Madre viuda nota que hijo se escapa de casa cada noche: un día, él regresa con bolso lleno de dinero - Historia del día
Una madre viuda descubre que su hijo se escapaba de la casa todas las noches. Un día, el chico regresó con una bolsa llena de dinero en efectivo, y la razón la dejó a la mujer impactada.
Mary se despertó con el crujido de una ventana en la habitación de su hijo. Intentó entrar, pero su puerta estaba cerrada. Decidió ver hacia su ventana hacía el exterior de la casa y la razón dejó impactada a la mujer.
Mary estaba decepcionada, pensando que Iván se escapaba para encontrarse con amigos. Había estado teniendo dificultades para comunicarse con su hijo adolescente. Sintió como si él nunca la hubiera escuchado.
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Su dinámica familiar cambió hace seis meses cuando el esposo de Mary, David, falleció. Tenía una enfermedad rara que necesitaba cirugía de emergencia, pero ningún hospital quería recibirlo sin depositar un pago inicial.
No tenían suficiente dinero para pagar los gastos médicos, ya que David había estado sin trabajo durante meses debido a sus problemas de salud. Mary tampoco tenía dinero. Acababa de terminar de pagar un préstamo por su casa.
Iván hizo todo lo posible para recaudar dinero junto a su mejor amigo, Eduardo. Vendieron productos horneados en la escuela y un par de sus cosas en una venta de garaje, con la esperanza de poder hacer lo suficiente. Desafortunadamente, no fue suficiente para pagar la cirugía.
Al final, todos sus esfuerzos fueron en vano. David sucumbió a su enfermedad y murió antes de llegar al quirófano. Mary e Iván quedaron devastados y, en un momento, se culparon a sí mismos por no poder salvarlo.
La muerte de su padre afectó mucho a Iván y provocó tensión en la relación con su madre. Se convirtió en un chico reservado, que solo confiaba en Eduardo.
Aunque Iván era amable y responsable, mantuvo la distancia y rara vez se esforzaba por iniciar una conversación con su mamá. Nunca supo por qué, y Mary se entristecía, especialmente porque la pérdida de su esposo también fue dura para ella.
A pesar de esto, Iván trató de apoyar a su madre tanto como pudo. Sabía que ella luchaba por trabajar mientras se aseguraba de que todo funcionara sin problemas en casa. Por eso, después de la escuela, consiguió un empleó como cajero en un café local.
Llegaba a casa a tiempo para la cena antes de irse a la cama y volver a hacer la misma rutina al día siguiente. Su trabajo como cajero le permitía ahorrar para sí mismo y para pequeñas cosas que podía aportar en casa.
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Iván compraba comestibles y, a veces, también pagaba las cuentas. Si bien Mary odiaba tener que aceptar el dinero de su hijo en lugar de ahorrarlo para su futuro, no tenía otra opción. Estaban luchando por salir adelante económicamente.
El día después de que Mary lo sorprendiera escabulléndose, decidió ver si lo volvería a hacer o no. A la siguiente noche, ella fingió irse a la cama, pero en realidad esperó junto a la ventana para ver si Iván se escapaba. Y así lo hizo. Regresó temprano en la mañana.
Más tarde ese día, Mary decidió confrontar a Iván al respecto. "¿Adónde vas tan tarde en las noches, Iván? ¿Por qué tienes que escabullirte?", preguntó su madre.
Iván se negó a decir la verdad y simplemente dijo: "Hay algunas cosas que debo hacer, mamá. No tengo ningún problema, pero confía en mí".
"Debes decírmelo. No estás en ningún problema, ¿verdad? Tus calificaciones podrían verse afectadas. No duermes lo suficiente todas las noches", le dijo.
"No estoy en ningún problema, mamá. Por favor, confía en mí. Te prometo que no estoy haciendo nada malo", le aseguró Iván.
Aunque dudaba en dejar que Iván saliera por la noche, Mary siempre tuvo debilidad por su hijo. Cuando él le decía que confiara en él, ella lo hacía. Entonces, desde ese día, ella ya no lo interrogó y le permitió salir por la noche usando la puerta principal y no su ventana.
Un día, Iván regresó a casa con su mochila llena de dinero. Vació la bolsa sobre su cama, y su madre se sorprendió cuando pasó y la vio.
"¡Iván!", exclamo. "¿De dónde sacaste todo ese dinero?".
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"Mamá, siéntate antes de sacar conclusiones y pensar que hice algo ilegal. Estoy listo para contarte toda la historia", dijo, acercando su silla de estudio a su cama para que su mamá pudiera sentarse.
Una vez que Mary se sentó, Iván comenzó a explicar. "Conoces a Eduardo, ¿verdad? Mi mejor amigo", preguntó, y su madre asintió.
"Su papá está enfermo y necesita cirugía. Mamá, sabes lo difícil que fue para mí ver a papá pasar por esto, pero no pudimos ayudarlo. No quiero que Eduardo experimente lo mismo", admitió.
En ese momento, Mary tenía la mano sobre la boca cuando estaba a punto de llorar. Iván siguió hablando. "Decidí hacer turnos dobles en el café para ayudarlos a recaudar dinero. No se lo dije a nadie; quería tener el dinero conmigo primero antes de entregarlo".
"¿Has ganado tanto trabajando en el café?", preguntó Mary.
"Sí, mamá. Trabajé ocho horas al día, siete días a la semana estos últimos dos meses. Por supuesto, he estado trabajando en el café incluso antes de hacer turnos dobles. Tuve que sacar algo de dinero de mis ingresos anteriores para recaudar $10.000 para el padre de Eduardo", reveló Iván.
"No te preocupes, mamá. Todavía me quedan algunos ahorros para cuando tengamos que pagar. No me quedaré sin nada", aseguró.
A este ritmo, Mary estaba llorando. No podía creer lo desinteresado que era su hijo y lo fuerte que había sido en los últimos meses. "Estoy muy orgullosa de ti. Tu papá también lo estaría. Él te mira desde el cielo y está muy orgulloso del hombre en el que te has convertido".
Mary decidió acompañar a Iván a la casa de Eduardo ese mismo día. Sin embargo, antes de irse, lo sentó en la mesa del comedor.
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"Iván, cariño", le dijo. "Quiero que me prometas que, a partir de hoy, no habrá más secretos y mentiras entre nosotros, ¿de acuerdo? Soy tu mamá, pero quiero que sepas que también puedo ser tu amiga”.
“Puedes confiar en mí con cualquier cosa. Tus problemas, tus preocupaciones y, por supuesto, tus recuerdos felices también", dijo Mary.
Iván asintió. "Lamento haberte ocultado cosas, mamá. Mantuve mi distancia porque perder a uno de mis padres fue muy difícil. No podía imaginar perder a otro, así que decidí guardar mis miedos. Te tengo a ti y quiero poder compartir todo contigo", admitió.
Iván y Mary se abrazaron. Cuando ambos estuvieron listos para irse, caminaron hacia la casa de Eduardo, donde el adolescente le entregó a su mejor amigo la bolsa de dinero. "Espero que esto ayude a pagar la operación de tu padre, amigo", manifestó mientras lo abrazaba.
Eduardo estaba en estado de shock, ya que sabía que Iván no era rico. De hecho, sabía que su familia estaba pasando apuros, por lo que Iván debe haber trabajado mucho para ganar tanto dinero.
"No puedo aceptar esto de ti, Iván", dijo Eduardo, negándose a tomar el dinero.
Iván, sin embargo, no aceptaría un no por respuesta. Insistió, diciendo que era algo que tenía que hacer, no solo por Eduardo sino por su difunto padre.
"Estoy haciendo algo que no pude hacer por mi propio papá. Se lo debo a él. Por favor, acéptalo y espero que la cirugía de tu papá salga bien", dijo antes de tomar la mano de su mamá y caminar hacia su casa.
Dos días después, Iván y Mary se despertaron temprano por la mañana debido al ruido de un taladro afuera. "¿Hiciste reparar algo, mamá?", preguntó Iván, medio dormido, al entrar en la habitación de su madre.
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"No lo hice, cariño. ¿Qué están haciendo estos hombres, cortando nuestro jardín delantero?" preguntó, mirando por la ventana.
Decidieron bajar las escaleras para ver de qué se trataba la conmoción y fueron recibidos por un grupo de hombres, incluidos Eduardo y su padre.
"¡Señor Adrián! ¿Ya le hicieron la cirugía? ¿Por qué no está descansando?", preguntó Mary, sorprendida de ver al padre de Eduardo en su jardín.
"Buenos días, Mary e Iván", dijo el Sr. Adrián con una sonrisa. "Quería venir aquí y agradecerte personalmente por tu amabilidad. Mi hijo me contó todo", reveló.
Eduardo miró a su mejor amigo antes de acercarse para abrazarlo. "Eres la persona más valiente y amable que conozco, ¿lo sabías, amigo? Tengo tanta suerte de ser tu mejor amigo", dijo.
Iván sonrió y le dio unas palmaditas en la espalda. "Cualquier cosa por las personas que amo", respondió.
Antes de que pudieran hablar un poco más, Mary interrumpió. "Lo siento, pero ¿qué están haciendo todos estos hombres en nuestro patio? No ordené ninguna reparación", preguntó.
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"Ah, eso", se rio el Sr. Adrián. "Bueno, verá, mi médico encontró una forma no invasiva de curar mi enfermedad. Ya no necesito cirugía. Les conté a mis amigos lo que Iván hizo por mí, y todos quedaron conmocionados y conmovidos por su gesto desinteresado", dijo.
"Entonces, decidimos gastar todo el dinero que también recaudaron para mi cirugía para renovar su casa. La pagamos en su totalidad, y aquí quedan $20.000 adicionales. Por favor, me gustaría que los tenga", explicó Adrián.
Iván y Mary se sorprendieron por su generosidad, pero Mary tuvo que negarse. "No podemos aceptar eso", precisó.
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"Iván trabajó duro por este dinero, tía Mary. Debes aceptarlo", insistió Eduardo. "Además, no nos iremos hasta que lo tomes", bromeó.
"Siempre que necesites ayuda o si alguna vez tienes algún problema, sabes a quién llamar. Siempre te ayudaremos", agregó el padre de Eduardo.
Iván y Mary no tuvieron más remedio que aceptar la ayuda que se les ofreció. Y cuando lo hicieron, Eduardo y su padre los abrazaron. Entraron a la casa para tomar un delicioso desayuno casero juntos y compartir historias sobre sus vidas.
Desde entonces, siempre se han cuidado el uno al otro. Iván y Eduardo no solo siguieron siendo mejores amigos, sino que Mary también comenzó una amistad con los padres del chico.
Acogieron a Mary e Iván durante las vacaciones y ocasiones especiales, asegurándose de que siempre estuvieran atendidos, incluso sin David en sus vidas.
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¿Qué podemos aprender de esta historia?
- Haz el bien, y seguramente volverá a ti: Aunque Iván y Mary lucharon por salir adelante después de la muerte de David, esto no impidió que Iván quisiera ayudar a otras personas. Se aseguró de trabajar duro para mejorar la salud del padre de su mejor amigo. Su bondad le fue devuelta multiplicada por diez.
- La verdadera amistad es el tesoro más valioso: Iván y Eduardo habían sido amigos durante años, por lo que compartían la felicidad, los triunfos y las tristezas del otro. Cuando Eduardo necesitó ayuda, Iván hizo todo lo que pudo por ayudarlo, de la misma manera que su amigo lo ayudó cuando lo necesitaba.
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