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Una señora mayor caminando por la calle | Foto: Shutterstock
Una señora mayor caminando por la calle | Foto: Shutterstock

Señora renuncia a su trabajo tras pelea con el director: él se presenta en su puerta 1 mes después - Historia del día

Georgimar Coronil
04 may 2022
16:00

Linda había trabajado toda su vida como contadora en una importante empresa, y seguía siendo la mejor empleada a su edad. Pero quería jubilarse, algo a lo que el director se negaba. Pidió unas vacaciones prolongadas, que le fueron denegadas, y fue entonces cuando finalmente decidió renunciar.

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"Señor Salas, llevo más de 40 años trabajando. Creo que ya me he ganado mi jubilación", le dijo Linda a su jefe.

"No, Linda. No puedes hacernos eso. No puedes dejar la empresa sin un sustituto adecuado. No es posible", respondió el Sr. Salas.

Aunque Linda era la mejor empleada, realmente necesitaba retirarse. Le resultaba difícil aprender todos los programas informáticos avanzados que salían y centrarse en una pantalla le estaba dañando la vista. Le dolía la cabeza todo el tiempo y se cansaba rápidamente. Ya era hora de que descansara, sobre todo porque había perdido gran parte de su vida trabajando allí.

La empresa exigía lo máximo de todos los que trabajaban allí. Linda era una mujer enormemente ambiciosa que quería lo mejor para su familia. Por eso, invertía el doble de horas y laboraba para convertirse en la empleada número uno de la compañía. Y había mantenido ese puesto durante décadas.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

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Pero ahora, el director, el Sr. Salas, le dijo que se quedara, y ella volvió a cumplir sus órdenes.

***

Por desgracia, Linda estaba abrumada de trabajo y triste porque su jefe no había apoyado su jubilación. Sus hijos y su marido, Tomás, se dieron cuenta y decidieron planear varias salidas de fin de semana.

Su esposo la sorprendió con pasajes para un viaje a Europa en verano. Eran intercambiables, así que lo único que necesitaba era organizar sus vacaciones en el trabajo para disfrutarlas plenamente.

Era la solución perfecta. Si el Sr. Salas no la dejaba jubilarse, tenía que darle unas vacaciones decentes. Al fin y al cabo, hacía muchos años que no se tomaba un descanso largo. Se lo merecía.

***

"¡Claro que no! Es demasiado tiempo. Te necesitamos aquí, Linda. Creía que ya lo habíamos discutido", dijo el gerente.

"Sr. Salas, me toca unas largas vacaciones después de todos mis años de duro trabajo. Hablamos sobre la jubilación y usted me dijo que no podía permitirlo. Unas vacaciones son solo un mes. Eso no es nada", replicó Linda.

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"Ya te he dicho mi respuesta. Es definitiva", dijo su jefe y empezó a teclear en su ordenador, lo que normalmente era la señal para que se fuera. Pero Linda ya estaba harta. Miró la cara del señor Salas y sintió una profunda tristeza. Después de todos estos años, así era como la trataba.

"Perfecto. Renuncio entonces", dijo con la voz más tranquila posible. No tuvo tiempo de disfrutar viendo la cara de sorpresa del Sr. Salas mientras ella salía de su oficina. Fue directamente a su escritorio y recogió algunas de sus pertenencias, fotos y cartera.

"¡Linda! ¡No puedes irte! No puedes dejarlo!", expresó el Sr. Salas mientras ella se acercaba al ascensor. Toda la oficina se giró para mirarlos con curiosidad.

"¡Adiós a todos!". Linda saludó a sus compañeros de trabajo. "¡Hoy me jubilo oficialmente!", comentó.

"¡BIEN! ¡VETE ENTONCES! ¡PODEMOS CONTRATAR A CUALQUIERA PARA HACER TU TRABAJO! ¡ES EL MÁS FÁCIL DE LA EMPRESA! ¡VETE! VIEJA DESAGRADECIDA!", expresó su jefe.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Unsplash

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Unsplash

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Los compañeros de Linda habían empezado a aplaudir, pero dejaron de hacerlo cuando el señor Salas empezó a gritar. Ella no le hizo caso. Entró en el ascensor y salió con una sonrisa. Era libre.

***

Un mes más tarde, Linda estaba ocupada en su habitación tratando de decidir qué equipaje llevar a Europa. Ella y su marido se marchaban en unos días y estarían viajando durante al menos dos meses. Iba a ser increíble, pero necesitaba tener opciones de vestuario.

El timbre de la puerta sonó. Se dirigió a la puerta y se sorprendió al ser recibida por los ojos entristecidos del Sr. Salas.

"Sr. Salas, ¿qué está haciendo aquí?", preguntó.

"Linda, estoy aquí porque te necesitamos. La empresa te necesita. Hemos contratado a una persona más joven y no sabe hacer nada. Estamos desesperados sin ti", suplicó.

"Pensé que cualquiera podía hacer mi trabajo", bromeó Linda.

"¡Por favor! No me hagas rogar. Te necesitamos de vuelta. Puedo ofrecerte un aumento de sueldo y las vacaciones que pediste", insistió el Sr. Salas.

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"No hay dinero en el mundo que me haga volver a trabajar, señor Salas. Le he pedido muy poco a lo largo de estas décadas. Fui la mejor empleada y aun así me trató como basura. Perdí mucho tiempo y me perdí muchos momentos especiales en la vida de mi familia. Ahora voy a disfrutar de los frutos de mi trabajo. Pasar tiempo con tus seres queridos sí. Adiós, señor Salas, y buena suerte", añadió.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

¿Qué podemos aprender de esta historia?

  • No desperdicies toda tu vida en un trabajo: La verdad es que una empresa te sustituirá fácilmente si pasa algo, así que no le dediques tu vida.
  • Trata bien a tus empleados: Algunos empresarios no aprenden lo valiosos que son sus trabajadores hasta que es demasiado tarde.
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Este relato está inspirado en la historia de un lector y ha sido escrito por un redactor profesional. Cualquier parecido con nombres o ubicaciones reales es pura coincidencia. Todas las imágenes mostradas son exclusivamente de carácter ilustrativo. Comparte tu historia con nosotros, podría cambiar la vida de alguien. Si deseas compartir tu historia, envíala a info@amomama.com.

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