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Dos niños en una fiesta con piñata. | Foto: Shutterstock
Dos niños en una fiesta con piñata. | Foto: Shutterstock

Mamá soltera vende su vestido para hacer fiesta de cumpleaños para sus hijos, lo halla de vuelta en casa con $500 en el bolsillo - Historia del día

Vanessa Guzmán
18 oct 2022
06:30

Una madre quería organizar una fiesta para sus dos hijos, pero no tenía mucho dinero, así que decidió vender su vestido publicándolo en línea. Sorprendentemente, el comprador era alguien conocido. Lo que ocurrió después fue aún más sorprendente.

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Eleanor aparcó su auto en la calle, salió y con delicadeza agarró su único vestido en su funda transparente. Iba a encontrarse con un comprador interesado en él y se le estaba haciendo tarde.

Cerró la puerta de su vehículo y respiró hondo, mirando el hermoso vestido en sus manos. Este le había sido legado por su madre, quien a su vez lo había heredado de su abuela.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

Estaba hecho de encaje de seda caro, el tipo de encaje que apenas se hace hoy en día. Eleanor soñaba con casarse usándolo algún día, pero a medida que pasaba el tiempo, una boda parecía cada vez más imposible. Además, el presente era más importante.

Así que decidió venderlo porque sus gemelos, Luna y Aarón, merecían un gran cumpleaños. Eleanor era madre soltera, ya que el padre de sus hijos se separó de ella en el momento en que nacieron.

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La mujer trabajaba duro y proporcionaba todo lo que sus niños necesitaran, pero las fiestas eran casi imposibles, especialmente porque sus hijos tenían muchos amigos.

Sin embargo, ella quería hacer algo especial para su quinto cumpleaños, y el vestido era el único artículo valioso que le daría suficiente dinero para una fiesta y algunos regalos geniales. Por lo tanto, lo publicó en línea y alguien se interesó.

Eleanor entró en el café del centro de la ciudad donde tenía pautado reunirse con el comprador y se sorprendió al ver que el lugar estaba vacío, excepto por una mujer que conocía.

“¡Georgina! ¿Eres tú?”, preguntó, acercándose a ella con su bolsa de ropa en la mano.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

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“Dios mío. ¡Eleanor! ¿Eres la vendedora? ¡Eso es fantástico!”. La mujer se levantó y besó la mejilla de su amiga. El hijo de Georgina, Lucas, estaba en la clase de Aarón y Luna. Era un niño adorable y definitivamente sería invitado a la fiesta.

Eleanor se sentó frente a la otra mamá y charlaron un rato. Finalmente, Georgina preguntó: “Entonces, ¿por qué estás vendiendo este vestido? ¡Es hermoso!”.

La otra mujer miró su regazo y se rio torpemente. “Bueno, esto es un poco vergonzoso, pero...”, comenzó y le explicó todo a su amiga.

Le dijo que quería que sus hijos tuvieran el mismo tipo de fiestas a las que asistían desde que comenzaron la escuela y que se merecían tener algunos artilugios geniales como otros niños.

“Ese es un lindo gesto, Eleanor. Pero, ¿estás segura? Las fiestas van y vienen. Es probable que ni siquiera lo recuerden en un año. Además, no necesitan tabletas ni nada por el estilo”.

“Ojalá mi esposo no le hubiera comprado una a Lucas. Yo no quería que le comprara una tableta. Ahora, está obsesionado”, dijo Georgina, con los labios fruncidos. “Este vestido es precioso y es un gran recuerdo”.

“Lo sé... y estoy triste por esto. Pero me di cuenta de que el dinero va y viene. Crear recuerdos con mis hijos es más importante ahora. No quiero que se sientan menos que los otros niños”, explicó Eleanor. “¿Todavía te interesa comprarlo?”.

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Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

“¡Por supuesto! $1.200, ¿verdad?”, preguntó Georgina, sacando el efectivo de su bolso y dándoselo a Eleanor con una sonrisa.

“Muchas gracias”, dijo la otra mujer. Después de eso hablaron durante unos minutos más antes de que ella hiciera señas para irse.

“Me tengo que ir. ¡Tengo que planear la fiesta! ¡Y sabes que Lucas tiene que venir porque creo que es el mejor amigo de Aarón!”.

“¡Claro que sí!”, respondió Georgina con una sonrisa y se despidió de la madre soltera.

La fiesta fue grandiosa. Además, Eleanor había encontrado excelentes ofertas de tabletas en línea. No eran iPads, pero seguían siendo funcionales y estaban nuevas. Eso era lo que ella quería para sus hijos.

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Los chicos se divirtieron mucho en el jardín con sus amiguitos y el animador que había contratado.

Acudieron otras mamás, incluida Georgina, y se quedaron toda la tarde, lo que hizo que el evento fuera aún mejor porque todas estaban dispuestas a ayudar.

Eleanor esperaba una tarde ajetreada, pero tener otros adultos cerca facilitó las cosas. Por la noche, casi todos se habían ido excepto Georgina y su hijo.

“Hay, Georgina. ¿Puedes cuidar a los niños mientras tomo un pequeño descanso para ir al baño? ¡No he ido en todo el día con todo el alboroto!”, dijo riendo. Luego corrió al baño de su habitación.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

Cuando salió del baño quedó atónita al mirar detrás de la puerta de su habitación. Era su funda para proteger la ropa. “¿Qué es esto?”, murmuró, y abrió el cierre.

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Para su sorpresa, su vestido de encaje estaba adentro, y varios billetes de cien dólares cayeron al piso, lo que era todavía más extraño. Eleanor los levantó y los miró, confundida, hasta que oyó que alguien golpeaba la puerta.

“¡Hola!”.

“Georgina, ¿qué es esto? ¿Hay algún problema con el vestido? ¿Picaduras de polilla? Lo revisé bien antes de la venta”. Eleanor comenzó a entrar en pánico. “Además, dejaste algo de dinero aquí”.

“Amiga, ¡el vestido está perfecto! Pero... no podía quedármelo después de saber el tipo de sacrificio que significaba para ti”, contestó la mujer.

“¡Además, quiero que sepas que esto no es caridad! Lo estoy haciendo porque me recuerdas a mi madre. Cuando era pequeña, ella iba a vender un par de aretes de esmeraldas reales para que yo pudiera tomar lecciones de baile”.

“La convencí de que no lo hiciera y, años más tarde, conoció a mi padrastro, un joyero, a quien le encantaban sus aretes y quería saber dónde los había conseguido. Algunos de nuestros artículos más valiosos son importantes, y debemos conservarlos pase lo que pase”.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

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Los ojos de Eleanor comenzaron a lagrimear. “Pero... esto es demasiado. Me pagaste por él, ¿y ahora me das más dinero? No puedo aceptarlo”.

“¡Por favor! Te lo ruego. Acéptalo y usa un poco para consentirte. Me dolerá mucho si me lo devuelves. Tú y tu familia se lo merecen”, insistió Georgina.

Eleanor sabía que su amiga no aceptaría un no como respuesta. Dejar su orgullo de lado le resultaba difícil, pero finalmente lo hizo. Ella podría usar ese dinero para sus hijos después.

“Gracias. No puedo agradecerte lo suficiente”, dijo la madre de los gemelos mientras se le escapaban las lágrimas. Extendió los brazos y abrazó a la otra madre con fuerza.

Georgina y Lucas se fueron un rato después, y cuando todos los demás se fueron, sus hijos corrieron hacia ella, agradecidos por la fiesta. También les encantaron todos sus regalos y comenzaron a jugar con ellos de inmediato.

Eleanor terminó de limpiar el desorden de la fiesta y fue a su habitación a guardar el vestido en su armario. Años más tarde, conoció a un hombre, el amor de su vida, y usó el traje para su boda. Georgina fue su dama de honor.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

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¿Qué podemos aprender de esta historia?

  • Las madres increíbles sacrificarán cualquier cosa por la felicidad de sus hijos: Eleanor vendió el vestido que amaba solo para poder organizar una gran fiesta de cumpleaños para sus hijos, para que crearan buenos recuerdos y verlos sonreír.
  • Puedes encontrar grandes amigos de las formas más inesperadas: Eleanor nunca esperó entablar amistad con la madre del amigo de su hijo, Georgina. Pero se convirtió en una de las personas más importantes de su vida.

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Este relato está inspirado en la vida cotidiana de nuestros lectores y ha sido escrito por un redactor profesional. Cualquier parecido con nombres o ubicaciones reales es pura coincidencia. Todas las imágenes mostradas son exclusivamente de carácter ilustrativo. Comparte tu historia con nosotros, podría cambiar la vida de alguien. Si deseas compartir tu historia, envíala a info@amomama.com.

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