Madre se negó a sacar a su hijo en coma del soporte vital y siguió rezando hasta finalmente escuchar "mamá"
Era un día típico para Bobby Asa, entonces de 16 años. Él estaba estacionando su auto en el camino de entrada tras pasar un buen rato en la casa de su amigo. De repente, sintió una gran sacudida. Lo que sucedió después se convirtió en una pesadilla para su familia.
Todos conocían a Bobby como un chico enérgico y amante de la diversión que siempre hacía sonreír a los demás. Estudiaba en la escuela secundaria Sam Barlow en Gresham, Oregón, y le encantaba jugar al fútbol.
Mientras él disfrutaba, no tenía idea de que un accidente automovilístico cambiaría su vida. El adolescente no sabía que entraría en coma y no abriría los ojos durante días.
Bobby Asa. | Foto: youtube.com/KOIN 6
Regresó a la medianoche
Después de pasar un buen rato en la casa de su amigo, Bobby regresó a la casa de su padre. Estaba estacionando su auto en la entrada cuando sucedió algo inesperado. Unos minutos después de la medianoche del 27 de junio de 2017, sucedió lo impensable.
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La peor pesadilla de la familia Asa cobró vida después de que un vehículo chocara contra el auto del joven mientras ingresaba al camino de entrada.
Momentos después, su hermana, Lexie Asa, llamó al 911, tras enterarse de lo que le había sucedido a su hermano menor.
Unos minutos más tarde, los socorristas llegaron al lugar del accidente y encontraron a Bobby inconsciente tirado en el asiento trasero de su automóvil. Sin perder tiempo, lo trasladaron al hospital más cercano.
Informaron a su madre
Mientras tanto, Lexie informó rápidamente a su mamá, Heather, sobre el impactante incidente. La mujer vivía a una hora de distancia de la casa del padre de los chicos, e inmediatamente condujo hacia el hospital tras recibir la llamada de su hija.
“No sabía qué hacer, más que orar”, dijo Heather. No podía dejar de pensar en sus hijos mientras conducía al nosocomio. Los momentos que había pasado con sus hijos pasaron ante sus ojos.
Lexie Asa. | Foto: youtube.com/The 700 Club
Dentro del hospital
Más tarde esa noche, la familia Asa visitó a Bobby en el Centro Médico Legacy Emanuel en Portland, Oregón, donde el adolescente había entrado en coma.
El teniente paramédico Chris Baird, quien había visto a Bobby poco después del accidente, dijo:
“A lo largo de los años, viendo pacientes tan gravemente heridos, no veía cómo podría haber un resultado positivo”.
Los médicos hicieron todo lo posible para tratar las heridas de Bobby, y su familia rezaba para que abriera los ojos. Los especialistas incluso habían predicho que el chico quedaría paralizado si sobrevivía.
Teniente Chris Baird. | Foto: youtube.com/The 700 Club
Las opciones de los médicos
Después de que los médicos observaron a Bobby durante más de una semana en la UCI, donde estaba con un respirador, le dieron a la familia algunas opciones.
Algunos doctores sugirieron un procedimiento quirúrgico, mientras que otros le dijeron a la familia que le quitaran el soporte vital.
Como el adolescente no respondía a nada, los especialistas pensaban que no sobreviviría, pero Heather pensaba lo contrario.
“Sentía que Bobby iba a mejorar”, dijo la madre.
Heather, la madre de Bobby. | Foto: youtube.com/The 700 Club
El poder de la oración
Heather se negó a quitarle el soporte vital a su hijo y les dijo a los médicos que procedieran con la traqueotomía. Ella sentía que su hijo no pasaría el resto de su vida en la cama y comenzó a orar para que abriera los ojos.
Pronto, la madre y su familia invitaron a un grupo de amigos a una vigilia de oración afuera del hospital, donde oraron por la recuperación de Bobby.
Heather dijo que se había dado cuenta de algo en ese momento: “Tengo que dar crédito a Dios”.
La luz al final del túnel
La madre pensaba que su fe en Dios ayudaría a que su hijo volviera a la vida. También creía que su retoño no la dejaría si “no era el momento” de irse. Junto con sus tres hijas, Heather oró por un milagro.
Heather recordando lo que pasó | Foto: youtube.com/The 700 Club
“No veía la luz al final del túnel”, admitió la hermana de Bobby, Lorelle Asa. Pero dos semanas después del accidente, las cosas tomaron un giro diferente cuando el chico de repente comenzó a responder.
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A veces, él movía la cabeza al escuchar la voz de su hermana, mientras que otras veces movía un brazo o un codo. Estos pequeños movimientos dieron mucha esperanza a su familia.
La recuperación milagrosa
Después de la mejora en la condición de Bobby, unas cuatro semanas después del incidente, los médicos lo trasladaron a rehabilitación. Había comenzado a responder, pero no había dicho nada hasta el día en que dijo: “¡Mamá!”.
Heather confesó que había comenzado a llorar desconsoladamente después de escuchar hablar a su hijo. Bobby pasó otras seis semanas en rehabilitación.
Allí aprendía habilidades básicas para la vida como caminar, comer y mover las extremidades. Los médicos le permitieron irse a casa en octubre de 2017.
“Miro a Bobby todos los días y es un milagro que camina y habla”, confesó la madre. Ver al joven volver a la vida fortaleció la creencia de la familia en Dios.
Aprendizaje de habilidades básicas
Después de regresar a casa, Bobby tuvo que aprender muchas cosas antes de reanudar la escuela secundaria en marzo de 2018.
Bobby Asa. | Foto: youtube.com/The 700 Club
Como no podía agarrar un lápiz con la mano derecha, usaba la mano izquierda para dibujar durante su tiempo libre. También tuvo que depender de una ayuda para caminar.
Mientras él se quedó en casa durante unos cinco meses, un tutor lo visitaba regularmente para que no se perdiera las lecciones de la escuela secundaria. Había regresado a clases, pero solo iba dos veces por semana.
“No voy a dejar que nada me detenga”, dijo Bobby. Estaba listo para hacer todo lo posible para volver a su rutina y se sentía agradecido de que Dios le hubiera dado una segunda oportunidad en la vida.
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Su historia es un excelente ejemplo de cómo las oraciones pueden cambiar las cosas. Comparte esta historia con tus amigos y familiares para darles su dosis diaria de motivación.
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