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Hombre mayor comiendo en la calle. | Shutterstock
Hombre mayor comiendo en la calle. | Shutterstock

Cocinera alimenta a un vagabundo tras su horario laboral a diario: un día nota que lleva el reloj de su esposo desaparecido - Historia del día

Vanessa Guzmán
15 nov 2022
05:30

Un año después de su desaparición, Amber todavía creía que encontraría a su esposo. Pero ni en un millón de años esperaba que la primera pista viniera de la muñeca de un vagabundo y la llevara a buscar la verdad.

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Amber no se sentía muy agradecida con el universo ese día. "¿Por qué yo?", preguntó al cielo mientras se quitaba el delantal y el sombrero, preparándose para terminar su turno en la cocina del café por el día.

"Justo cuando las cosas empezaron a mejorar para nosotros después de una vida difícil... ¿justo cuando nos mudamos a una ciudad completamente nueva para disfrutar de una aventura completamente nueva en nuestras vidas... mi Miguel, el amor de mi vida, desaparece?".

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Getty Images

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Getty Images

Había pasado un año desde que Michael había salido de casa para ir a trabajar por última vez. La compañía en la que trabajaba estaba a punto de ser comprada por una empresa famosa, y él estaba inmerso en el trabajo y bastante distante en casa.

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"¡Amber, me voy! Nos vemos en la noche, cariño. ¡Te amo!". Amber tenía tanta prisa por prepararse para el trabajo esa mañana que no le devolvió el beso a su esposo. "Ojalá hubiera...", gritó Amber, recordando su barba desaliñada rozando su mejilla.

"¿A dónde fuiste, Miguel?".

A estas alturas, la policía ya no tenía pistas nuevas para encontrar al hombre desaparecido, y la mitad de los amigos y familiares creían que Miguel había dejado a Amber deliberadamente. Pero la mujer se negaba a creerlo.

"Sé que no me harías eso...", pensó Amber, mientras se detenía en el camino de regreso a casa. Se detenía en el mismo lugar todos los días para alimentar a un anciano vagabundo que pedía limosna allí.

Pero hoy, cuando le estaba entregando la bolsa de comida que trajo del café, vio algo que la conmocionó hasta la médula.

"¡Oye! Ese reloj...". Señaló la mano del vagabundo. "¿De dónde has sacado eso?".

El anciano se sorprendió por la insólita pregunta de la mujer. "Esto... alguien me lo dio ayer a cambio de mi abrigo".

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Amber sabía dónde había visto ese reloj antes, pero educadamente le preguntó al hombre si tenía grabada alguna inicial en la parte posterior.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Getty Images

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Getty Images

El hombre se quitó el reloj y se sorprendió. "¡Tienes razón! Dice A.M. ¿Eso significa algo para ti?", preguntó mientras Amber lloraba.

"Sí. Ese es el reloj de mi esposo desaparecido. ¡Y significa que estoy un paso más cerca de encontrarlo!".

El vagabundo reveló que se había encontrado con el hombre que le dio el reloj en una esquina no muy lejos de allí.

Cuando Amber llegó al lugar debajo del puente, parecía que varios hombres y mujeres vivían allí. Todos esos rostros parecían amargados y hambrientos, excepto uno.

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"¡Miguel! ¡Miguel, te encontré! ¡Oh, gracias a Dios que estás bien!".

Amber sintió que podía respirar de nuevo. Pero mientras lo conducía a casa, se dio cuenta de que Miguel no era él mismo. Parecía confundido y preocupado, palpando constantemente el auto con las manos y mirando por la ventana como si todo fuera nuevo para él.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Getty Images

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Getty Images

Amber no tardó mucho en darse cuenta de que su esposo había perdido la memoria de alguna manera. Ella lo limpió pacientemente, lo afeitó prolijamente, lo bañó y lo alimentó.

Y cuando Miguel se despertó después de una breve siesta, ella decidió intentar resolver el misterio de lo que le había sucedido a su esposo el día que desapareció hacía un año.

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"Lo siento... hay algo mal con mi memoria. Yo no puedo recordar mucho de cómo llegué al lugar debajo del puente o lo que hice antes de eso". Miguel miró a su esposa a los ojos y agregó: "Recuerdo tu rostro... pero no tu nombre...". Su voz se desvaneció cuando se echó a llorar.

A Amber le dolía que no la recordara como su esposa. Pero ella no podía permitirse desmoronarse. Tenía que averiguar más.

"Espera un momento… recuerdo una pequeña pantalla de televisión… en una pequeña habitación en algún lugar… y algo sobre una chica bailando…", precisó Miguel.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Getty Images

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Getty Images

Amber se sentó con esta pista durante la siguiente hora, y de repente algo ocupó su mente. "¡Creo que sé de lo que estás hablando!".

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Llevó a Miguel a la antigua oficina de su startup y lo llevó directamente al lavadero.

"¿Qué es este lugar?", preguntó Miguel, mirando todas las sillas vacías y las paredes de vidrio. Esa oficina se había vendido poco después de la desaparición de Miguel, pero afortunadamente, Amber todavía tenía una llave.

Amber abrió el lavadero, esperando un milagro. ¡Y ahí estaba, la pequeña pantalla de televisión en la pequeña habitación! Amber observó cómo los ojos de Miguel se iluminaban. "¡Sí... sí! Esta es la pantalla...".

Miguel no lo sabía, pero Amber también había encontrado el significado de "la bailarina". Esperó en el cuarto de servicio, con la esperanza de que apareciera una mujer llamada Sra. D'Angelo.

Miguel había contratado a la Sra. D'Angelo cuando alquiló el espacio de la oficina hace dos años. Se había convertido en una especie de figura materna para él y sabía que tenía una nieta que soñaba con ser bailarina profesional.

Amber recordó que Miguel se lo mencionó varias veces y sabía que la mujer aún trabajaba en el edificio.

"¡Amber! ¡Miguel! ¡Oh, lo encontraste!". La anciana estaba encantada de ver a su antiguo jefe.

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Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Getty Images

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Getty Images

"La última vez que vi a Miguel", reveló cuando Amber le preguntó, "estaba en esta misma habitación cuando me compró una comida fresca. Me preguntó cuándo sería la próxima presentación de baile de mi nieta y que le gustaría asistir...".

La Sra. D'Angelo hizo una pausa para pensar y agregó: "Y recuerdo que Miguel dijo que se dirigía a esta gran empresa elegante en el centro de la ciudad. Tuvo una reunión con... un Sr. Félix, creo, fue el nombre que mencionó. Yo recuerdo porque una vez tuve un gato con ese nombre", suspiró la mujer.

Unas pocas búsquedas en línea fueron todo lo que necesitó Amber para encontrar a Félix y su compañía. Cuando Félix escuchó quién había venido a verlo, se levantó incrédulo.

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"Estoy tan feliz de que Miguel esté bien. Sí, se suponía que se reuniría conmigo ese día, pero nunca lo hizo. Fue una reunión crítica en la que quería comprar la empresa, y se suponía que Miguel y sus socios finalizarían el acuerdo".

Miguel fijó su mirada en el horizonte, tratando de encontrar cualquier pequeño detalle, y se maldijo a sí mismo por no poder hacerlo.

Miró la decepción y las lágrimas en los ojos de Amber. "Espero haber sido un esposo amoroso para esta amable mujer todo el tiempo...", pensó Miguel, enamorándose de ella de nuevo.

Esa noche, Amber yacía en la cama, pensando en maneras de salir del callejón sin salida en su investigación.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Getty Images

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Cuando volvió a salir el Sol, Amber decidió llevar a Miguel de vuelta a su antigua oficina, con la esperanza de volver sobre los pasos de ese fatídico día.

Incluso antes de que pudieran ingresar al edificio comercial, el universo les envió otra pista. Esta vez, tenía la forma de un vendedor de perros calientes en la calle.

Desde una corta distancia, Amber notó que el vendedor observaba a Miguel con el ceño fruncido. "¿Tal vez él sabe algo?", se preguntó y se acercó al hombre.

"Oh, ERES tú... de ese terrible accidente del año pasado. Es increíble verte con vida y bien después de lo que pasó..."

Tomás, el vendedor de perros calientes, recordó haber visto a Miguel hace un año, saliendo del edificio de oficinas y queriendo cruzar la calle.

"Parecía muy ensimismado en algún pensamiento, como si estuviera ensayando o preparándose para algo. Lo vi cruzar desde el lado opuesto de la calle. Miró su teléfono por una fracción de segundo, y en ese momento, se interpuso en el camino de un coche a toda velocidad".

Amber se encogió de hombros y agarró la mano de Miguel mientras lo imaginaba a punto de ser atropellado por un automóvil.

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Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Getty Images

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Getty Images

"En cuestión de segundos, este hombre golpeó el suelo. Los transeúntes corrimos a verlo y nos sorprendió que no hubiera un solo rasguño en su cuerpo. Este hombre se levantó, se tocó la cabeza con las manos, miró a todos sin comprender, y siguió caminando. Solo había una ligera cojera en su andar. Antes de irse, me hizo una pregunta extraña: '¿Quién es Amber y dónde está?'".

"Nunca olvidé mi extraño encuentro con él, y nunca lo vi por aquí hasta ahora", dijo Tomás.

Amber se volvió hacia Miguel y vio la misma vieja sonrisa que tanto había extrañado brotar en sus labios.

Mientras sostenía a Amber y cruzaba la calle, finalmente gritó: "¡Sí! ¡Ahora lo recuerdo, cariño! Iba de camino a la reunión con Félix después de conocer a la Sra. D'Angelo... Estaba cruzando esta misma calle, y ¡Recibí una llamada de Félix!

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"No debí haber revisado mi teléfono. ¡Ojalá no lo hubiera hecho! Nos habría ahorrado un año de estar separados... ¡Un año de tu sufrimiento! ¡Lo siento mucho, Amber!", lloró el hombre en los brazos de su esposa.

La memoria de Miguel se había recuperado parcialmente, pero aún quedaban muchas preguntas sin respuesta. Afortunadamente, con la ayuda de la terapia y el amoroso apoyo de Amber, Miguel recuperó toda su memoria.

Compró su empresa y la oficina nuevamente, contrató nuevamente a la Sra. D'Angelo y ofreció ayuda a todas las personas sin hogar con las que había vivido debajo del puente. Y sobre todo, Miguel nunca olvidó cuánto lo amaba su esposa.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Getty Images

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Getty Images

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¿Qué podemos aprender de esta historia?

  • No te des por vencido: La ayuda a veces aparece de la forma menos esperada. Amber no habría pensado ni en un millón de años que el vagabundo la ayudaría a encontrar a su esposo un año después de su desaparición.
  • Mantente alerta y atento en la calle: Es importante no distraerse al cruzar la calle, de lo contrario puede provocar accidentes como el de Miguel.

Esta pieza está inspirada en historias de la vida cotidiana de nuestros lectores y escrita por un escritor profesional. Cualquier parecido con nombres o ubicaciones reales es pura coincidencia. Todas las imágenes son solo para fines ilustrativos. Comparte tu historia con nosotros; tal vez cambie la vida de alguien. Si desea compartir su historia, envíela a info@amomama.com.

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