Adolescente es separada de prometido por sus padres: lo encuentra 22 años después y recibe el mismo anillo
A muchos les gustaría sumergirse en una historia romántica de vez en cuando. Protagonizar su propia película de amor, con sus dramas y sus risas hasta que regresan a la realidad. Pero este par de adolescentes no actúo su historia. Ellos le dieron vida a su propia magia.
Una barra de chocolate fue todo lo que se necesitó para despertar un romance con el que muchos solo podían soñar. Helen Marshall de Wasdale, Cumbria en Inglaterra, era solo una adolescente cuando se enamoró de un chico llamado Graeme Richardson en su escuela secundaria.
Pero ella tenía demasiado miedo de hablar con él. Y así fue hasta que un compañero le dio un empujón en la dirección correcta. El amigo de Helen la desafió a hablar con Graeme. Le dijo que si lo hacía le daría una barra de chocolate.
Helen Marshall y Graeme Richardson se casan [Izquierda]; El anillo de compromiso. [Derecha] | Foto: Facebook.com/ConfessionsAnonymes - Facebook.com/B987SLC
NO TENÍA IDEA
Marshall eligió encontrar el valor en su interior. La adolescente se dirigió hacia el chico que había estado admirando desde la distancia y en secreto.
No tenía idea de que el propio Graeme también estaba enamorado de ella. Y así, a partir de esa charla, un amor adolescente se convirtió en un cuento de hadas.
Pero la relación de la pareja era mucho más seria que una linda historia de amor en la escuela secundaria. Con 15 años, Richardson trabajaba duro los fines de semana para comprarle un anillo de compromiso a su amada.
"Lo había visto en la vitrina de Goldsmiths en Penrith, y sabía que quería comprárselo a Helen... Un amigo pensó que yo era un loco", recordó Grame.
SUS PADRES Y LA DISTANCIA
Después de la propuesta, las almas gemelas tenían toda la intención de casarse. Pero, sus padres lo desaprobaron debido a su edad.
Además, con Richardson yendo a la universidad en 1994, que estaba a 50 millas de distancia, a los dos les costó mantenerse en contacto.
Sus cartas nunca llegaron a entregarse tampoco. Y así, lo que parecía que iba a ser una historia de amor para toda la vida llegó a un amargo final.
Entonces, aunque con el corazón roto, Marshall y Richardson siguieron adelante; ambos encontraron compañeros de vida y tuvieron hijos. Pero, sus hijos terminaron yendo a la misma escuela.
TODAVÍA HABÍA AMOR
Y así, una vez más, los dos lucharon por mantener sus ojos alejados del otro en los pasillos. Sin embargo, no fue fácil.
Marshall recordó: "Dijo que solía reducir su paso cada vez que pasaba junto a mí y miraba cómo mi cabello rebotaba mientras caminaba".
También vivían cerca el uno del otro, a solo tres millas de distancia. Lo más conmovedor de todo es que Helen se había quedado con el anillo de bodas que su novio de secundaria le regaló hace tantos años.
RECONECTARSE
La pareja finalmente se separó de sus esposos. Después de esto, al igual que el reto por la barra de chocolate, Helen se armó de valor y le envió un mensaje a su antiguo amor en Facebook.
Resulta que su amor nunca había muerto, pero estaba esperando que la pareja lo reavivara dos décadas después. Los tortolitos volvieron a formar una relación.
A continuación, mientras estaba en Croacia, el amor perdido de Marshall le pidió que pasara el resto de su vida con él. Richardson usó el anillo de compromiso que originalmente le había comprado a los 15 años.
La pareja, que ahora tiene 40 años, se dio el sí quiero el 17 de abril de 2021 en una ceremonia íntima. La boda se completó con champán y hamburguesas y, por supuesto, la hermosa perspectiva de estar juntos para siempre.
SU ALMA GEMELA
Helen dijo que ambos se sienten completamente en paz juntos y que son dos mitades de la misma persona. Los años pasaron, pero su amor permaneció intacto.
"Siento que estoy en casa. Como si estuviera completa. Él es mi alma gemela y yo soy suya. Es una verdadera historia de amor feliz", manifestó Helen.
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Marshall y Richardson estuvieron separados durante décadas, un hecho que sugeriría que su tiempo como amantes habría terminado. Pero, la vida tenía otra cosa en mente. El destino no escucha el tiempo.