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Mujer consolando a una niña que llora | Foto: Shutterstock
Mujer consolando a una niña que llora | Foto: Shutterstock

Mujer ve a niña con patines llorando en tienda deportiva: al otro día la chica se une al mejor equipo de patinaje artístico - Historia del día

Georgimar Coronil
28 ago 2022
00:15

Una niña estaba llorando en la puerta de una tienda de deportes y una mujer que pasó por allí descubrió que era una patinadora con talento, sin embargo, la chica no contaba con los recursos para comprar unos patines nuevos.

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Dana Salgado se dio cuenta de que la nena que lloraba fuera de la tienda de deportes "Súper" estaba sola. "¡Hola, cariño!", le dijo. "¿Dónde está tu mamá?".

"Mi mamá está en casa", respondió. "Por favor, no le digas que estoy aquí. Se enfadaría mucho".

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pixabay

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pixabay

"Seguro que tu madre está preocupada", exclamó. La niña negó con la cabeza. "No", dijo. "Mamá cree que estoy con mi amiga Mariana y su madre. Ella no sabe lo que ha pasado..."

Dana se agachó para estar a la altura de la niña y le preguntó: "¿Qué es lo que no sabe tu madre?".

"Rompí la cuchilla de uno de mis patines", explicó. "Mamá ahorró durante meses y los arruiné".

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"¿Patinas?", preguntó Dana. "¡Yo también! Me encanta patinar. ¿Cómo te llamas?".

"Soy Vivian. Quiero ser una patinadora artística famosa, pero no puedo practicar sin patines. No puedo pedirle a mi madre que me compre otro par".

"Saqué el dinero ahorrado de mi cumpleaños y de Navidad, pero no es suficiente. Así que me voy a rendir".

"No", dijo Dana con firmeza. "¡No vas a rendirte!". Dana tomó la mano de Vivian y la llevó a la tienda de deportes. Llamó a un vendedor y le pidió que les mostrara unos patines de la talla de Vivian.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Unsplash

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Unsplash

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Vivian se quedó mirando a Dana, asombrada. "¡No puedo comprar esos patines!", expresó.

"Lo sé", dijo Dana. "Así que te los voy a comprar".

Vivian empezó a llorar. No podía creer que esta amable señora estuviera haciendo algo tan bonito por ella. El vendedor sacó un par de patines y Vivian se los probó.

"Estos son mucho más bonitos que los míos", dijo Vivian. "Los míos los compramos en una tienda de segunda mano. Nunca he tenido nada nuevo. Toda mi ropa y todo es de segunda mano".

"Somos cinco y mamá nos está criando sola. Yo soy la menor".

"¡Y te encanta patinar!", dijo Dana. "Bueno, mañana quiero que vengas a la pista de hielo a las 10:00 de la mañana. Tengo allí a mis alumnos principiantes para la práctica matutina. Quiero ver lo que puedes hacer con esos nuevos patines".

Vivian estaba encantada. Corrió a casa y le enseñó a su madre los nuevos patines. "¡Vivi!", exclamó su mamá. "¡Son muy caros! No podemos aceptar un regalo así. Tenemos que devolverlos".

Al día siguiente, la madre de Vivian llevó a su hija a la pista de hielo, tomó los patines y se los dio a Dana. "Muchas gracias", dijo. "Pero no podemos aceptar un regalo tan caro de una desconocida...".

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Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Unsplash

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Unsplash

"Te diré algo", dijo Dana. "¡Deja que Vivian use los patines solo una vez y que me muestre lo que puede hacer!".

"¡Por favor, mamá!" Suplicó Vivian. "¿Por favor?".

La madre de Vivian aceptó y observó cómo su hija se ponía los nuevos patines y se deslizaba por el hielo. Entonces, para asombro de Dana, empezó a patinar como una profesional.

Vivian se movía como un ángel, ¡definitivamente NO tenía nivel de principiante! Dana se quedó atónita. "Vivian ¡Tienes mucho talento! ¿Te gustaría unirte a mi clase avanzada?".

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"¡No podemos pagarlo!", comentó la madre.

"No le cobraré ni un céntimo a Vivian", dijo Dana. "Es la patinadora sin formación con más talento que he visto nunca. Dime, Vivian, ¿cómo has llegado a ser tan buena sin un entrenador?".

"Vi las finales de los campeonatos mundiales y las olimpiadas una y otra vez", respondió. "Practiqué y practiqué".

"¡Eres increíble!", expresó Dana. "Por supuesto, necesitas entrenamiento, y me he dado cuenta de algunos errores que estás cometiendo, pero creo que si sigues trabajando duro, podrás empezar a competir el año que viene".

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Unsplash

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Unsplash

"¿Competir?", preguntó Vivian. "¿Lo dices en serio?".

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Dana sonrió ante el entusiasmo de Vivian y dijo: "Sí, lo hago, pero tengo una regla: mis patinadoras tienen que hacerlo tan bien en la escuela como en el hielo, ¿de acuerdo?".

"¡Sí!", gritó Vivian, emocionada, pero su madre parecía muy preocupada.

"Sé que tienes buenas intenciones, pero la competición es algo más que los patines. Hay que pagar la inscripción, el transporte, y los trajes...", dijo la mujer.

"Sí", respondió Dana. "Y créeme, no habrá ningún problema. Tengo la reputación de tener la mejor escuela de patinaje artístico del Estado, y Vivian aumentará mi reputación.

"¡Un día, tu chica va a ser una campeona!".

Resultó que Dana tenía razón. Vivian quedó tercera en el campeonato estatal junior y al año siguiente ganó. Ahora tiene la vista puesta en el oro olímpico. Dana piensa que lo conseguirá.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

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¿Qué podemos aprender de esta historia?

  • Un gesto amable puede cambiar una vida: La amabilidad de Dana con Vivian le ayudó a conseguir su sueño de convertirse en una campeona de patinaje artístico. Dana se vio recompensada por el éxito de Vivian, que añadió prestigio a su escuela.
  • Nunca renuncies a tus sueños, por muy imposibles que parezcan: Vivian trabajó muy duro para conseguir su sueño imposible, y un día el destino puso a Dana en su camino. Dana la entrenó y la ayudó a convertirse en una campeona.

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Este relato está inspirado en la vida cotidiana de nuestros lectores y ha sido escrito por un redactor profesional. Cualquier parecido con nombres o ubicaciones reales es pura coincidencia. Todas las imágenes mostradas son exclusivamente de carácter ilustrativo. Comparte tu historia con nosotros, podría cambiar la vida de alguien. Si deseas compartir tu historia, envíala a info@amomama.com.

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