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Minero con casco | Foto: Getty Images
Minero con casco | Foto: Getty Images

Chica se avergüenza de su papá "sucio" que trabaja en una mina de carbón: llora cuando él toma el micrófono en su graduación - Historia del día

Mayra Pérez
02 ene 2023
00:55

La hija de un minero del carbón le prohíbe a su padre asistir a su fiesta de graduación porque piensa que está muy sucio. Él no le hace caso y usa el micrófono para revelar algo que la hace llorar y arrepentirse de sus palabras.

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“Está bien, te llamo más tarde. Papá acaba de llegar”. Sabrina, de 18 años, se despidió de su amiga tan pronto como escuchó a su padre estacionar su camioneta en el garaje.

Pedro era un minero de carbón, y siempre lucía sucio y con olor a carbón y sudor. Sabrina siguió cambiando canales en la televisión, para no llamar su atención.

Imagen con fines ilustrativos | Foto: Pixabay

Imagen con fines ilustrativos | Foto: Pixabay

No quería que le preguntara sobre su graduación, porque no quería que él asistiera. Sentía vergüenza de su apariencia.

“¡Hola, cariño! Mira lo que tengo para ti”, dijo Pedro al entrar, en tono feliz.

Sabrina estaba gratamente sorprendida, pero intentó fingir indiferencia. No quería que su papá se le acercara mucho o tocara sus cosas con sus manos ennegrecidas.

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Pedro hacía un gran esfuerzo por comprender a Sabrina, en especial desde que su madre no estaba. Así que le dio su espacio y dejó los dos paquetes sobre la mesa. “¡Espero que te encanten!”, le dijo.

Una vez que Sabrina vio que su papá no estaba a la vista, rápidamente abrió la caja y encontró un hermoso vestido adentro. Le encantó y comenzó a saltar de emoción. Luego abrió la otra caja y vio un costoso traje de hombre.

“Papá, gracias por el vestido. Pero, ¿para quién es el traje?”.

“¡Es para mí, cariño! ¡Tengo que lucir increíble! Es tu graduación”, dijo con un guiño

Sabrina frunció los labios con frustración. Tiró la caja y, con voz severa, dijo: “Papá, no quiero que vayas. Todos mis amigos y sus padres asistirán. No quiero que se rían de mí, ¿está bien?”.

Todo quedó en silencio. Pedro salió del baño, limpiándose la cara. Estaba impactado. Las palabras de su hija lo habían tomado por sorpresa.

“¿Qué estás diciendo?”, preguntó en voz baja.

“Papá, los padres de mis amigos son ricos y parecen celebridades. No quiero que estés parado entre ellos y luzcas como un desastre. Espero que lo entiendas”.

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Imagen con fines ilustrativos | Foto: Pexels

Imagen con fines ilustrativos | Foto: Pexels

“No importa lo bien que te vistas, cualquiera puede adivinar fácilmente que eres un minero de carbón con solo mirar tu cara y manos manchadas. No quiero que se rían de mí. Por favor, no asistas a mi graduación”.

Pedro estaba muy dolido. Lo que más deseaba era asistir al evento.

“Pero gracias por el vestido. ¡Me encanta!”, dijo Sabrina. Luego fue a su habitación y cerró la puerta de golpe para probarse el vestido, dejando a su padre con algo más que angustia.

Pedro pensó que Sabrina era demasiado joven para comprender su amor por ella. “¡Todavía es una niña!”, se dijo en un intento por consolarse. Decidió que igual iría a la fiesta de graduación con la sorpresa que ya había planeado para ella.

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Dos días después, el día de la graduación…

“Cariño, ¿quieres que te lleve a tu escuela?”, preguntó Pedro a su hija. Se veía tan bonita y él estaba tan orgulloso de que finalmente se graduara.

“¿Llevarme? No es necesario, papá. Mi amigo David vendrá a recogerme en su auto. No quiero estropear mi vestido en tu camioneta sucia”.

“¡Está bien! ¡Qué tengas un maravilloso día, cariño!”.

“Y papá, no vengas, ¿de acuerdo? Confío en que no lo harás. ¡Nos vemos!”.

Pedro esperó a que Sabrina se fuera para poder alistarse rápido y asistir al evento.

Imagen con fines ilustrativos | Foto: Unsplash

Imagen con fines ilustrativos | Foto: Unsplash

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“¿Cómo puedo perderme un día tan importante en la vida de mi hija? ¡Tengo que estar allí!”, se dijo a sí mismo.

Momentos después, Pedro llegó al lugar y se sentó en el área de asientos para los padres. Vitoreó cuando los estudiantes fueron premiados. No podía esperar a ver a Sabrina obtener su diploma.

“¡Y a continuación llamamos a la señorita Sabrina Perales!”, anunció el maestro de ceremonias.

Pedro corrió al frente y comenzó a filmar a Sabrina mientras recibía su diploma. Él estaba feliz, pero su hija se enfureció cuando lo vio

“¡Felicitaciones!”, siguió gritando Pedro. “¡Estoy tan orgulloso de ti!”.

Pero Sabrina no sonrió ni reaccionó. Prefirió ignorarlo y unirse a sus amigos. No podía esperar a que terminara la ceremonia para reclamar a su padre por haber venido.

De repente, Sabrina oyó que el maestro de ceremonias decía: “Señor Perales, ¿puede acercarse al escenario?”. La chica no entendía qué pasaba cuando vio a su padre subir al podio.

“¿Por qué está llamando a mi papá al escenario? ¡Oh no! ¿Qué está pasando?”, se preguntó angustiada.

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Pedro caminó feliz hacia el escenario y tomó el micrófono.

“¡Gracias, señor Lugo! ¡Buenas noches, damas y caballeros!”, comenzó Pedro. “¿Podemos iniciar la presentación de diapositivas, por favor?”.

Imagen con fines ilustrativos | Foto: Unsplash

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Todos quedaron atónitos cuando la sala se oscureció, el proyector se encendió y comenzó a rodar un video. Cuando terminó, Sabrina se deshizo en lágrimas al ver lo que su padre había preparado para ella.

Pedro había hecho un hermoso video con fotos de él y Sabrina desde que era pequeña hasta antes de la graduación. Días antes de la ceremonia, explicó su idea a la directiva y obtuvo un permiso especial.

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“Amo a mi hija. Sabrina, estoy muy orgulloso de ti. Sé que tu madre estaría igualmente orgullosa si estuviera aquí hoy. Emma, ​​si por casualidad estás aquí, ¡puedes verlo por ti misma!

“Quizás pensaste que no podía criar a mi hija solo, pero no puede haber otro padre en la tierra que esté tan orgulloso como yo ahora. Felicidades, Sabrina, ¡lo logramos!”.

Sabrina se deshizo en lágrimas después de ver el video. Corrió hacia su papá mientras todos le daban una ovación de pie. Ella lo abrazó y lloró: “¡Muchas gracias, papá! Lo siento”.

Pedro se secó las lágrimas y disfrutó el resto de la velada. De camino a casa, Sabrina recordó a su padre hablando sobre su difunta madre. Sus palabras la preocuparon.

“Papá, ¿por qué dijiste que mamá estaría orgullosa si estuviera en la fiesta de graduación? ¿Cómo asistirá si está muerta?”.

Imagen con fines ilustrativos | Foto: Pexels

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Pedro miró a Sabrina y se rio. “Tu madre no está muerta, cariño. ¡Está viva y creo que vive en las afueras de este pueblo!”.

Sabrina se sorprendió porque siempre le dijeron que su madre había muerto. Pedro no quiso que su hija supiera la verdad hasta que fuera mayor de edad.

“¿QUÉ? ¿MAMÁ ESTÁ VIVA? Papá, ¿por qué no me dijiste?”, gritó Sabrina.

Pedro se dio cuenta de que era hora de hacer la mayor confesión de su vida.

“Porque tu mamá no te quería en su vida. Me dijo que tu padre biológico había muerto y que solo había dos alternativas: o me quedaba contigo o ella te dejaba en un refugio”.

Resultó que Pedro y Emma se divorciaron cuando Sabrina era pequeña. Ella le había confesado que la niña no era suya. Y, aunque estaba desconsolado, decidió criarla como si fuera suya.

“No podía verte crecer con desconocidos. Eras mi mundo y sigues siendo todo para mí”, lloró Pedro.

Al escuchar esto, Sabrina se arrojó a sus brazos y lloró en su hombro. “¿Entonces tú no eres mi padre biológico?”.

Pedro le devolvió el abrazo. “No, no soy tu padre biológico, pero definitivamente no podría amarte más si lo fuera. Siempre serás MI HIJA, independientemente de todo”.

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“Lo siento, papá. Me avergüenzo por las cosas que te dije. Has hecho tantos sacrificios por mí. ¿Qué hubiera sido de mí si no te hubieras hecho cargo de criarme? Por favor, perdóname”.

Pedro secó las lágrimas de Sabrina y llegaron a casa, donde estaban reunidos todos sus amigos y vecinos para celebrar la graduación.

Pedro y Sabrina nunca volvieron a hablar de su pasado, pero el comportamiento de ella cambió de forma radical. Estaba orgullosa de su padre y se dio cuenta de que era un gran hombre que la había criado con amor y dedicación cuando su madre la abandonó.

Imagen con fines ilustrativos | Foto: Pexels

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¿Qué podemos aprender de esta historia?

  • No te avergüences nunca de tus padres: Sabrina se sentía avergonzada de su padre por el aspecto que tenía debido a su trabajo en la mina de carbón. No era consciente de todo el esfuerzo y sacrificio que había hecho para criarla.
  • Tus padres y quienes te cuidan merecen ser respetados: Pedro estaba emocionado de asistir a la fiesta de graduación de su hija, pero ella le prohibió ir, haciéndole saber que lucía sucio y tenía mal olor.
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Este relato está inspirado en la vida cotidiana de nuestros lectores y ha sido escrito por un redactor profesional. Cualquier parecido con nombres o ubicaciones reales es pura coincidencia. Todas las imágenes mostradas son exclusivamente de carácter ilustrativo. Comparte tu historia con nosotros, podría cambiar la vida de alguien. Si deseas compartir tu historia, envíala a info@amomama.com.

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