Militar inconmovible llora al ver el atuendo de bodas de su hija por primera vez - Historia del día
Un veterano de guerra sin emociones creía que nada en el mundo lo haría llorar. Pero momentos antes de llevar a su amada hija al altar, lloró como un niño al verla vestida de novia.
Simon Cortez era un veterano de guerra muy orgulloso y que siempre vivió de acuerdo a sus principios. Tenía 55 años, pero intimidaba a todos con su actitud amenazadora.
Quienes conocían bien a Simon lo llamaban “Yunque” a sus espaldas. Esto se debía a que rara vez sonreía y nunca mostraba sus emociones.
Un hombre con rostro inexpresivo. | Foto: Pexels
Incluso durante el funeral de su esposa hace dos años, todos expresaron su pesar menos él. Simon enterró sus emociones y se quedó tranquilo como una estatua mirando el ataúd. Nada podía hacerlo llorar.
Pero llegó un momento durante la boda de su amada hija en el que el corazón de Simon se derritió y lloró como un niño después de verla con su vestido de novia.
“¡Solo dos semanas más!”, exclamó Agustina, mientras Simon caminaba detrás de ella con una pila de cajas. “Papá, ¿está lista la lista de invitados?”.
Su hija estaba emocionada por su boda. El último deseo de su madre había sido poder verla yendo al altar, pero desafortunadamente eso no sucedió. Así que Agustina quería asegurarse de que todo en su gran día fuera perfecto y encantador, tal como si su madre lo hubiera organizado.
Mientras tanto, Simon estaba ocupado con la decoración y el catering. No quería perder la oportunidad de desempeñar un papel importante en los preparativos de la boda de su hija.
Lo único que lo incomodó fue cuando Agustina le dijo que no interfiriera con su vestido de novia y sus joyas.
“Yo me encargaré de eso, papi... no tienes que preocuparte, y no quiero que lo decidas por mí, ¿de acuerdo?”, le dijo Agustina la última vez que él le preguntó sobre el atuendo.
Pasillo havia el altar en una iglesia. | Foto: Unsplash
Y aunque esa situación en particular le molestó mucho, no lo demostró. No comprendía por qué Agustina no le permitía acercarse al vestido que guardaba bajo llave en su habitación.
Él hubiese querido al menos participar en la elección del vestido, y la negativa de su hija en realidad lo había lastimado.
Los días pasaron rápidamente y la noche antes del gran día de Agustina, Simon decidió preguntarle sobre el vestido utilizando un tono exigente para disimular sus verdaderos sentimientos. Asumió que eso incitaría a su hija a mostrarle el atuendo.
“Quiero ver tu vestido y tus joyas”, dijo. “Quiero asegurarme de que te quede bien y que la gente no te señale con el dedo... ¿Sabes a lo que me refiero?”.
Pero Agustina estaba decidida a no mostrárselo.
“Lo verás por ti mismo mañana cuando me acompañes al altar”.
Simón estaba desconcertado. Estaba perdido en pensamientos profundos y no pudo dormir en toda la noche, pensando en el misterioso vestido de novia.
Sillas para los recién casados. | Foto: Unsplash
Por fin llegó el gran día. Simon llegó a la iglesia en una agradable y ventosa mañana de sábado. Vio a los invitados vestidos con sus mejores galas y niños corriendo de un lado a otro con flores en las manos.
Suspiró y entró. En el fondo, estaba destrozado al pensar que su hija pronto lo dejaría y se iría a vivir fuera del país. Poco después, comenzó la misa nupcial y Simón miró ansiosamente a su alrededor en busca de su hija.
Entonces una niña pequeña se le acercó y le dijo: “La novia quiere que la acompañes al altar”.
Simón estaba emocionado. Se rizó el bigote, arregló su traje y caminó hacia la entrada.
“¿Dónde está mi hija?”, preguntó a las damas de honor.
Estaba ansioso por verla. Se sentía nervioso, y fue entonces cuando la muchedumbre de damas de honor se apartaron, revelando algo desgarrador. Simón se quedó con la boca abierta, y las lágrimas le humedecieron las mejillas.
Traje de novia blanco sobre la cama. | Foto: Pexels
“¡Oh, Dios mío! ¿Qué está pasando? ¿Por qué tienes eso puesto en tu boda? ¿Y dónde está tu collar?”, gritó, viendo su vieja placa de identificación del ejército alrededor del cuello de Agustina en lugar del collar de diamantes de su madre.
Los invitados miraron a los dos sorprendidos. No habían visto a Simón llorar así jamás. Agustina también estaba sorprendida porque era la primera vez que veía a su papá quebrarse en llanto así.
“Había tirado esa cosa hace más de 20 años”, sollozó. “¿Cómo lo encontraste?”.
Simon estaba usando su placa de identificación del ejército durante la guerra. Un fragmento de proyectil la golpeó y se había astillado. La herida dejó a Simon en estado crítico, y afortunadamente se había recuperado.
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Después de eso, comenzó a valorar la vida y decidió formar una familia con su esposa. Un año después nació Agustina. La placa de identificación le traía dolorosos recuerdos de la guerra, por lo que la tiró e intentó olvidar la tragedia que tuvo que soportar.
Traje y placa de identificación de un soldado. | Foto: Pixabay
“¿Cómo lo encontraste?”, preguntó con un hilo de voz, mientras Agustina sostenía sus manos.
“Mamá me contó todo y lo encontré en el depósito”, dijo Agustina. “¡Quería mostrarte lo orgullosa que estoy de ti, papá!”.
Aunque la placa de identificación estaba dañada, Agustina la había personalizado en un colgante en forma de corazón.
“No habría estado aquí hoy si no hubieras decidido formar una familia... así que esto es para ti... solo para ti”, lloró Agustina. “Pero si te duele, prefiero quitármela”.
Agustina trató de quitarse la cadena con la placa de identificación alrededor de su cuello. Pero su padre la detuvo de inmediato y negó con la cabeza.
“¡No, déjatela puesta!” él dijo. “Es una parte importante de mi historia, y no debería seguir huyendo de ella”.
El orgulloso padre abrazó a su hija y la acompañó hasta el altar llorando. ¡Los invitados derramaban lágrimas de alegría al ver llorar al veterano por primera vez!
Padre lleva a su hija al altar. | Foto: Pixabay
¿Qué podemos aprender de esta historia?
- Las experiencias pasadas forjan la persona que somos en el presente. Después de sobrevivir al impacto de un proyectil en la guerra, Simon botó su placa de identificación porque le recordaba la tragedia. Pero después de verla en el cuello de Agustina en su boda, se emocionó y se dio cuenta de la importancia de apreciar esa parte de su historia.
- Es importante valorar las vivencias de tus padres. Cuando Agustina se enteró del papel de su padre en el ejército y la tragedia que había enfrentado durante la guerra, decidió rendirle un homenaje. Encontró su vieja placa de identificación del ejército, la personalizó en un colgante en forma de corazón y lo usó en su boda.
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