logo
página principalHistorias Inspiradoras
Mujer en silla de ruedas con niño en sus piernas | Foto: Getty Images
Mujer en silla de ruedas con niño en sus piernas | Foto: Getty Images

Mujer en silla de ruedas adopta a un niño y le da una vida increíble: él la ayuda a caminar de nuevo a cambio - Historia del día

Mayra Pérez
21 nov 2022
12:40

Cuando un accidente terminó con la vida de su bebé por nacer y la dejó en una silla de ruedas, Carol adoptó a Charlie, un niño huérfano a quien amaba incondicionalmente. Él le da una gran sorpresa en su cumpleaños número 40.

Publicidad

El corazón de Carol comenzó a acelerarse. Se le hacía cada vez más difícil empujar la silla de ruedas en la medida que se acercaba al lugar donde tuvo aquel horrible accidente, cinco años atrás: fue atropellada por un automóvil.

Tenía cuatro meses de embarazo en ese momento. Perdió una de sus piernas y su capacidad de caminar, pero lo peor fue escuchar que había perdido a su bebé y que nunca podría volver a ser madre.

Imagen con fines ilustrativos | Foto: Pexels

Imagen con fines ilustrativos | Foto: Pexels

Ese accidente destruyó el mundo de Carol y su esposo Jeremy para siempre. Ella lloró en silencio mientras apretaba el ramo de rosas recogidas en el jardín. Las espinas perforaron sus palmas y el dolor la devolvió a la realidad.

Estaba allí para conmemorar el quinto aniversario de la partida de su bebé por nacer. Su lugar favorito se había convertido en un recordatorio de la pérdida de su querido hijo.

Publicidad

“Cariño, ¿nos vamos? Creo que es hora de ir a ver al chico”, oyó gritar a Jeremy. Carol depositó el ramo de rosas en el discreto monumento y se fue a ver a Charlie, un pequeño huérfano que iban a adoptar.

“Está allí”, señaló el cuidador. El pequeño Charlie estaba con sus amigos, jugando. Carol lo había visitado con frecuencia en los últimos seis meses, mientras ella y Jeremy hacían los trámites legales y el papeleo para la adopción.

Y cada vez que lo veía, su corazón se llenaba de alegría. Eso la consolaba y le decía que él era el indicado. Ese día, se sentía como la madre más feliz del mundo. Abrazó al pequeño Charlie una docena de veces, pero no parecía suficiente.

Lo llevaron a su casa y le mostraron su habitación, que parecía un pedazo de cielo en la tierra. Tenía juguetes, carteles de superhéroes, una manta con estampado de Superman y todo lo que le encantaría a un niño de cinco años.

Imagen con fines ilustrativos | Foto: Pexels

Imagen con fines ilustrativos | Foto: Pexels

Publicidad

A Charlie le encantaban los superhéroes y Superman era su favorito. La última vez que Carol lo visitó, él le preguntó: “¿Mi habitación tendrá pegatinas de Superman? ¿Y juguetes? ¿Y carteles?”.

Jeremy y Carol hicieron el mejor dormitorio para su hijo. Para ellos, él era una fuente de alegría que había llegado del cielo y muy pronto ella comenzó a superar su dolor. Adoraba a Charlie. Cantaban, bailaban, veían películas, pintaban, y reían de felicidad.

Cuando Charlie tenía 7 años, comenzó a preocuparse por su madre.

“¿Mamá nunca volverá a caminar?”, se preguntaba antes de dormirse. “Quiero que corra y camine como los demás. He visto a personas usando piernas artificiales, pero ¿cómo las obtengo?”.

Charlie pensó en maneras de motivar a su madre a salir de la silla. Un día, le dio una pelota de fútbol y le pidió que jugara con él. Quería ayudarla a sentir el deseo de vivir una vida normal con una sola pierna.

“¿Fútbol?”, preguntó Carol. Vio la emoción en los ojos de su hijo y no quiso decepcionarlo. “¡Vamos a jugar!”, exclamó mientras Charlie pateaba la pelota suavemente hacia ella. La golpeó con la pierna derecha, riéndose como una niña. Los ojos del niño se llenaron de lágrimas de alegría al verla así.

Publicidad
Imagen con fines ilustrativos | Foto: Pexels

Imagen con fines ilustrativos | Foto: Pexels

Algún tiempo después…

“Papá, ¿cuál es el lugar favorito de mamá para pasar el rato? ¿Le gusta el parque?”, le preguntó a Jeremy.

“A tu mamá le encanta ver la puesta de sol desde el puente. Le encanta la vista… es hermosa”, contestó.

Esa tarde, Charlie llevó a su madre al puente sin saber que era allí donde había perdido a su bebé y su capacidad para caminar. Pero ese día, sucedió algo inusual. Carol no sintió la opresión en su corazón, ni el deseo de llorar.

Charlie y Carol contemplaron la hermosa vista del atardecer. Él le estuvo hablando de lo que quería estudiar en la universidad. Quería dedicarse a fabricar prótesis y ayudar a las personas a cambiar sus vidas.

Publicidad

“¡Y tú serás mi primera paciente!”, dijo con mucha convicción. Estaba decidido a ayudar a su madre a ponerse de pie nuevamente para que pudiera caminar de forma independiente.

Imagen con fines ilustrativos | Foto: Pexels

Imagen con fines ilustrativos | Foto: Pexels

Unos años más tarde, se graduó y comenzó a trabajar en un hospital local. Todos los días, al final de su turno, dedicaba tiempo a diseñar una prótesis de pierna especial para su madre.

Esperó hasta el cumpleaños número 40 de Carol, que sería en una semana, para revelar la sorpresa. Ella no tenía idea de que su vida estaba a punto de cambiar.

“Cariño, ¿adónde me llevas?”, le preguntó a su hijo, el día que celebraba su cumpleaños. Él la ayudó a prepararse y a sentarse en la silla de ruedas. Por un momento, creyó que Charlie se había olvidado de que era su día especial.

Publicidad

“Mamá, lo sabrás en un rato. Confía en mí. ¡Te encantará!”, dijo, empujando su silla de ruedas hacia su auto.

Carol estaba confundida y feliz al mismo tiempo. Sabía que él estaba a punto de sorprenderla con un regalo de cumpleaños, pero no imaginaba cuál era.

Imagen con fines ilustrativos | Foto: Unsplash

Imagen con fines ilustrativos | Foto: Unsplash

Charlie llevó a su madre al área de recepción principal del hospital. Estaba decorado con globos y serpentinas. Un delicioso pastel de cumpleaños adornaba la mesa central. “Mamá, espera aquí, ya vuelvo”, le dijo y desapareció.

Publicidad

“¿Qué está tramando?”, se preguntó Carol. De pronto, comenzó a llover confeti sobre ella y vio a Charlie emerger de la multitud con una gran caja de regalo en la mano.

“¡Feliz cumpleaños, mamá!”, dijo, y sacó la pierna ortopédica que había hecho. Carol se echó a llorar y abrazó a su hijo mientras escuchaba a todos cantar el feliz cumpleaños.

Durante las próximas semanas, Charlie entrenó a Carol en el uso de la prótesis: “Mamá, puedes hacerlo. Camina hacia mí sin miedo”.

Carol logró dar su primer paso y se emocionó al ver que sus pies respondían. Meses después, ya podía ir con su hijo a dar lentos paseos hasta su lugar favorito cerca del puente para ver la puesta de sol.

Ese día se detuvieron cerca del punto donde ella solía dejar flores para conmemorar el aniversario de la muerte de su bebé. Pero ya no lo hacía, porque sabía que su hijo estaba de pie junto a ella, sosteniendo su mano, y su nombre era Charlie.

Imagen con fines ilustrativos | Foto: Unsplash

Imagen con fines ilustrativos | Foto: Unsplash

Publicidad

¿Qué podemos aprender de esta historia?

  • Sé agradecido con las cosas maravillosas que te da la vida: Carol adoptó a un niño y su vida se llenó de amor y alegría. Años más tarde, él correspondió a tanto amor, ayudando a su madre a caminar nuevamente al fabricarle una pierna ortopédica.
  • La oscuridad precede a la luz más intensa: Carol estaba devastada después de perder a su bebé y su capacidad para caminar. Su felicidad fue restaurada después de que su hijo adoptivo, Charlie, llegó a su vida.

Comparte esta historia con tus amigos. Podría alegrarles el día e inspirarlos.

Este relato está inspirado en la vida cotidiana de nuestros lectores y ha sido escrito por un redactor profesional. Cualquier parecido con nombres o ubicaciones reales es pura coincidencia. Todas las imágenes mostradas son exclusivamente de carácter ilustrativo. Comparte tu historia con nosotros, podría cambiar la vida de alguien. Si deseas compartir tu historia, envíala a info@amomama.com.

Publicidad
Publicidad
Publicaciones similares