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Mujer embarazada de pie en un autobús lleno | Foto: Getty Images | Shutterstock
Mujer embarazada de pie en un autobús lleno | Foto: Getty Images | Shutterstock

Nadie le cede el asiento a embarazada en el bus: en la siguiente parada todos son echados menos ella - Historia del día

Georgimar Coronil
02 ago 2022
05:40

Cuando nadie se levantó y cedió su asiento a una mujer embarazada en un autobús abarrotado, un furioso conductor detuvo el vehículo a mitad de camino y echó a todos los que estaban a bordo menos a ella. Al día siguiente, lo llamaron a la estación de autobuses con una noticia que le cambió la vida.

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¿Te imaginas estar embarazada e ir en un transporte público con pasajeros que se niegan a cederte el asiento? Pues eso le ocurrió a Emily Rodríguez durante su tercer trimestre en un viaje a su oficina.

Cuando esta mujer de 29 años, subió a un autobús muy concurrido, suspiró aliviada al ver un asiento vacío. Pero segundos después, un hombre se abrió paso hasta ese asiento, alegando que era suyo y que ya estaba ocupado.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Unsplash

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Unsplash

"No importa", suspiró Emily en voz baja, deseando que alguien se bajara en la siguiente parada para poder sentarse. Pero dos paradas más tarde, nadie se había bajado todavía, y ella seguía de pie.

El auto de Emily estaba en el taller, así que tuvo que tomar el transporte público para asistir a una importante reunión de trabajo. Aunque estaba de baja por maternidad, tenía que estar allí para hacer una presentación y no podía darse el lujo de faltar.

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La pobre Emily luchaba por mantener el equilibrio. El autobús iba abarrotado, y ella chocaba contra los pasajeros mientras el autobús se movía.

"Lo siento", se disculpaba cada vez que un pasajero enfadado la miraba tras rozarlo por accidente.

Exhausta y preocupada de su bebé, Emily miraba a su alrededor para ver si alguien estaba dispuesto a dejarla sentarse. Pero los pasajeros simplemente la evitaban o hacían como si no se hubieran dado cuenta de su estado. Era evidente que la pobre mujer odiaba aquel viaje en autobús.

Unos diez minutos después, el conductor redujo un poco la velocidad para ceder el paso a un vehículo que se acercaba por el lado contrario. El autobús se detuvo bruscamente, por lo que el bolso de Emily rozó ligeramente al hombre que ocupaba el asiento cercano a ella.

"¡Cuidado, señora!", le gritó. "¡No me rompa la cabeza con ese bolso suyo!".

"Lo siento", dijo Emily. Se quitó el bolso del hombro para cambiarlo de brazo. Pero el autobús se movió de repente, y su cartera volvió a golpear accidentalmente la cabeza del sujeto.

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Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

En ese momento, el pasajero perdió la compostura y le dio a Emily con una mirada poco amable. "¿Por qué no se queda en casa en lugar de golpearme con su bolsa?", le gritó. "Retroceda y deme un poco de aire para respirar. Me estoy asfixiando".

Emily estaba aturdida y avergonzada. Miró a su alrededor, pero nadie salió en su defensa. Por el contrario, sonrieron por el incidente.

De repente, el autobús se detuvo por completo en el arcén, para sorpresa de todos.

"¿Qué está pasando ahí?", preguntó el conductor, Rubén Mendoza, dirigiendo su atención al hombre que había gritado a Emily. "Te he oído gritar a la pobre embarazada. ¿No te enseñó tu madre algo de respeto?".

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El hombre estaba furioso. Miró a su alrededor y no pudo soportar el hecho de que varios desconocidos le estuvieran mirándolo ahora.

"Sería estupendo que alguien dejara sentarse a la pobre señora", dijo Rubén. "Veo que está sentado en un asiento prioritario. ¿Por qué no se levanta y la deja sentarse?", le dijo al maleducado.

En ese momento, el hombre estalló. Se acercó al conductor y le gritó. "Métase en sus asuntos, chofer, y no me diga lo que tengo que hacer. Ocúpese del volante, ¿de acuerdo? ¿Por qué no deja que se siente en su puesto si tanto le molesta?".

Más personas hablaron de repente y se unieron al hombre grosero en contra del conductor y de Emily. "Si está embarazada, ¿por qué ha subido a un autobús estrecho?", replicó otro hombre.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

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"Sí, amigo. Incluso yo trabajo, y ceder mi asiento significaría que tendría que estar de pie durante casi 4 kilómetros. ¡Ni hablar!", añadió otro.

Rubén se sintió decepcionado. Miró lo agotada y preocupada que estaba Emily, pero no pudo hacer nada para convencer a los pasajeros de que la dejaran sentarse. Entonces se le ocurrió una idea.

Encendió el autobús y comenzó a conducir. Los pasajeros a bordo suspiraron cuando el vehículo volvió a ponerse en marcha, ignorando por completo a la pobre Emily.

Unos cinco minutos después, el transporte redujo la velocidad y se detuvo en la siguiente parada. Rubén se volvió y vio que no bajaba nadie. Los pasajeros le miraron, esperando que volviera a poner en marcha el vehículo. Pero en lugar de hacerlo, Rubén apagó el motor y bajó, para sorpresa de todos.

"Ya está bien... ¡Todos, salgan del autobús!", gritó. "Todos ustedes, bajen ahora mismo... ¡Señora, eso no aplica a usted!".

"¿Cómo que bajemos?", se quejaron los pasajeros. "Hemos pagado los billetes".

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"Este autobús no va a ir más allá. Bájese. No voy a conducir hasta que todos ustedes desalojen la unidad", gritó Rubén. "Pueden tomar el siguiente autobús".

"¿El próximo autobús? Te despedirán por hacernos esto", gritó el maleducado.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Unsplash

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Unsplash

"No me importa. Mi madre me enseñó modales y a ser amable con la gente", replicó Rubén. "También me enseñó a poner a la gente en su sitio... Así que bájese o lo tomo de la camisa y lo echo".

Sin más remedio, los pasajeros bajaron uno a uno, excepto Emily. Ella se quedó atrás, esperando lo que haría Rubén a continuación. "Señorita, por favor, espere", le dijo el conductor con un gesto. "Ahora mismo vuelvo. Por favor, siéntese".

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Unos cinco minutos después, Rubén regresó con un ramo de flores en la mano. "Tome, esto es para usted. Lamento todas las molestias que ha tenido que soportar. Por favor, dígame su destino y la dejaré allí. El autobús es todo suyo".

Emily estaba asombrada. No podía creer que el amable conductor arriesgara su trabajo para defenderla. Durante la siguiente hora, disfrutó del viaje tranquilamente, hablando y riendo con el chofer.

Aunque Rubén estaba satisfecho con lo que había hecho, al día siguiente le llamaron de la estación de autobuses. Preveía tener que entregar su uniforme y marcharse, pero entonces ocurrió algo más que conmovió al amable conductor hasta las lágrimas.

"Sr. Mendoza, ¿dejó a los pasajeros a mitad de camino por defender a una mujer embarazada?", le preguntó al conductor el jefe regional de la estación de autobuses. "¿Qué le llevó a arriesgar su trabajo por una desconocida?".

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Unsplash

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Unsplash

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"Pues sí, lo hice. No podía soportar que ignoraran a esa mujer embarazada. Además, fueron groseros con ella. Así que tuve que intervenir", dijo Rubén.

"¿Sabe que eso puede hacer que le despidan?".

"Lo sé, pero ella podría haber sido cualquiera mujer. Podría haber sido mi esposa, mi hermana o incluso mi hija. Y no soporto que se les insulte o ridiculice en público", añadió Rubén. Entonces oyó fuertes aplausos por detrás.

El conductor se giró y vio a Emily con su marido y otras personas. Resultó que el marido de Emily, Edward Rodríguez, era un recién nombrado jefe regional de la estación de autobuses. Después de que Emily narrara el incidente, quiso conocer al conductor y darle las gracias.

Para mayor sorpresa de Rubén, le dieron una bonificación y dos semanas de vacaciones pagadas con su familia. "¡Te lo mereces, hermano!", dijo Emily, dando una palmadita en el hombro a un Rubén con los ojos llorosos.

A partir de ese día, todos los autobuses de esa estación tenían asientos para mujeres embarazadas marcados explícitamente. Sobre la silla se añadió el lema "Sé amable con las mujeres embarazadas y respétalas" para que los pasajeros se dieran cuenta de la importancia del trato justo y amable hacia las embarazadas.

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Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Unsplash

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Unsplash

¿Qué podemos aprender de esta historia?

  • Respetar a las mujeres embarazadas y tratarlas con amabilidad: El conductor del autobús enseñó a los pasajeros esa importante lección cuando defendió a Emily.
  • Cuando sepas que algo es injusto, fija una postura. Haz lo que es correcto, y eso se te recompensará de forma sorprendente: Cuando el conductor Rubén vio lo mal que trataban a Emily, paró el autobús y echó a todos los pasajeros menos a ella. Sabía que eso le costaría su trabajo, pero aun así defendió a la mujer embarazada. Al final, su amable gesto le recompensó gratamente.

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Este relato está inspirado en la vida cotidiana de nuestros lectores y ha sido escrito por un redactor profesional. Cualquier parecido con nombres o ubicaciones reales es pura coincidencia. Todas las imágenes mostradas son exclusivamente de carácter ilustrativo. Comparte tu historia con nosotros, podría cambiar la vida de alguien. Si deseas compartir tu historia, envíala a info@amomama.com.

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