Maestra de 70 años que nunca tuvo una fiesta de cumpleaños oye a alguien gritar su nombre desde la calle en su día - Historia del día

Lorena Castro nunca había celebrado su cumpleaños en todos sus años en esta Tierra, y se acercaba su aniversario de vida número 70. Ese día, ella fingió que era una fecha cualquiera, pero cuando iba camino a su automóvil alguien gritó su nombre. Ella nunca imaginó lo que sucedería después.

"¿Cuándo es su cumpleaños, señora Lorena?", preguntó Cristian, uno de sus estudiantes. Habían terminado toda la lección antes de que llegara el final de la clase, por lo que estaban compartiendo en el aula y debatiendo otros temas. La pregunta de su alumno la tomó por sorpresa.

Su cumpleaños no era un día agradable en absoluto. No lo había celebrado en sus casi 70 años. Incluso, era un tema doloroso para ella. A sus padres no les importaban los cumpleaños y tampoco tenían dinero para regalos.

Cuando se casó con su difunto esposo a los 18 años, se concentraron en estudiar y tener una buena vida, por lo que también ignoraron la mayoría de las celebraciones.

Luego llegaron sus hijos y siempre fueron el foco principal. Lorena estaba segura de que ninguno de sus hijos sabía siquiera la fecha exacta de su nacimiento, y tal vez eso era culpa suya por no hacer que se esforzaran. Pero después de tantos años, simplemente lo dejó pasar. Era más fácil que estar decepcionada.

"Bueno, mi cumpleaños no es importante, chicos. Realmente no lo celebro nunca", les dijo a sus alumnos, arrugando la nariz y sacudiendo la cabeza.

"Pero hay que celebrarlo. ¿Cuántos años cumples este año?", preguntó Cristian, y los demás se rieron un poco. Miró alrededor de la clase, confundido. "¿Qué? ¿Es eso grosero?".

"Es un poco grosero preguntar cuántos años tiene una mujer mayor. Pero te diré. Cumpliré 70 este año y será otro día normal", respondió, riéndose de la inocencia de su estudiante.

"¡Pero sí es un gran día! ¿Vienen sus hijos?", consultó otro alumno. Lorena negó con la cabeza. Sus hijos tenían sus propias vidas ahora, y nunca hicieron nada por su cumpleaños.

"No, están ocupados. Y creo que ni siquiera recuerdan mi cumpleaños. Pero, ¿qué tipo de fiestas de cumpleaños tienen los jóvenes en estos días?", preguntó la maestra, distrayéndolos del tema de su cumpleaños.

Mordieron el anzuelo y pronto comenzaron a hablar sobre todo tipo de fiestas y temas que son populares hoy en día. Lorena respiró aliviada y sonrió a los niños.

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La clase terminó y el resto del día transcurrió como de costumbre. Pero el tema de su cumpleaños le hirió el corazón esa noche. Su esposo había muerto hacía muchos años y, aunque no celebraban, abrazarlo en su cumpleaños siempre había sido genial. Ahora estaba sola y nada parecía importar.

Llegó su cumpleaños, y su rutina en la escuela transcurrió normalmente. Incluso se alegró de que sus alumnos no hubieran investigado el asunto porque la información de su cumpleaños estaba disponible en su perfil en línea. Pero, aun así, esperaba que a alguien le importara. La esperanza era lo peor.

Sus hijos tampoco habían llamado. Hacía tiempo que no sabía nada de ellos, lo cual era desalentador. Deseaba que la llamaran solo para ver cómo estaba, incluso si no recordaban su cumpleaños.

Sonó la última campana del día, tomó su bolso de su escritorio y caminó lentamente hacia su auto. Planeaba comprarse un pastel de queso como regalo, aunque sus médicos no lo recomiendan para su edad. ¿Pero a quién le importa? Era su cumpleaños y se lo merecía.

El pensamiento la hizo sonreír mientras caminaba por la calle hacia el estacionamiento, cuando un grito repentino la sobresaltó: "¡SRA. LORENA!”. El sonido la asustó y dejó caer su bolso. Lorena miró a su alrededor y se sorprendió por lo que vio.

Sus estudiantes, algunos profesores y el personal de la escuela estaban parados en el estacionamiento con letreros de cumpleaños. Había estado tan absorta en sus pensamientos que no los había notado antes, pero su boca se abrió en estado de shock por la sorpresa que le habían preparado.

Cristian se acercó, recogió su bolso y la guio hacia el resto mientras todos comenzaban a cantar "Feliz cumpleaños".

Su sonrisa se amplió, su sorpresa y deleite eran evidentes mientras la canción continuaba. Las lágrimas comenzaron a caer de su rostro. No tenía idea de cómo habían planeado esto. Se estremeció de nuevo cuando terminaron la canción, y cañones de confeti comenzaron a volar papelillos por todo el lugar. Pero esa no fue la mejor parte.

Algunos de los estudiantes se separaron y sus hijos, Kiara, Linda y Jordan, salieron sosteniendo un pastel de cumpleaños con dos velas que formaban el número 70. "¡Feliz cumpleaños, mamá!", exclamaron juntos, y fue entonces cuando Lorena se desplomó llorando por la emoción.

Sus hijos se acercaron para consolarla y, después de unos minutos, la instaron a apagar las velas y pedir un deseo. Todos vitorearon cuando lo hizo, sus primeras velitas en 70 años.

Todos los estudiantes vinieron a saludarla y darle abrazos. Repartieron el pastel y, muy pronto, todos comenzaron a irse a casa, excepto sus hijos.

"¡Chicos! ¿Cómo sucedió esto? ¿Qué están haciendo aquí?", preguntó Lorena a sus hijos.

"El director nos llamó y dijo que sus estudiantes estaban planeando esta pequeña sorpresa para ti. Que iba a ser algo pequeño y rápido, pero nos preguntaron si queríamos venir", explicó Linda.

“Linda me llamó para preguntarme si quería ir, y fue entonces cuando nos dimos cuenta de que nunca habíamos celebrado tu cumpleaños. Nunca. Nunca. Llamamos a Jordan, y él no podía recordar si lo habíamos hecho", intervino Kiara.

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"Lo sentimos mucho, mamá. Deberíamos haber celebrado, llamado y registrado. No es una buena sensación cuando te das cuenta de que los estudiantes de tu madre se preocupan más por ella que tú mismo. Así que tuvimos que venir", explicó Jordan, encogiéndose de hombros.

"¡Oh, chicos, está bien!", indicó Lorena acercándolos a sus hijos para darles un abrazo.

"Sin embargo, esto no ha terminado. Nuestros hijos están en tu casa y la decoraron. ¡Continuaremos la fiesta en casa para que los 70 sea una edad que no puedas olvidar!". El corazón de Lorena se llenó de alegría.

La familia en casa tenía comida, música y regalos listos para la cumpleañera. Mientras bailaban, comían y compartían amor en la sala de su casa, Lorena estaba llena de felicidad y regocijo. Aunque había esperado 70 años, compartir su cumpleaños con sus hijos fue un momento mágico.

¿Qué podemos aprender de esta historia?

• No olvides a tus padres, incluso si tienes una vida muy ocupada: Los hijos de Lorena nunca llamaron ni supieron sobre el cumpleaños de su madre hasta que escucharon que sus alumnos estaban planeando una sorpresa para ella. Ese era la realidad que necesitaban conocer para actuar y recordarle a su madre que era amada.
• Nunca pierdas la oportunidad de celebrar tu vida: Celebrar tu vida, cumpleaños, logros y más es esencial, incluso si estás solo. Porque solo tienes una vida para vivir.

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Este relato está inspirado en la vida cotidiana de nuestros lectores y ha sido escrito por un redactor profesional. Cualquier parecido con nombres o ubicaciones reales es pura coincidencia. Todas las imágenes mostradas son exclusivamente de carácter ilustrativo. Comparte tu historia con nosotros, podría cambiar la vida de alguien. Si deseas compartir tu historia, envíala a info@amomama.com.