Niña negra con padres blancos es separada de su familia: vuelve a abrazar a su madre 30 años después
Fueron necesarias décadas de angustia, odio, rechazo y confusión para que una mujer negra se volviera a reunir con su madre. Su vida estuvo signada por algo que siempre estuvo fuera de su control. Esta es su historia.
Mantenerse fuerte frente a la adversidad puede ser difícil, especialmente para quienes no saben cuál es su lugar en el mundo. Y si bien los tiempos difíciles pueden sacar lo mejor de una persona, también pueden causar con un dolor insuperable.
Una niña sudafricana vivió una pesadilla interminable, cuando fue privada de la oportunidad de vivir una infancia normal. Le tomó años recoger los pedazos y encontrar su propia identidad.
Sandra Laing de pequeña | Foto: YouTube.com/Our Life
Una niña especial
Sandra Laing nació en 1955 en Piet Retief, un pequeño pueblo conservador en la Sudáfrica. Sus padres, Abraham y Sannie Laing, hablaban afrikáans y eran comerciantes blancos del este de Transvaal (ahora llamado Mpumalanga).
Tenía dos hermanos, Leon y Adriaan, pero la piel de Sandra era más oscura que la de todos los miembros de su familia y su cabello negro estaba muy rizado. Sus padres se negaron a aceptar lo que estaba frente a ellos. Sandra recordó, según recoge Daily Mail:
“Mi padre me decía que era blanca. Pensaba en mí como su niña blanca”.
Apartheid en Sudáfrica
Durante el apartheid, la clasificación racial de una persona determinaba varios aspectos de su vida, como con quién podía casarse, dónde podía vivir y el tipo de trabajo que podía conseguir. Los sudafricanos eran segregados en cuatro grupos: blancos, asiáticos/indios, de color y negros.
[De izquierda a derecha] Sannie, Sandra, y Abraham Laing. | Foto: YouTube.com/Our Life
Bajo tal sistema, una Sandra de piel oscura creció entre blancos sin ningún sentido del color y solo deseaba ser feliz y jugar con sus amigos. Pero con el tiempo, comenzó a sentirse incómoda en su piel y sufrió el rechazo de quienes creía sus iguales.
Soportando el trato duro
Al igual que otros niños de su edad, Sandra asistió a un internado en su pueblo, donde pronto se dio cuenta de que no era bien recibida. Otros estudiantes a menudo la llamaban por nombres como “sucia”, “negra”, “cabello rizado” y le hacían comentarios despectivos.
Le decían que no tenía lugar en una escuela para blancos. En 1962, su escuela comenzó una campaña en su contra, que duró cuatro años. Los maestros declararon explícitamente que no querían que ella fuera a ninguna institución blanca en Sudáfrica.
Sandra Laing. | Foto: YouTube.com/Our Life
Finalmente, el 10 de marzo de 1966, Sandra, de 10 años, fue expulsada de su escuela. Dos policías la llevaron a casa debido a las interminables quejas de estudiantes, maestros y padres sobre el color de su piel y su cabello.
Se puso peor
La noticia conmocionó profundamente a la pequeña y a su familia, por lo que su padre, Abraham, decidió que era hora de hacer algo. Hizo una campaña pública para reclasificar a su hija como blanca y eso los puso en el centro de atención de todos. Surgieron dudas sobre si Sandra era su hija biológica.
Acusaron a, Sannie, madre de Sandra, de haber tenido una aventura con un hombre negro. Afortunadamente, Abraham aceptó someterse un análisis de sangre que podía descartar la paternidad, y la prueba estableció que él era potencialmente el padre de la niña.
Sandra Laing y Petrus Zwayne. | Foto: YouTube.com/Our Life
Rechazada
Todos se preguntaban: ¿por qué Sandra se veía diferente de sus padres blancos? La explicación probable era que sus padres caucásicos probablemente portaban un gen inactivo transmitido por sus antepasados africanos.
Sin embargo, la Sudáfrica del apartheid era ajena a las pruebas de ADN. A pesar de los resultados de la prueba de paternidad, Sandra siguió siendo despreciada y rechazada como blanca.
Durante este tiempo, se comenzó a sentir más cómoda interactuando con personas negras e incluso aprendió zulú. Finalmente, Abraham logró que Sandra fuera reclasificada como blanca, tras un cambio en las leyes, más el rechazo continuó.
Sandra Laing con sus tres hijos. | Foto: YouTube.com/Our Life
Vía de escape
La inclinación de Sandra hacia los negros continuó, y cuando cumplió 14 años, conoció a un hombre negro, Petrus Zwane, que era 20 años mayor que ella. Era un vendedor de frutas y verduras que a menudo pasaba por la tienda de sus padres.
A los 16, Sandra se fugó con él, una decisión que tendría profundas consecuencias. Escaparon a Swazilandia, donde no había apartheid, pero la pareja fue arrestada por entrada ilegal y enviada de regreso a Sudáfrica.
Zwane fue puesto en libertad, pero Sandra permaneció encarcelada durante tres meses. Finalmente, el tribunal dictaminó que la joven estuviera al cuidado de su novio y la madre de él.
Sandra Laing y Johannes Motlaung. | Foto: YouTube.com/Our Life
Sandra ahora había ganado una familia negra, pero perdió trágicamente a la blanca. Abraham se enfureció con ella y se negó a volver a verla. Incluso le prohibió a Sannie que la visitara y cortaron todo contacto con su hija.
La adolescente estaba desconsolada, pero intentó seguir adelante con su vida. Tuvo tres hijos, Henry, Elsie y Jenny, quien falleció poco después.
Sandra recordó haber visitado a su madre con su hijo mayor, Henry. Y aunque Sannie estaba feliz de ver a su hija y a su nieto, le pidió que se marchara antes de que su padre regresara.
Sandra se pone a llorar en la tumba de su padre. | Foto: YouTube.com/Our Life
Diagnóstico errado
Temerosa de que le quitaran a sus hijos debido a la diferencia racial, Sandra solicitó que la reclasificaran como negra. Lamentablemente, fue rechazada porque era menor de edad y su padre no quiso dar su consentimiento.
Poco a poco, su relación con Zwane se volvió violenta y, para salvar su vida y la de sus hijos, Sandra se escapó con David Radebe, un amigo de su esposo, en 1979. Tuvo otro hijo, Prins. Su relación duró muy poco, y para mantener a su familia comenzó a limpiar casas.
Sus problemas estaban lejos de terminar. Una patología uterina fue diagnosticada erróneamente como cáncer y eso hizo que las autoridades se llevaran a sus hijos.
A los 26 años, encontró su primer trabajo estable en una fábrica de cosméticos y visitaba a menudo a sus hijos que aún estaban en la asistencia social. En ese tiempo tuvo una corta relación y nació su quinto hijo, Anthony.
Sandra le da un beso tierno a su madre durante su reencuentro. | Foto: YouTube.com/Our Life
Una gran familia
En 1987, la vida de Sandra dio un giro agradable cuando conoció a un camionero, Johannes Motlaung. La pareja pudo prosperar y alquilar una casa, que ayudó a Sandra a recuperar a sus hijos.
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Dieron la bienvenida a un niño, Steve, y Sandra finalmente se sintió estable y amada. En el año 2000, un director de cine británico quedó profundamente conmovido por su historia y decidió hacer un largometraje sobre su vida, titulado “En busca de Sandra Laing”.
Sandra comenzó a recibir reconocimiento y una seguridad sin precedentes. Una sensación de bienestar la invadió y su familia se convirtió en su mayor fortaleza. Cuatro de sus hijos se casaron y tiene siete nietos.
Con frecuencia, su gran familia organiza reuniones familiares en las que fortalecen los lazos sagrados de unión y amor. Pero en el corazón de Sandra había agujeros, y un profundo anhelo por su familia blanca, a quienes buscó cuando terminó el apartheid.
Sandra y su gran familia. | Foto: YouTube.com/Our Life
Volviendo a sus raíces
Quedó destrozada cuando se enteró de que su padre había fallecido en 1988. Y pudo encontrar a su madre casi 30 años después, en el año 2000, en un asilo de ancianos de Pretoria. Se dieron un abrazo lleno de amor.
“Tenía miedo de que todavía estuviera enojada conmigo. Pero mamá levantó la vista y supe que todavía me amaba”, relató Sandra.
Sannie pudo conocer a los hijos de Sandra y se sintió encantada de ver a su hija después de tanto tiempo. Por su parte, sus hermanos se negaron a volver a verla, aunque recientemente recibió una llamada de Leon.
“Él [Leon] dijo que después de que me fui de casa, mi madre y mi padre nunca volvieron a ser felices. Había elegido no ser su hermana y debía asumir las consecuencias”, reveló Sandra, desconsolada.
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El apartheid terminó en 1994 y, desde entonces, Sudáfrica ha recorrido un largo camino para volverse acogedora y tolerante con las personas de diferentes razas y colores. Hoy, Sandra vive como un ícono nacional y ha encontrado su lugar en el mundo como mujer negra.
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