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Cajas en una puerta | Foto: Shutterstock
Cajas en una puerta | Foto: Shutterstock

Anciana envía ropa hecha a mano a orfanato durante 5 años: un día recibe 2 cajas en respuesta - Historia del día

Georgimar Coronil
22 abr 2022
07:30

Una mujer mayor que pasó cinco años tejiendo ropa para un orfanato hasta que un día regresó a casa y se encontró con dos cajas en su puerta. Inmediatamente se puso en alerta, ya que no había pedido nada.

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Carol Méndez era una anciana que vivía sola en un pequeño pueblo. Su marido, Jorge, había fallecido décadas antes, pero como la mujer lo había amado profundamente, decidió no volver a casarse.

La dama canalizó de inmediato toda su energía en tejer. Tras jubilarse de su empleo regular, optó por seguir haciendo prendas de ropa.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

Un día, estaba trabajando en una manta cuando se quedó sin hilo. Entonces, decidió salir de su casa a comprar más.

"Un poco de suerte me vendría muy bien ahora", pensó mientras salía de su hogar ese día.

A pesar de estar triste por la muerte de su esposo, Carol disfrutaba salir de vez en cuando, porque así podía encontrarse con gente nueva. La anciana conoció una vez a una interesante pareja que quería que les ayudara a terminar una discusión.

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Por supuesto, Carol se había puesto del lado de la mujer. Luego, ambos se alejaron molestos, alegando que ella había tomado partido por su género.

Carol se rio después de que ambos se fueran porque, realmente, había sido parcial en su juicio.

Mientras se dirigía a la tienda para recoger sus cosas, Carol se prometió a sí misma decirle al hombre que había tenido razón, si volvían a cruzarse.

La anciana se apresuró a comprar los artículos que necesitaba, pero más cosas le llamaron la atención, así que adquirió más de lo previsto.

La mujer la estaba pasando muy bien hasta que llegó la hora de volver a casa. Carol había comprado demasiadas cosas y le costaba cargar todo a la vez.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

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Mientras se esforzaba por caminar con todas las bolsas de la compra, sintió que alguien le daba un golpecito. Era una adolescente que le ofreció ayuda.

"Hola, soy Diana, parece que el peso es demasiado para usted. Puedo ayudarla si quiere, voy en su dirección", dijo la chica.

"Pues gracias jovencita, estaré encantada de que me ayudes", respondió Carol antes de pasarle algunas de las bolsas de la compra a la chica.

Caminaron en agradable silencio, y después de que Diana llevara las bolsas a su casa, Carol le sugirió que entrara a tomar una taza de té caliente.

"Lo siento, pero probablemente debería irme", dijo Diana en respuesta.

"Por favor, acepta el té, tus padres te han educado bien y me gustaría mostrarte mi gratitud por tu ayuda. Insisto".

"Pero yo nunca he tenido padres", murmuró Diana. Carol se sintió inmediatamente mal por decir lo que había dicho.

"Lo siento, jovencita", dijo.

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Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

"No pasa nada, el orfanato no está tan mal; está a un par de manzanas. Ahora debo irme, gracias por el té", dijo Diana, y se fue.

"Ni siquiera conseguí su número de teléfono", recordó Carol treinta minutos después de que la chica se hubiera ido.

Mientras la mujer mayor limpiaba la mesa, se fijó en unos billetes bajo el platillo de la taza de Diana. La chica había visto que Carol parecía ser ahorrativa con sus gastos y había supuesto que la señora andaba escasa de dinero.

Carol quiso retribuirla, pero como ya no ganaba dinero como antes, decidió agradecérselo de otra manera.

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A partir de ese momento, empezó a tejer ropa para el orfanato donde Diana vivía y siguió haciéndolo durante cinco años. Carol llevaba todos los meses al orfanato las cosas que tejía y las dejaba en la puerta.

Un día volvió a casa tras dejar su última tanda de tejidos al orfanato y encontró dos cajas en la puerta. Se puso en alerta al acercarse, porque sabía que no había pedido nada.

Tras unos minutos de observación, abrió las cajas y encontró un sobre con dinero, una nota y una nueva máquina de tejer.

Carol no podía creerlo, así que leyó la nota rápidamente.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

"Su amabilidad es ilimitada", comenzaba. "Muchas gracias por lo que hace. Recientemente, nuestro orfanato recibió una donación y nos gustaría compartir este dinero con usted y también darle esta máquina de tejer. A nuestros niños les encanta la ropa que hace y nos gustaría pagarle por su duro trabajo. Por favor, acepte este convenio, ya que nos gustaría retribuirle de alguna manera".

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Mientras terminaba de leer la carta, Carol oyó un ruido detrás de ella, y cuando se giró, estaba mirando a una Diana adulta, acompañada de unos cuantos niños del orfanato.

"Querían conocerla", dijo Diana refiriéndose a los niños, que abrazaron a Carol y le agradecieron por la ropa.

"¿Pero cómo supiste que era yo?", le preguntó una emocionada Carol a Diana mientras veía a los niños correr por su patio.

"Ahora trabajo en el orfanato y la vi traer ropa el mes pasado y el anterior, así que decidí que teníamos que encontrar una forma de recompensarla".

"Tú me has inspirado, querida", dijo Carol con una sonrisa antes de llevarlos a todos a su casa para tomar el té.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

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¿Qué aprendimos de esta historia?

  • El bien es cíclico: Las buenas acciones no terminan con quien las hace; ya que, el que recibe la ayuda, generalmente la transmite a otra persona que le corresponde llevando a cabo más actos bondadosos. Tal y como pasó con Diana y Carol. Su breve interacción inspiró a Carol a hacer lo el bien, y muchos se beneficiaron de ello.
  • No olvides recompensar la bondad: Es la única manera de mantener el ciclo en marcha. Cuando una persona hace algo bueno, si se le elogia o recompensa por ello, esa persona repetirá la misma acción o la hará incluso mejor. Carol recompensó a Diana por ayudarla ese día haciendo ropa durante cinco años para el orfanato. La bondad de la chica hizo que la mujer mayor se comprometiera más con la causa.

Comparte esta historia con tus amigos y familiares para inspirarlos.

Este relato está inspirado en la historia de un lector y ha sido escrito por un redactor profesional. Cualquier parecido con nombres o ubicaciones reales es pura coincidencia. Todas las imágenes mostradas son exclusivamente de carácter ilustrativo. Comparte tu historia con nosotros, podría cambiar la vida de alguien. Si deseas compartir tu historia, envíala a info@amomama.com.

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