Mujer queda atónita cuando su hijo adoptivo corre al basurero y abraza entre lágrimas a una mendiga sucia - Historia del día
Un chico corrió a abrazar a una mendiga y su madre adoptiva se quedó sin palabras al descubrir la identidad de la misteriosa mujer.
Eugenio estaba jugando con unos amigos en el parque de la urbanización, tres días antes de su sexto cumpleaños.
"¡Volvemos enseguida con tu regalo de cumpleaños anticipado, cariño!", dijo la madre de Eugenio justo antes de que ella y su padre se fueran a la tienda.
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El cielo empezó a cambiar de color y los niños regresaron a casa uno a uno hasta que Eugenio fue el único que quedó vagando entre los arbustos.
Lo que el chico no sabía que era su regalo nunca llegaría. Y que sus padres habían muerto en un fatal accidente de coche.
Eugenio caminaba sin rumbo, fascinado por las formas de las diferentes hojas y flores. Caminaba y caminaba, perdido en los fantásticos pensamientos de su imaginativa mente, sin saber que nunca volvería a ver los dulces rostros de su mamá y su papá.
En algún momento del camino, Eugenio pisó mal y perdió el equilibrio. El niño había caído en el viejo lago que había detrás del parque, y sus padres ya no estaban allí para rescatarlo. No había nadie en los alrededores, salvo una mujer harapienta que pasaba por allí.
Diana regresaba a la tienda de campaña donde dormía todas las noches. De repente, oyó un chapoteo y un grito y vio a un niño pequeño caer al lago. Corrió hacia el agua y forcejeó para sacar al chico.
Llevó al pequeño a su tienda, que estaba a pocos metros. Diana lo abrigó con sus desgastadas mantas, le dio de comer y se acostó a su lado, esperando a que se normalizara su temperatura y a que volviera a hablar.
Al día siguiente, se enteró de la muerte de los padres de Eugenio. "¿Cómo se lo voy a decir al niño?", se preguntó.
Durante los tres días siguientes, Diana sostuvo al niño en sus brazos mientras este lloraba impotente por la única familia que tenía.
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La indigente hizo lo posible por llevarle comida y ropa de abrigo, y deseó poder ser su tutora para siempre. Era un niño cariñoso que le agradecía cada cosa y le hablaba como si fueran viejos amigos.
Por primera vez en mucho tiempo, Diana tenía a alguien que sentía como de la familia. Pero sabía que no podía mantenerlo en la vieja tienda de campaña para siempre. Así que, con el corazón encogido, Diana dejó a Eugenio en el refugio para niños huérfanos al día siguiente.
Eugenio nunca se había sentido tan solo. La vida con sus padres nunca fue tan cómoda. Sus padres apenas podían llegar a fin de mes. Pero la pequeña vivienda en la que vivían estaba llena de amor.
El niño lloraba cada noche en el refugio, y Diana también lloraba por él en su tienda.
"Dios, por favor, dale a ese hermoso niño otra familia amorosa…", rezó.
Las oraciones de Diana fueron atendidas. Una pareja cariñosa adoptó a Eugenio.
La nueva madre de Eugenio se llamaba Lisa, y era bondadosa y amable con el dolor del corazón del niño. Su marido, Fredy, también era increíblemente cariñoso. Para los nuevos padres, fue una bendición traer por fin un niño a casa después de años de intentarlo.
Pasaron dos años y Eugenio parecía asentado en su nueva vida. Gracias a la ternura del corazón de sus nuevos padres, el chico volvía a sentirse seguro y en casa.
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Pero aún faltaba algo… algo que no había contado a sus padres.
Un día, Lisa estaba observando a Eugenio saltar en el parque cuando algo inesperado la alarmó. De la nada, Eugenio le gritó a alguien en la distancia y empezó a correr hacia el fondo del parque.
Lisa se sorprendió al ver a su hijo saltando, tropezando y abriéndose paso entre los residuos de basura que había en el lugar.
"¡Eugenio, para! ¡Eugenio!", gritó Lisa y persiguió a su hijo hasta que vio hacia quién corría.
"¡Eugenio! ¿Qué estás haciendo? ¡Aléjate de esa mujer!". Lisa trató de apartarlo de los brazos de la dama harapienta. Pero el hedor de sus ropas mojadas ya se había extendido sobre Eugenio, y sus manos mugrientas estaban despeinando el perfecto cabello del niño.
La indigente reía alegremente hasta que un terrible ataque de tos que la hizo agarrarse el pecho de dolor.
"Estoy bien, estoy bien", le aseguró a Eugenio y miró el rostro de Lisa.
"Cómo te atreves a tocar a mi hijo".
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"¡Mamá!" Eugenio interrumpió el arrebato de Lisa. "¡Ella es mi ángel, Diana!".
Eugenio cogió la mano de Lisa y finalmente le contó la historia de cómo Diana lo había ayudado durante los días más difíciles de su vida.
"¡Lo siento mucho, Diana! No sabía…", dijo Lisa.
"¿Pero dónde está tu tienda?", preguntó Eugenio a Diana, mirando a su alrededor con los ojos muy abiertos.
"Ya no hay tienda, niño, duermo donde puedo. Las lluvias se llevaron mi tienda. Y ahora esta tos no para. Creo que se acerca mi hora…", dijo Diana, conteniendo las lágrimas.
"No, no lo es. Tú, el ángel de Eugenio, te vienes con nosotros". Lisa sonaba segura mientras ayudaba a la mujer mayor a caminar hacia el estacionamiento.
Eugenio bailaba de alegría, sabiendo que la única cosa que había estado deseando se había hecho finalmente realidad. Había vuelto a encontrar a su ángel.
Durante los meses siguientes, Lisa y Fredy ayudaron a cambiar la vida de Diana. Le encontraron una casita encantadora para vivir y le pagaron por adelantado los primeros seis meses de alquiler. La ayudaron a recibir el tratamiento adecuado para curar su tos. Y cuando volvió a sentirse como antes, la ayudaron a encontrar un trabajo a tiempo parcial.
La mujer volvió a tener una vida con propósito y adoraba pasar horas conversando con Eugenio.
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¿Qué podemos aprender de esta historia?
- Que nunca hay que olvidar a los ángeles: Para Eugenio, Diana no solo le salvó la vida, sino que lo llevó a un refugio y pudo encontrar una familia.
- Si ves a alguien en una situación desesperada, no dudes en ayudar: Diana acudió inmediatamente al rescate del pequeño Eugenio cuando se cayó al lago, salvándole la vida.
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Este relato está inspirado en la vida cotidiana de nuestros lectores y ha sido escrito por un redactor profesional. Cualquier parecido con nombres o ubicaciones reales es pura coincidencia. Todas las imágenes mostradas son exclusivamente de carácter ilustrativo. Comparte tu historia con nosotros, podría cambiar la vida de alguien. Si deseas compartir tu historia, envíala a info@amomama.com.