de lágrimas. "Mi papá está muerto. Nunca lo conocí, en realidad. Estaba en prisión cuando nací. ¡Mi mamá dice que me parezco a él!", precisó el niño con orgullo. "Y no era un mal hombre, simplemente cometió algunos errores".

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Oficial de policía | Foto: Unsplash

Oficial de policía | Foto: Unsplash

Jerónimo sintió mucha lástima por este niño, sin padre y obviamente viviendo en la pobreza. Estaba claro que su madre estaba haciendo todo lo posible por cuidarlo. Su ropa estaba gastada, pero se veía completamente limpia. Pensó que tal vez podría ayudar a este pequeño.

"¿Cuál es tu nombre, amigo?", preguntó.

El niño sonrió y algo en su sonrisa le resultó inquietantemente familiar. "Jerónimo, Jerónimo García", respondió el chiquillo y le tendió la mano al oficial.

"¿Cómo supiste mi nombre?", preguntó el funcionario de seguridad.

"¿Tu nombre?", respondió con otra interrogante el niño, quien se mostró algo confundido.

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"¿Cómo supiste mi nombre?", volvió a consultar Jerónimo.

"Ese es mi nombre, Jerónimo García", dijo el niño. "Mi mamá dijo que mi papá me puso el nombre de mi tío, que era el tipo más genial".

"¿Cuál era el nombre de tu padre?", preguntó el policía con una gran emoción ahogando su voz.

"Wilson García", reveló el chico. "Murió hace seis años, pero tengo su foto". El niño sacó una fotografía cuidadosamente doblada de su bolsillo y se la mostró al policía.

Las lágrimas nublaban los ojos de Jerónimo. Vio el rostro de su hermano con su brazo alrededor de una mujer de rostro dulce.

Hamburguesa. | Foto: Unsplash

Hamburguesa. | Foto: Unsplash

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"Jerónimo", dijo el oficial. "Soy tu tío, muchacho, tú eres mi sobrino”. El hombre comenzó a llorar al reconocer a su hermano en la foto que tenía el niño. "Vamos a buscar a tu mamá".

Jerónimo entró en el restaurante de la mano de su sobrino. La madre del niño que estaba limpiando el piso vio al policía con su hijo y manifestó: "¡Oh no! ¿Está en problemas?".

"No", dijo Jerónimo suavemente. "Para nada. Soy Jerónimo García, soy el hermano de Wilson y quiero ayudarte a ti y a mi sobrino".

La mujer estaba impactada. "¿Tú eres Jerónimo? Soy Alicia, la esposa de Wilson... ¡Él hablaba mucho de ti! ¡Te adoraba! Siempre decía '¡Mi hermanito está llegando lejos!'. Estaba tan orgulloso de ti y tan triste de que se hubieran peleado y distanciado".

Jerónimo negó con la cabeza. "Cuando Wilson tomó el camino equivocado, yo... creo que me di por vencido con él, me di la vuelta. Ahora desearía no haberlo hecho. Sabía que había fallecido, pero no sabía que tenía una familia". ¿Dónde viven Jerónimo y tú, Alicia?”.

Alicia se sonrojó. "Vivimos en mi coche", explicó. "Supongo que no he hecho el mejor trabajo como madre, pero él está en la escuela y le va bien".

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"Bueno, ahora tú y Jerónimo vivirán conmigo", dijo el oficial. "Tengo mucho espacio y ustedes son familia. Por favor, déjame hacer por mi sobrino lo que debí haber hecho por Wilson”.

Alicia y el pequeño se mudaron con Jerónimo y rápidamente se convirtieron en una familia muy unida y dedicada. Con el apoyo del oficial, Alicia volvió a estudiar y se convirtió en contadora. Finalmente, pudo mantenerse a sí misma y a su hijo.

Niño posando para una foto. | Foto: Unsplash

Niño posando para una foto. | Foto: Unsplash

Cuando el pequeño Jerónimo (que llegó a medir un metro noventa) se graduó de la Academia de Policía a los 22 años, Alicia y su tío estuvieron allí para acompañarlo.

La orgullosa madre susurró en el oído del hermano de su difunto esposo: "Gracias, Jerónimo. Le diste un futuro a mi hijo. De no haber sido por ti, habría terminado siguiendo los pasos de Wilson. Hiciste de mi hijo un buen hombre, ¡y sé que tu hermano hubiera estado muy agradecido!”.

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Jerónimo abrazó a Alicia con lágrimas en los ojos y supo que en algún lugar Wilson también sonreía. Esa sonrisa descarada que su hijo había heredado.

¿Qué podemos aprender de esta historia?

No hay coincidencias. La vida nos lleva a donde necesitamos estar: Jerónimo terminó conociendo al sobrino que no sabía que tenía cuando se detuvo a comer una hamburguesa en el restaurante donde trabajaba la esposa de su difunto hermano. ¿Casualidad o acto de Dios?

El amor y el apoyo de una buena familia son esenciales para un niño: Gracias a Jerónimo, el pequeño Jerónimo creció en un hogar estable, con un modelo masculino a seguir. Se convirtió en un hombre fuerte y positivo.

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Este relato está inspirado en la historia de un lector y ha sido escrito por un redactor profesional. Cualquier parecido con nombres o ubicaciones reales es pura coincidencia. Todas las imágenes mostradas son exclusivamente de carácter ilustrativo. Comparte tu historia con nosotros, podría cambiar la vida de alguien. Si deseas compartir tu historia, envíala a info@amomama.com.

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