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Un hombre en un cementerio | Foto: Getty Images
Un hombre en un cementerio | Foto: Getty Images

Mamá ahorra $120 mil para la educación de su hijo: tras su muerte, el chico descubre que el dinero no está - Historia del día

Georgimar Coronil
10 ago 2022
07:30

Tras la muerte de su madre, un chico se entera de que los ahorros de su vida, valorados en 120.000 dólares, han desaparecido. No tiene ni idea de dónde han ido a parar hasta que un día consulta el teléfono de su padre.

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No hay nada en el mundo como el amor de una madre. Ya sea atendiendo a nuestras necesidades o estando a nuestro lado en los momentos difíciles. Las mamás siempre están ahí.

Inclusive, muchas madres son capaces de adivinar nuestros pensamientos y saber cuando estamos tristes aún sin decirlo. Las mamás siempre hacen lo mejor por nosotros. Tal y como la mujer de nuestra historia de hoy.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

Juana Rodríguez, de 40 años, era todo lo que hemos mencionado anteriormente. Era una mujer adicta al trabajo de día y ama de casa ocupada de noche, que hacía malabarismos con las tareas domésticas y su carrera profesional.

El marido de Juana, Arturo, trabajaba en una fábrica, pero tras sufrir una lesión en la pierna, quedó confinado a una silla de ruedas. Como necesitaban mantener a su hijo Carlos y darle una buena vida, Juana sugirió a Arturo que aceptara cualquier trabajo que se le presentara, pero él se negó.

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"¡Soy un hombre orgulloso! Si me dan un trabajo mal pagado porque soy discapacitado, ¡no lo aceptaré nunca! No quiero trabajar en una silla de ruedas", dijo.

Juana no supo qué decir después de eso. Aceptó su destino tal y como era, y empezó a buscar un empleo. Tras meses de intentos, halló uno como secretaria del dueño de una pequeña empresa de informática, y empezó a ahorrar dinero de su sueldo mensual para financiar la educación de Carlos.

No fue fácil para Juana ahorrar el dinero, ya que tuvo que reducir todos sus gastos. Rara vez se compraba algo para sí misma y gastaba lo justo para ayudarles a salir adelante. Llevaban una vida modesta, pero Juana se aseguró de que, cuando su hijo se graduara en el instituto, no le faltaran fondos para ir a la universidad.

"Verás, Carlos", le dijo un día a su hijo. "Mamá y papá no pueden darte una vida fastuosa, pero apoyaremos tu educación para que puedas tener un buen futuro. Es una promesa, al menos de mi parte".

Pasaron varios años y el fondo de Juana siguió creciendo. Al cabo de 11 años, llegó a los 120.000 dólares, y para entonces, Carlos estaba a unos meses de graduarse en el instituto.

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Juana estaba deseando ver a su hijo matriculado en la universidad de su elección, pero el destino tenía otros planes. Una noche tuvo un terrible accidente de camino a casa y murió antes de poder llegar al hospital. Tanto Carlos como Arturo hicieron los preparativos para su funeral y se despidieron de ella.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

Perder a su madre fue un duro golpe para Carlos, y le prometió en sus oraciones que la haría sentir orgullosa. Así que después de graduarse en el instituto, Carlos lo dio todo y ¡consiguió entrar en una buena universidad!

"¡Lo hice, mamá! ¡Lo hice!", gritó cuando recibió la carta donde le decían que había sido admitido.

Ese día, Carlos decidió comprobar el fondo de Juana, ya que necesitaba dinero para pagar su matrícula. Todos en su familia sabían que Juana guardaba todo su capital en el cajón de un gabinete y no en un banco, así que él sabía dónde buscar.

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"¡Papá! ¿Puedo pasar?", preguntó el joven mientras tocaba la puerta de la habitación de sus padres.

Cuando Carlos abrió la puerta, vio que su padre no estaba en casa. Tras la muerte de Juana, Arturo pasaba menos tiempo allí, y a veces se quedaba en casa de sus amigos durante varios días. Como seguía en silla de ruedas, sus amigos solían recogerlo. Carlos nunca se inmiscuyó en la vida de Arturo luego de la muerte de Juana, pues creía que su padre merecía tiempo y espacio para hacer el duelo.

El chico decidió comprobar los fondos en ausencia de su padre e informarle más tarde, pero cuando miró dentro del cajón, ¡no había nada! Estaba vacío. "¿Dónde ha ido a parar todo el dinero? Estoy seguro de que mamá lo guardaba aquí".

Presa del pánico, Carlos revisó todo el mueble y todos los rincones de la habitación de sus padres, pero no encontró el dinero. Supuso que Arturo debía de guardarlo en otro lugar, así que esperó a que volviera a casa.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

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"¡Pero no sé dónde está el dinero, Carlos!", dijo su padre. "¿Estás seguro de que no está ahí?".

"¡No, papá! ¡No está!", gritó Carlos.

"Entonces verificaré en el banco. Quizá tu madre depositó el dinero sin decírnoslo", respondió y se fue a su habitación.

Carlos presentía algo raro, pero no podía especificar qué era.. "¿Por qué papá está tan tranquilo si el dinero ha desaparecido?", se preguntó.

Al día siguiente, mientras Arturo estaba en el baño, Carlos decidió comprobar su teléfono. Por suerte, el teléfono de Arturo no tenía bloqueo, así que Carlos lo abrió de un tirón. Empezó a revisar los correos electrónicos de su padre, pero no encontró nada significativo en ellos. Entonces revisó sus mensajes de texto y la verdad lo impactó.

Su padre tenía una segunda familia. Tenía otra hija y una novia, ¡por lo que a veces desaparecía de casa! En los mensajes, mentía a la mujer llamada Linda, diciendo que trabajaba en otro estado y no podía pasar tiempo con ella. Además, se enteró de que había depositado los ahorros de Juana en la cuenta de Linda.

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Carlos hizo rápidamente capturas de pantalla de todos los mensajes y los envió a su número. Por suerte, la dirección de Linda estaba en uno de los mensajes y decidió verla y recuperar su dinero.

***

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

"Sí, ¿en qué puedo ayudarte?", preguntó Linda cuando abrió la puerta.

"¿Qué se siente tener 120.000 dólares en su cuenta, señorita Linda? Debo decir que su novio está haciendo un excelente trabajo". Mostró su teléfono a Linda y le contó todo, incluso cómo Juana había ahorrado el dinero para él.

"¿Arturo es tu padre? ¡No sabía que tenía otra familia!", gritó ella. "¡Y no sabía que tu madre había ahorrado ese dinero!".

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"¡Deja de fingir! No soy tonto".

"¡Carlos, lo juro! Escucha, se supone que tu padre se reunirá conmigo la próxima semana...".

Linda le dijo a Carlos que fuera a su casa la semana siguiente, el día en que Arturo debía visitarla, y le aseguró que pondría una cámara de vigilancia oculta para pillarlo. Carlos no quería creerle, pero algo en su corazón le decía que debía hacerlo.

"¡Pero si descubro que están juntos en esto, te denunciaré a la policía!", le advirtió.

"¡Confía en mí! ¡No estoy mintiendo!", aseguró Linda con firmeza.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

A la semana siguiente, cuando Arturo visitó a Linda, ella le dijo que quería terminar con él porque le había ocultado que le había robado a su esposa el dinero que había ahorrado para su hijo.

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"¡Qué tontería! Te he dicho que nunca he estado casado ni tengo un hijo". Empezó a inventar una historia, pero su verdadera cara se reveló cuando Carlos apareció frente a él.

Carlos llamó a la policía y les presentó las pruebas. Arturo no solo fue detenido y puesto bajo custodia policial, sino que perdió a su hijo para siempre.

Por otro lado, Carlos se disculpó con Linda y empezó a confiar en ella. Con el tiempo, Linda y su hija, Ana, se convirtieron en su familia.

Por suerte para Carlos, el hecho de que Juana fuera el sostén de la familia le salió bien, ya que la casa estaba a su nombre y se la había transferido a Carlos en su testamento.

El karma golpea fuerte, y Arturo lo sabe bien después de haber aprendido la lección por las malas.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

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¿Qué podemos aprender de esta historia?

  • No hay nada en el mundo como el amor de una madre: Para asegurarse de que Carlos recibiera la mejor educación, Juana sacrificó todas sus necesidades y ahorró cada céntimo que pudo. Mientras tanto, otra madre, Linda, lo salvó de su terrible padre.
  • La familia no siempre está determinada por la sangre: Mientras Arturo solo pensaba en sí mismo, robando el dinero que Juana había ahorrado, Linda ayudó a Carlos a desenmascarar el fraude de Arturo. Y más tarde se convirtió en una madre para él tras recibirlo en su hogar.

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Este relato está inspirado en la vida cotidiana de nuestros lectores y ha sido escrito por un redactor profesional. Cualquier parecido con nombres o ubicaciones reales es pura coincidencia. Todas las imágenes mostradas son exclusivamente de carácter ilustrativo. Comparte tu historia con nosotros, podría cambiar la vida de alguien. Si deseas compartir tu historia, envíala a info@amomama.com.

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