logo
página principalHistorias Inspiradoras
Un hombre en silla de ruedas | Foto: Shutterstock
Un hombre en silla de ruedas | Foto: Shutterstock

Niño y su hermana son los únicos visitantes del abuelo en su cumpleaños en hogar de ancianos - Historia del día

Vanessa Guzmán
26 abr 2022
10:00

Paco estaba sentado solo en su hogar de ancianos cuando su nieta y su nieto lo sorprendieron con una visita. Su padre, José, estaba ausente. Pero apareció enojado nada más para descubrir por qué sus hijos habían decidido ver a su abuelo ese día y todos aprendieron algo importante.

Publicidad

Paco se sentó solo en su habitación pensando en la vida y sintiéndose triste porque su familia no se había acordado de su cumpleaños. Vivía en un hogar de ancianos, ya que su hijo no podía cuidarlo. No le quedaba tiempo entre el trabajo y la crianza de sus niños.

José era padre soltero. Su esposa los había dejado varios años antes y las cosas se pusieron difíciles para la familia.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Unsplash

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Unsplash

El día del cumple de Paco, Elizabeth, su nieta de 15 años, y Daniel, de siete años, irrumpieron en su habitación con un pastel.

"¡FELIZ CUMPLEAÑOS ABUELO!", gritaron al unísono, y Paco no podría haber estado más encantado de verlos.

"Lo sentimos mucho, abuelo. No pudimos colocar 76 velas en este pequeño pastel. Pero lo compramos con amor. ¡Porque te queremos mucho, abuelo!", exclamó Daniel, y comenzaron a cantar feliz cumpleaños en medio de su habitación.

Publicidad

No era perfecto ni elegante, pero Paco no podría haber pedido más. Excepto que su hijo, José, no estaba allí con sus hijos.

"¿Dónde está tu papá?", preguntó luego de apagar la vela, y Elizabeth comenzó a cortar algunos pedazos de pastel.

“Mmm…", titubeó nerviosamente. "Está en un viaje de negocios. Así que decidimos pasar nosotros. Él también te envía un feliz cumpleaños".

Paco asintió, sin saber si su nieta decía la verdad, pero era una niña honesta. ¿Por qué mentiría?

Comenzaron a comer el pastel cuando Daniel habló. "Abuelo, esta noche juega nuestro equipo de baloncesto favorito. ¡Veamos el partido juntos como solíamos hacerlo en casa!".

El hombre mayor le sonrió al pequeño y encendió la televisión en su habitación. El juego estaba en su primer período, y todos se sentaron juntos a verlo felices. Era su definición de la velada perfecta.

Aproximadamente media hora después, José entró en la habitación y parecía que había corrido hasta allí. Estaba sin aliento y miró a sus dos hijos con ira.

Publicidad
Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

"¡ELIZABETH!", gritó. "¡No puedes salir de casa sin decírmelo primero! ¡Una nota en el refrigerador no es suficiente! ¿Qué están haciendo ustedes dos aquí? ¿Y tan tarde en la noche?".

"Papá, cálmate", manifestó Elizabeth.

Paco miró a su hijo y miró a su nieta con el ceño fruncido, sin entender lo que estaba pasando. "Elizabeth, pensé que dijiste que tu padre estaba en un viaje de negocios".

Elizabeth suspiró profundamente. "Sí, mentí, abuelo".

"¿Por qué?", preguntó.

"Porque papá no recordaba la fecha de hoy", continuó, sorprendiendo a Paco. Pero finalmente todo tuvo sentido y, por alguna razón, estaba increíblemente orgulloso de sus nietos.

Publicidad

"¿Qué está sucediendo?". José exigió saber, mirando de un lado a otro entre Elizabeth y Paco.

"¡Es el cumpleaños del abuelo, papá! ¡Le trajimos un pastel!", intervino Daniel felizmente. "¡Y ahora estamos viendo el partido! Como hacíamos cuando él estaba en casa".

"Oh", murmuró José, con la boca abierta por la sorpresa. "¡Papá! Lo siento mucho. Lo olvidé".

Paco lo perdonó rápidamente porque sabía que su vida era dura, y la verdad es que José se había olvidado de su cumpleaños porque tuvo su primera cita en mucho tiempo.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

Los niños volvieron a mirar el partido y José llevó a su padre a un lado para hablar en privado. "Lo siento, papá. Tuve una cita y estaba tan nervioso que lo olvidé. Ojalá pudiéramos salir contigo el resto de la noche".

Publicidad

"Hijo, está bien. Entiendo por qué me pusiste aquí. Es una molestia tratar con un hombre mayor, pero estoy bien aquí. Solo deseaba que me visitaran más a menudo", expresó Paco, palmeando el hombro de su hijo.

De repente, la enfermera nocturna entró en la habitación y les dijo que las horas de visita habían terminado hacía mucho tiempo. Únicamente los dejaron entrar porque era el cumpleaños de Paco.

"¡Disculpe, señorita!", expresó Daniel.

"¿Sí?", contestó la empleada.

"¿Puede darme la dirección de este lugar?", preguntó.

"¿Por su puesto, para qué?", respondió la enfermera con una gran sonrisa.

"Porque necesito saber a dónde enviar a mi padre cuando sea tan viejo como el abuelo", agregó Daniel inocentemente. No tenía idea de lo que los adultos en la sala escucharían sus palabras.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

Publicidad

Todos se sorprendieron y Elizabeth lo regañó con una pequeña palmada en el brazo: "Cállate", le dijo a su hermano pequeño. Pero José miraba fijamente a su hijo. No tenía idea de que Daniel ya había pensado en esas cosas.

Podría quedarse atrapado en este hogar de ancianos en el futuro después del ejemplo que les había dado a sus hijos. No podía dejar que sus hijos pensaran que abandonar a la familia estaba bien.

La enfermera miró incómodamente alrededor de la habitación y quiso irse, pero José la llamó. "Sabe qué... Señorita, vamos a llevar a nuestro papá a casa", le dijo José a la empleada del turno de la noche.

"Oh, ¿por cuánto tiempo?".

"Para siempre", declaró José. Elizabeth abrazó a su padre con fuerza mientras Daniel saltaba alegremente por la habitación.

Paco se sorprendió, pero comenzó a hacer las maletas con la ayuda de su familia. José contrató a un especialista en atención domiciliaria y su vida familiar fue hermosa.

Se dio cuenta de cuánto habían extrañado los niños a su abuelo y cuánto valoraba la contribución de su padre en todo. Fue la mejor decisión de su vida.

Publicidad
Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

¿Qué podemos aprender de esta historia?

  • Trata a los demás como quieres que te traten, especialmente a la familia: Si bien colocar a los ancianos en un hogar de ancianos no es algo malo, es mejor mantenerlos en casa si se puede.
  • Aprende de tus hijos: A veces, tus hijos pueden enseñarte la lección más crítica, como lo hizo Daniel con solo unas pocas palabras.

Comparte esta historia con tus amigos. Podría alegrarles el día e inspirarlos.

Este relato está inspirado en la vida cotidiana de nuestros lectores y ha sido escrito por un redactor profesional. Cualquier parecido con nombres o ubicaciones reales es pura coincidencia. Todas las imágenes mostradas son exclusivamente de carácter ilustrativo. Comparte tu historia con nosotros, podría cambiar la vida de alguien. Si deseas compartir tu historia, envíala a info@amomama.com.

Publicidad
Publicidad
Publicaciones similares