Visitantes VIP se burlan de pobre anciana en el estadio: al final del juego, el capitán del equipo se dirige a ella - Historia del día
Los invitados a un campeonato de fútbol americano se burlaron de una humilde anciana por su ropa y al final del juego, el capitán del equipo ganador pronuncia un discurso y se dirige hacia ella.
Los visitantes VIP no podían creer lo que veían. Había una anciana con un sombrero ridículo sentada en el mejor asiento del campo universitario.
"¡Disculpe!", dijo el entrenador del equipo. "¡Estás en mi asiento!". Pero la anciana se limitó a ignorarlo y se inclinó hacia delante mientras el primer equipo entraba en el campo.
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El sujeto estaba furioso. El capitán del equipo contrario estaba sonriendo. Todos sus invitados le miraban. Así que hizo lo mejor que pudo e ignoró a la mujer.
El hombre se dirigió al buffet y se puso a charlar con un destacado periodista deportivo y un reclutador de un equipo importante. Un cantante salió e interpretó el Himno Nacional y el partido comenzó.
Todo el mundo estaba muy emocionado. Se rumoraba que el capitán del equipo, Carlos González había recibido una oferta multimillonaria para fichar por un gran club... ¡y era un novato! Entonces Carlos demostró POR QUÉ valía cada centavo y se esperaba que se convirtiera en uno de los mejores de la historia.
Cada vez que hacía una jugada, la anciana se ponía de pie, gritando y silbando con entusiasmo.
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"¿Quién es esa mujer?", preguntó el alcalde del pueblo.
"No lo sé", dijo el hombre. "¡Pero creo que echarla haría un gran escándalo y hay periodistas presentes!".
"Cierto", dijo el alcalde. "La imagen lo es todo, aunque... ¡Sinceramente! La mujer parece la limpiadora del estadio".
El entrenador soltó una carcajada. Luego, levantando un poco la voz para que la anciana pudiera oírlo, dijo: "¡Debe de haber sacado el vestido del contenedor de la beneficencia!".
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"¿Le ha robado el sombrero a un espantapájaros?", rio el alcalde.
La dama los oyó y sus ojos se llenaron de lágrimas. Aun así, fijó sus ojos en el campo y siguió animando mientras el equipo anfitrión se hacía con el campeonato.
Los adeptos se volvieron locos, el entrenador se hinchó de orgullo y enseguida empezó a conceder a los periodistas del palco VIP una entrevista improvisada.
"Sí", dijo. "Carlos Gonzáles es el jugador más brillante que ha tenido esta universidad, y tenemos muchas estrellas del deporte entre nuestros antiguos jugadores".
"Esperamos grandes cosas de Carlos. Puede que ustedes no lo sepan, pero él no es sólo un gran jugador, ¡también es un gran tipo! Es un estudiante brillante y se graduará en ingeniería.
"También es muy activo en la comunidad y trabaja con niños en situación de riesgo, animándoles a centrarse en el deporte. Estamos muy orgullosos de Carlos".
Justo en ese momento, el entrenador tuvo que bajar corriendo al campo porque el trofeo estaba a punto de ser entregado al capitán del equipo, y ese, por supuesto, ¡era Carlos!
González aceptó la gran copa de plata y la levantó en alto mientras llovían serpentinas con los colores de la universidad. Tomó el micrófono. "Hoy", dijo. "Es un gran día para esta universidad y este equipo, y un gran día para mí.
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"Estar aquí hoy con esta copa en mis manos fue un sueño que pensé que NUNCA se haría realidad. Cuando tenía siete años, mi madre falleció”.
"Aunque estaba jubilada y frágil, mi abuela Edith me acogió en su casa y me crio. Me dijo que podía hacer todo lo que quisiera, y cuando le dije que quería jugar al fútbol, me dijo que sería un campeón”.
"Ella creía en mí, me hizo creer en mí mismo. Cuando empecé a jugar al fútbol en el instituto, ella no dejó de empujarme. Yo no era el mejor, pero ella me decía que podía serlo”.
"Me esforcé más. Conseguí una beca deportiva para la universidad, así que ella encontró un trabajo. La abuela Edith volvió a trabajar para ayudarme a pagar mis estudios.
"Me dijo que conseguir el título era tan importante como jugar al fútbol y por eso estudié mucho. Me comentó que tenía que devolver algo a la comunidad, así que enseñé a niños como yo, que soñaban con jugar al fútbol”.
"Me dijo que no bastaba con ser un gran jugador, sino que tenía que ser un gran HOMBRE, y por eso me convirtió en uno. Ayer firmé con un gran equipo. Mi sueño está en mis manos, pero sólo he llegado hasta aquí gracias a una mujer”.
"Una mujer que tiene más fuerza, determinación e integridad de la que yo jamás podría esperar tener: ¡mi abuela, Edith!".
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Entonces Carlos levantó la copa en dirección al palco VIP y gritó: "¡Abuela Edith, baja! Esto es para ti".
La cara del entrenador fue de asombro. La mujer de la que se había burlado y humillado fue recibida con una gran ovación, y las decenas de miles de aficionados aplaudieron.
El hombre le pidió a Carlos que le presentara a Edith, y le pidió perdón por su comportamiento y por las cosas crueles que había dicho.
"Está bien", dijo Edith con suavidad. "Me di cuenta enseguida de que todavía estás aprendiendo a ser un caballero...".
¿Qué podemos aprender de esta historia?
- No hay que juzgar a la gente por su apariencia: Todas las personas que estaban en el palco VIP se burlaron de Edith sin conocerla.
- El verdadero valor se mide por el respeto que muestras a las personas que te rodean: Esos hombres demostraron que, a pesar de sus cargos, tenían mucho que aprender sobre la verdadera cortesía.
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