Hombre pobre adopta al hijo de su difunto hermano: "Papá me pidió que te diera este sobre", dijo el niño - Historia del día

Cuando Eduardo estaba muriendo de una enfermedad terminal, desconocía quién cuidaría de su hijo. No esperaba que su hermano Simón lo cuidara, ya que lo único que le preocupaba eran cosas superficiales.

"Nunca te has mortificado por la familia, Simón. Siempre has pensado solo en ti mismo, y eso, sumado a tu carácter, te arruino. Cuando más te necesitaba, cuando mi esposa me dejó con mi hijo pequeño, no estabas por ninguna parte", reclamó Eduardo a su hermano menor.

En este momento de su vida, Eduardo estaba aceptando el hecho de que iba a morir más temprano que tarde. "Esta enfermedad acabará conmigo y me preocupa lo que le pasará a Brian", admitió Eduardo.

"Si te preocupas por mí, te pido que lo visites en el orfanato cuando tengas tiempo. Por favor, asegúrate de que esté bien", suplicó.

Más tarde, ese día, la enfermedad de Eduardo se apoderó de él. Simón se sintió terrible porque su última conversación con su hermano mayor fue sobre su irresponsabilidad y falta de cuidado por su propia familia.

Comenzó a reflexionar sobre su vida. Reconoció que solo se interesaba por sí mismo y por lo que le daba placer mientras su hermano luchaba por criar a un dulce niño por su cuenta.

Incluso cuando Eduardo le pidió ayuda, mintió sobre estar ocupado, únicamente para estar de fiesta hasta el amanecer casi todos los días.

Durante el funeral de Eduardo, Simón lloró. Él y Eduardo solían ser bien cercanos, pero sus diferentes estilos de vida los separaron. Ahora Simón se sentía culpable.

Vio a su sobrino Brian llorar solo frente al ataúd de su padre, y algo en él despertó para convertirse en una mejor persona para él y para su sobrino.

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Simón y Brian enterraron a Eduardo en el cementerio donde estaban sus padres. De pie junto a la tumba de su hermano, Simón dijo:

"Lo siento, hermano. Espero que puedas perdonarme. Sí, dejé de lado a nuestra familia por razones egoístas y no estuve allí cuando necesitabas mi apoyo. Sin embargo, prometo amar a tu hijo tanto como tú lo amas. No lo enviaré al orfanato. Lo criaré por ti y nunca estará solo".

Brian, de 10 años, miró a su tío con lágrimas en los ojos. "Él te perdona y te cree, tío Simón. Yo también te creo", dijo, abrazándolo.

Simón siguió llorando y abrazó a su sobrino, prometiéndole que nunca se iría y que siempre estaría allí cuando necesitara ayuda.

Brian asintió, sacando un sobre sellado de su bolsillo. "Papá me pidió que te diera este sobre si decidieras no dejarme en un orfanato. Gracias por elegir, no abandonarme, tío Simón", manifestó el niño, entregándole la carta a su tío.

Sorprendido, Simón decidió esperar hasta que llegaran a casa antes de abrir el sobre. Una vez que logró dormir a Brian, se sentó en el sofá para abrirlo. Encontró documentos y una nota escrita a mano en el interior que decía:

"Simón. Gracias hermano. Esto significa más para mí de lo que nunca sabrás. Siempre he creído en ti y en tus capacidades. Te quiero".

Simón no pudo evitar llorar una vez más. Extrañaba terriblemente a su hermano y deseaba haber podido pasar más tiempo juntos mientras él aún estaba vivo.

Revisando los papeles dentro del sobre, se dio cuenta de que uno era para transferirle la propiedad de la casa de Eduardo y el otro era para acceder a su cuenta bancaria.

Sin dudarlo, Simón ya sabía qué hacer con el dinero. "No tocaré tu dinero para mí, hermano. Este dinero se destinará a pagar la educación de Brian, y el resto se lo daré una vez que esté listo para partir por su cuenta", se dijo a sí mismo.

Desde entonces, Simón puso su vida en orden. Consiguió un buen trabajo en una empresa cerca de la escuela de Brian y preparó todos los documentos necesarios para obtener la custodia de su sobrino.

Simón y Brian terminaron siendo mejores amigos. No solo se llevaban bien, sino que se trataban con mucho amor y respeto.

El cariñoso tío nunca volvió a sus caminos descarriados y cambió su estilo de vida no solo por Brian sino por sí mismo. Comenzó a salir con una chica llamada Alicia, y ella lo ayudó a criar a Brian para que fuera un caballero amable y amoroso.

Después de un tiempo, Brian declaró que quería comenzar a llamarlo "papá" a su tío Simón. Esto hizo llorar al adulto, ya que amaba al niño como si fuera suyo. "Me encantaría, hijo", le dijo.

Cuando llegó el momento de que Simón y Alicia se casaran, Brian estaba emocionado de comenzar a llamar "mamá" a la esposa de su tío. Después de la sencilla ceremonia civil, no hicieron una gran celebración, sino que prefirieron pasar tiempo juntos, solo ellos tres.

"¡Vamos a comer nuestra pizza favorita!", exclamó Alicia mientras sostenía las manos de Simón y Brian.

"¡El último que corra hasta el auto pagará la pizza!", dijo Simón, bromeando.

Brian llegó al auto primero, ya que odiaba perder. "No voy a gastar dinero hoy. Ambos se acaban de casar. ¡Deberían invitarme!", expresó. Los tres se rieron mientras subían al carro.

Estando al volante, Simón miró a su lado en el asiento del pasajero y a Brian a través del espejo retrovisor. No pudo evitar suspirar y sonreír al mismo tiempo.

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"Tengo todo lo que necesito aquí mismo", manifestó. "Ojalá estuvieras aquí también, hermano", dijo, mirando al cielo mientras rodaban por la carretera.

¿Qué podemos aprender de esta historia?

• Nunca es demasiado tarde para cambiar tu vida a mejor: Simón anduvo descarrilado durante años, pero la muerte de su hermano lo inspiró a mejorar por Brian y por sí mismo. Aunque era demasiado tarde para volver a conectarse con Eduardo, se redimió dándole a su sobrino un buen hogar.
• Está bien caerse, pero lo que importa es cómo te recuperas: Simón tomó una buena cantidad de decisiones equivocadas. Sin embargo, lo importante es cómo se recuperó, ya que no solo cambió su propia vida, sino también el curso de la de su sobrino Brian.

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