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Mamá sigue a hija adolescente que tomó todo el dinero que había ahorrado y salió de noche - Historia del día

Mayra Pérez
15 feb 2022
18:20

Cuando una madre descubre que su hija adolescente abandona la casa a altas horas de la noche con todo su dinero ahorrado, decide seguirla y descubre algo asombroso. Años después, la hija recibe una carta muy especial.

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“¡Oh, vamos, mamá! No es que no puedas darme dinero extra por una vez”, le espetó su hija María, una noche cuando regresó del trabajo.

“Cariño, por favor trata de entender”, explicó Sherry. “Tenemos un presupuesto ajustado este mes. Podemos comprarte las botas dentro de algunas semanas”.

Una adolescente camina por un callejón solitario en la noche. | Foto: Shutterstock

Una adolescente camina por un callejón solitario en la noche. | Foto: Shutterstock

“Pero mamá, ¡todas las chicas de mi clase las tienen! ¡Y se ven geniales! ¡Yo también las quiero! El mes pasado prometiste que me comprarías un vestido nuevo y no lo hiciste. Así que esta vez no me iré hasta que tenga mis botas nuevas”.

“Ambas sabemos lo que hiciste después de eso, María. ¿No tomaste dinero de mi billetera sin preguntarme? Lo dejé ir porque no era una gran cantidad. ¿Qué tienes que decir al respecto?”.

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“¡Pero eso no es mi culpa, mamá!”, respondió María. “Es porque no me has dado dinero durante dos meses. Sigues diciendo que no podemos pagar nada, y cada vez que te pido que me compres algo, me dices que lo harás después. ¡Eso realmente me molesta!”.

“¡María!”, le advirtió su madre. “¡Cuida tu lenguaje! ¡Solo porque te estoy hablando cortésmente no significa que puedas decir lo que quieras!”.

“¡Te hablo como sea!”, dijo la adolescente con hostilidad. “¡Es por tu culpa que papá ya no está con nosotros! No podías pagar su tratamiento y murió. ¿Quieres que yo también sufra? ¡Escucha, mamá, no soy como papá! No me voy a conformar!”.

“María, hay…”

“¡En realidad, no quiero seguir hablando contigo, mamá! ¡Harás promesas que no cumplirás! Me voy a mi habitación. ¡Realmente me irritas estos días!”. María fue a su habitación y cerró la puerta detrás de ella.

Una joven llora con su rostro entre sus manos. | Foto: Pexels

Una joven llora con su rostro entre sus manos. | Foto: Pexels

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La pobre mujer se quedó llorando. En el cumpleaños 14 de María, su padre, Alex, había fallecido de cáncer. Sherry había hecho todo lo posible para salvarlo, desde las sesiones de quimioterapia hasta prodigarle cuidados y cariño.

Pero a medida que las facturas del hospital se fueron haciendo más costosas, todos sus ahorros y el dinero del seguro se agotaron y la muerte de Alex fue inevitable.

Desafortunadamente, Sherry no tenía parientes vivos que pudieran ayudarla, por lo que después de la muerte de su esposo, se quedó sola para cuidar de María. Trabajaba como camarera y, debido al bajo salario, vivía con un presupuesto reducido.

Por otro lado, las demandas de María seguían aumentando todos los meses: a veces era un vestido soñado y otras era maquillaje o zapatos nuevos. Sherry no quería decirle que no, pero no tenía opción.

Sin embargo, a diferencia de ocasiones anteriores, el desenlace esta vez fue aún peor. Después de su acalorada discusión, María y Sherry no se hablaron durante casi tres meses. Apenas un “Hola” casual o “Me voy de la casa” y “Puede que llegue tarde”, pero nada más.

Sherry había pensado que si le dedicaba algo de tiempo a María, las cosas mejorarían. Además, había comenzado a buscar un mejor trabajo para evitar las peleas cotidianas en el hogar y darle una vida mejor a su hija.

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Semanas después, fue contratada como recepcionista. El día que fue a la oficina para aceptar su nuevo empleo, llegó tarde a casa porque estaba en otra parte de la ciudad.

Vista de una habitación desde una puerta entreabierta. | Foto: Shutterstock

Vista de una habitación desde una puerta entreabierta. | Foto: Shutterstock

Decidió sorprender a María con la noticia y, para romper la tensión entre ellas, había comprado un pastel para celebrar. Pero al llegar, notó que su hija estaba empacando y que su habitación estaba hecha un desastre. La alcancía donde había estado ahorrando dinero estaba rota.

Sherry entró en pánico; no tenía idea de lo que estaba pasando. Se escondió en su habitación mientras María salía de la casa por la puerta principal.

Decidió seguir a su hija esa noche para ver a dónde iba, pensando que estaba tramando algo malo. Caminó en silencio detrás de ella, asegurándose de que no la notara, y después de unos minutos, vio a María caminando hacia un callejón lleno de contenedores de basura.

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Se escondió detrás de una pared y, unos segundos después, vio a un hombre desaliñado que se acercaba a su hija. María tomó todo su dinero, una manta y algunas prendas que había guardado en un bolso y se las ofreció al hombre.

“Esta es la ropa de mi padre, y espero que te queden bien”, explicó. “Lamento no poder llevarte a casa, pero puedes dormir aquí envuelto en la manta. Te mantendrá caliente en invierno”.

Los ojos de Sherry se llenaron de lágrimas cuando vio a su hija ayudando a alguien que lo necesitaba. De repente, notó que caminaba hacia la salida del callejón. Sherry aceleró sus pasos y llegó a casa antes, gracias a un atajo que conocía.

Cuando la joven entró en la casa, Sherry encendió todas las luces. “Entonces, ¿dónde estuviste hasta altas horas de la noche?” preguntó, fingiendo ser severa.

Un vagabundo sentado en una calle en la noche. | Foto: Unsplash

Un vagabundo sentado en una calle en la noche. | Foto: Unsplash

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“No quiero darte explicaciones, mamá. ¿Y tú por qué llegaste tan tarde? Pensé que no vendrías a dormir…”. Sherry no aguantó más y le dio un abrazo a su hija. “Estoy tan orgullosa de ti, María. No tenías que ocultármelo”.

“Mamá... ¿Estás bien? ¿De qué hablas?”.

“Te vi ayudando al vagabundo. Cuando llegué a casa, te vi empacando unas cosas y salir, así que decidí seguirte. Pero cariño, ¿por qué no me lo dijiste antes? ¡Estoy tan orgullosa de ti!”.

Los ojos de María se llenaron de lágrimas ante el cumplido de su madre. “Entonces me viste con Jorge”, dijo, luchando por hablar. “Él no tiene hogar y sus hijos lo echaron. Me lo encontré de camino a casa desde la escuela hace unos días. Extrañaba a papá y…”, el llanto le impidió seguir.

“Y estabas enojada conmigo; ¡ni siquiera me hablabas! Así que me sentía muy sola y comencé a verlo a menudo”.

“Oh, cariño, no estaba enojada. Pensé que necesitabas un poco de espacio. No te estaba evitando a propósito. Por cierto, ¿por qué saliste tan tarde en la noche? Podrías haber ido después de la escuela”.

“Más temprano tú estabas en casa y no quería tener que decirte que le estaba dando todos mis ahorros. Estaba llorando cuando lo conocí; él me consoló, habló conmigo, y me hizo sentir mejor. Quería ayudarlo, así que le di dinero y la ropa de papá”.

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Una madre da un beso a su hija adolescente. | Foto: Pexels

Una madre da un beso a su hija adolescente. | Foto: Pexels

“Bueno, ¿qué tal si nos reunimos con George mañana? Tengo una idea para ayudarlo”, sugirió Sherry.

“Gracias, mamá”, dijo María mientras la abrazaba una vez más. “Y siento mucho por haberme comportado tan groseramente”.

“Está bien, cariño. Debí haber sido más paciente contigo. Por cierto, compré un pastel porque encontré un nuevo trabajo. ¡Vamos a comerlo!”.

“¿En serio? ¡Felicitaciones, mamá!”.

“¡Gracias, cariño!”.

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13 años después…

María comenzó a trabajar como ingeniera de software. Había logrado estudiar con una beca en una excelente universidad. Una tarde, escuchó sonar el timbre de la puerta y al salir descubrió una carta en la entrada.

Estaba dirigida a ella, pero no había información sobre el remitente. Cuando abrió la carta y comenzó a leer, su pasado pasó frente a sus ojos.

Un sobre sellado sobre una mesa. | Foto: Pexels

Un sobre sellado sobre una mesa. | Foto: Pexels

“Querida Maria,

Gracias por ayudarme con tanta generosidad. Espero que no me hayas olvidado. Me contrataron como guardia de seguridad con la ayuda de tu madre. Me entristeció cuando se fueron de la ciudad después de que obtuvieras una beca para estudiar lejos.

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Pero gracias a ti y a tu madre, sentí que volvía a tener una familia. Sé que te sorprenderá, pero nunca fui realmente un vagabundo. Era un exitoso hombre de negocios, y cuando descubrí que mis hijos y mi esposa solo querían mi dinero, así que me disfracé para encontrar un heredero.

Cuando te conocí a ti y a tu madre, supe quién serían mis herederas. Sin embargo, nunca les revelé mi identidad porque era muy feliz viviendo una vida humilde al lado de ustedes.

Es posible que cuando leas esta carta yo haya partido. Me diagnosticaron cáncer hace unos meses y ahora viviendo mis últimos días. Les dejé mi herencia a ti y a tu madre, y espero que sigan siendo felices.

Mi abogado se comunicará con ustedes y les hará una visita una semana después de que recibas esta carta. Gracias por ser tan generosa y amable conmigo.

Con amor,

Jorge Herrera”.

Una mujer joven en un cementerio. | Foto: Pexels

Una mujer joven en un cementerio. | Foto: Pexels

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María no podía creer lo que decía la carta, pero cuando el abogado de Jorge la visitó una semana después, supo que todo era verdad.

Para honrarlo, aceptó su herencia, y destinó el dinero en crear una institución para personas sin hogar. Todos los años visita su tumba para recordarlo y presentar sus respetos a su alma fallecida.

¿Qué podemos aprender de esta historia?

Hay que ser amable y ayudar al prójimo sin esperar nada a cambio. Así actuaron Sherry y Maria cuando conocieron a Jorge; lo ayudaron generosamente cuando él más parecía necesitarlo.

Un pequeño acto de bondad puede cambiar la vida de alguien para siempre. Sherry y Maria cuidaron de Jorge y lo salvaron de una vida solitaria y miserable.

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Este relato está inspirado en la historia de un lector y ha sido escrito por un redactor profesional. Cualquier parecido con nombres o ubicaciones reales es pura coincidencia. Todas las imágenes mostradas son exclusivamente de carácter ilustrativo. Comparte tu historia con nosotros, podría cambiar la vida de alguien. Si deseas compartir tu historia, envíala a info@amomama.com.
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