Pareja de ancianos es guiada por un gato hasta una bolsa negra: ven una mano pequeña adentro - Historia del día
Una pareja de ancianos estaba dando un paseo por la ciudad cuando un gato les llamó la atención y les llevó hasta una bolsa negra. Para su sorpresa, vieron una pequeña mano que salía de su interior, lo que les hizo entrar en pánico.
Jefferson y Pamela tenían más de 70 años y llevaban 50 casados. Ahorraron mucho dinero a lo largo de su vida, ya que ambos trabajaban mucho y solo gastaban en ellos, puesto que no tenían hijos.
Aunque quisieron tener descendencia, no fue posible para ellos. Lucharon contra la infertilidad y no pudieron llevar a cabo ningún proceso de adopción, debido sus apretadas agendas laborales. Así que, a medida que envejecieron, se volcaron en el amor y el cuidado del otro.
Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels
Un día, Jefferson y Pamela dieron un paseo por el parque y hablaron de lo que harían con su dinero. Aunque tenían planeados un par de viajes para disfrutar de su riqueza, aún les sobraba.
Mientras caminaban por el sendero, un gato negro se detuvo justo frente de ellos. Maulló con fuerza y se quedó parado, impidiéndoles el paso. Pamela se agachó para acariciarlo. "Qué gatito tan dulce", dijo.
La mujer estaba a punto de darle de comer del taco que acababa de comprar, pero el gato salió corriendo y miró hacia atrás como si le pidiera que lo siguiera. Ella corrió tras el gato, y Jefferson la siguió enseguida.
La pareja se dio cuenta enseguida de que el minino intentaba llevarles a algún sitio. Se detuvo frente a un árbol, bajo el cual había una gran bolsa negra.
El gatito volvió a maullar y empezó a arañar suavemente la bolsa para hacerle un agujero. Entonces, la mano de un bebé apareció por el agujero. "¿Es... es lo que creo que es, Jeff?", preguntó Pamela a su marido.
Al acercarse, oyeron un llanto y el pequeño bajo la bolsa empezó a moverse de un lado a otro. Pamela echó un vistazo y vio un bebé recién nacido. "¡Oh, cielos!", exclamó, sorprendida por lo que veía. "¡Este pobre niño!"
"Jefferson, sujeta mi bolso. Tengo que sacarlo de ahí", dijo Pamela, lanzando su cartera hacia su marido. Levantó la bolsa y tomó al bebé en sus brazos. "¿Cómo puede alguien hacer algo así?", gritó mientras intentaba consolar al bebé que lloraba.
Mientras Pamela se ocupaba de calmar al niño, Jefferson llamó al 911. Pronto llevaron al bebé al hospital, mientras Jefferson y Pamela acudían de buen grado a la comisaría para ser interrogados.
La policía investigó rápidamente el caso y gracias a las grabaciones de las cámaras de seguridad del parque, identificó a la madre del niño como una huérfana de 19 años llamada Lila.
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La chica era tan pobre que no podía criar al niño por sí misma. Por eso, en su desesperación dejó al pequeño en el parque y lo cubrió con una gran bolsa negra para protegerlo del frío y la lluvia, esperando que alguien lo encontrara.
Sin embargo, por su inexperiencia, no pensó en el riesgo que el niño correría al terminar cubierto por la bolsa durante largo tiempo. La chica estaba muy arrepentida por lo que había hecho.
Tras lo sucedido, el bebé, llamado José, fue ubicado en una casa de acogida. Sus padres adoptivos eran muy amables y permitían que Lila y los ancianos lo visitaran. Pamela y Jefferson iban a menudo para ver cómo estaba el pequeño.
Un día se encontraron con Lila en la casa de acogida. La joven se esforzaba por calmar a su bebé que lloraba porque ella no sabía cómo cambiarle los pañales correctamente. "Deja que te ayude, querida", le ofreció Pamela. La joven madre accedió de buen grado, ya que lo estaba pasando mal.
"Nunca he cambiado pañales, nunca he tenido hijos, ya ves. Como tú, estoy aprendiendo. A mis 70 años, ahora comprendo lo que significa ser feliz: cuidar de un niño es una gran alegría", dijo entusiasmada mientras ponía cuidadosamente los nuevos pañales al chico.
Ese día, Jefferson y Pamela se enteraron de que el tribunal pondría fin a la patria potestad de la joven madre si no aportaba suficientes pruebas de que podía criar al niño en un ambiente apropiado. José permanecería en el sistema de acogida hasta que alguien lo adoptara.
La noticia entristeció a la pareja de ancianos. Se habían encariñado con José y se sentían muy mal por su joven madre, que quería a su hijo, pero no tenía medios para criarlo. Fue entonces cuando Jefferson y Pamela supieron a dónde iría su herencia una vez que ellos fallecieran.
Tras hablar con Lila, Jefferson y Pamela descubrieron que su único deseo era tener una familia. Sabiendo esto, le dieron su apellido y criaron a José como su nieto. También acogieron en su casa al gato que salvó al pequeño, convirtiéndose en una familia feliz.
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¿Qué podemos aprender de esta historia?
- Todo niño merece una oportunidad en la vida: Los bebés no piden venir al mundo. Los padres tiene la responsabilidad de asegurarse de que sus hijos tengan una vida decente, ya sea con ellos o con otra familia dispuesta a cuidar de los pequeños.
- Nunca es demasiado tarde para formar una familia: Jefferson y Pamela llevaban mucho tiempo deseando formar un hogar, pero nunca tuvieron la oportunidad de hacerlo hasta que conocieron a José y a Lila a los 70 años.
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Este relato está inspirado en la vida cotidiana de nuestros lectores y ha sido escrito por un redactor profesional. Cualquier parecido con nombres o ubicaciones reales es pura coincidencia. Todas las imágenes mostradas son exclusivamente de carácter ilustrativo. Comparte tu historia con nosotros, podría cambiar la vida de alguien. Si deseas compartir tu historia, envíala a info@amomama.com.