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Mujer mayor en unas escaleras. | Foto: Shutterstock
Mujer mayor en unas escaleras. | Foto: Shutterstock

Papá soltero de 3 ayuda a señora que se cayó por las escaleras: ella llega a su casa en camión más tarde - Historia del día

Un padre soltero de tres hijas acudió al rescate de una mujer mayor que se había caído por las escaleras cerca de un parque. Una semana después, ella lo visitó inesperadamente en un camión con una recompensa desprevenida que lo hizo llorar.

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José era padre soltero de tres adorables niñas. Cuando nacieron un año atrás, él imaginó su futuro. Era una imagen perfecta, como un hermoso retrato.

“¡Papá hará cualquier cosa por ustedes, mis ositas!”, dijo mientras acunaba a sus trillizas una por una. Tres meses después, el mundo de José se paralizó por completo.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Unsplash

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Unsplash

Dejó caer el teléfono y se derrumbó. Su corazón comenzó a acelerarse y sus ojos comenzaron a derramar lágrimas. La querida esposa de José, Ana, había sido encontrada inconsciente en el camino.

Cuando se dirigía a su casa desde la tienda fue atropellada por un conductor que se dio a la fuga. Su esposo se apresuró al hospital a verla.

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“Haremos todo lo posible. Por favor, no pierda la esperanza”, lo consolaron los médicos después de revelar que Ana había entrado en coma. En el fondo del corazón de José, decía: “No le pasará nada... estará bien... volverá a casa”.

Habían pasado seis largos meses, pero la condición de Ana no mejoraba. José gastó todos sus ahorros e incluso vendió su casa para pagar su tratamiento. Pero el destino tenía el plan más doloroso y desgarrador para esta familia.

Ana murió. Se llevó más que la felicidad de su esposo a la tumba. Habían pasado seis meses desde su fallecimiento. José estaba devastado, pero tenía que seguir adelante por sus hijas. Las trillizas eran su mundo y estaba dispuesto a hacer cualquier cosa por ellas.

El padre empezó todo desde cero. Se mudó a una casa más pequeña y pobremente amueblada. Dormía en el suelo mientras sus bebés ocupaban el único diván que tenían. Sus ahorros se agotaron, por lo que tuvo que trabajar en dos empleos durante algún tiempo.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pixabay

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pixabay

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Luego renunció a uno de ellos porque no quería molestar más a sus vecinos con el cuidado de sus bebés. Estaba muy agradecido de que se ofrecieran a cuidarlas mientras trabajaba en la tienda de comestibles como cargador.

Cada día le parecía el nacimiento de nuevas dificultades. Se movía entre el trabajo y sus bebés, y no tenía tiempo para sí mismo. Todas esas vacaciones familiares y picnics con los que José solía soñar parecían una fantasía.

Un día, el padre conducía a casa desde el trabajo en su viejo automóvil cuando vio a una mujer mayor que yacía sobre las escaleras que conducían a un parque cercano. No parecía que estuviera descansando. José se detuvo, se bajó del automóvil y se apresuró a auxiliarla.

“¿Está usted bien?”, dijo el hombre. Le echó algo de agua en el rostro para ayudarla a recuperar la conciencia.

“Tranquila... incorpórese con cuidado. Siéntese un momento”, le dijo a la señora después de que ella despertó e intento levantarse.

Resultó que Bárbara, una mujer mayor, se había tropezado en las escaleras. Afortunadamente, no se había roto nada, pero el golpe la había desmayado.

“Llamaré a una ambulancia, señora”, dijo José. Pero Bárbara se negó y le dijo que no lo hiciera, asegurándole que estaba bien. “Solo necesito llegar a casa. Creo que perdí el autobús”, dijo.

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Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Shutterstock

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Shutterstock

“No creo que deba caminar hasta la parada del autobús en estas condiciones. La llevaré, si le parece”, dijo el hombre.

José le ofreció llevarla y compartió un poco sobre sí mismo durante este tiempo. “Después de que nos mudamos a nuestra nueva casa, tuvimos que hacer varios ajustes. Yo duermo en el piso y mis bebés duermen en el sofá. ¡Tienen que estar calientes y cómodas!”.

Luego, el hombre se enteró de que Bárbara había perdido recientemente a su hija viuda y a su nieto en un accidente automovilístico.

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“¡El destino es muy extraño!”, dijo suspirando mientras le daba sus datos de contacto a la señora antes de que se bajara del auto tras llegar a su casa. “Por favor, llámeme si necesita ayuda. Vivo cerca”.

A pesar de sus dificultades, a José le gustaba ayudar a las personas. Pero no estaba preparado para la sorpresa que la señora a la que había ayudado le daría después.

José había tenido un turno agotador ese día. Estaba impaciente por volver a casa. Era hora de alimentar a sus hijas. “Deben tener hambre”, pensó mientras conducía a casa.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Unsplash

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Unsplash

Pensaba que sus vecinos probablemente no les habían dado de comer porque él no se los había pedido. José normalmente regresaba antes de la puesta del sol, pero ese día llegó un poco tarde.

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El padre acunó a sus bebés y se relajó con ellas en su porche. Momentos después, un camión se detuvo frente a su casa. El hombre, sorprendido, vio que Bárbara lo saludaba con la mano desde el vehículo.

“Cuidado, por favor, no vaya a ser que se dañen", dijo mientras José observaba lo que estaba sucediendo.

Para su sorpresa, los hombres cargaron tres cunas nuevas dentro de su casa. A José se le llenaron los ojos de lágrimas, pero Bárbara le dijo que se calmara y continuara observando.

La casa casi vacía de José se convirtió en un cómodo espacio para vivir. Estaba lleno de hermosos muebles y una cama. Resultó que estos pertenecían a la difunta hija y al nieto de Bárbara.

Había planeado venderlos a la tienda de segunda mano, pero después de enterarse de las dificultades de José, decidió regalárselos a él.

“Mi sobrino hace muebles. Él hizo las cunas. ¡Espero que les gusten!”, dijo ella. El hombre se conmovió hasta las lágrimas. Como si eso no hubiera sido suficiente, Bárbara incluso se ofreció a cuidar a sus pequeñas mientras él iba a trabajar.

“¡No me volveré a sentir sola de esa manera!”, agregó la señora. Eso hizo que el hombre derramara más lágrimas de alegría.

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Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

A partir de ese día, José y Bárbara nunca más se sintieron solos. Se ayudaron mutuamente a sobrellevar su pérdida y dedicaron sus esfuerzos combinados a criar a las bebés. El padre se alivió de sus dificultades y Bárbara recuperó su alegría perdida al pasar tiempo con sus hijas.

¿Qué podemos aprender de esta historia?

  • No pierdas la esperanza a pesar de las dificultades que puedas enfrentar. José estaba teniendo dificultades para criar solo a sus hijas después de la muerte de su esposa. Pero, tras conocer a Bárbara, pudo concentrarse en su trabajo y mantener unida a su familia, pues ella se ofreció a cuidar a sus niñas.
  • No dudes en ayudar a los demás. Cuando José encontró a Bárbara inconsciente en las escaleras, no se alejó. Él la ayudó a llegar a casa y le dio sus datos de contacto en caso de que necesitara ayuda.
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Este relato está inspirado en la vida cotidiana de nuestros lectores y ha sido escrito por un redactor profesional. Cualquier parecido con nombres o ubicaciones reales es pura coincidencia. Todas las imágenes mostradas son exclusivamente de carácter ilustrativo. Comparte tu historia con nosotros, podría cambiar la vida de alguien. Si deseas compartir tu historia, envíala a info@amomama.com.

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