Hombre jura adoptar a los 3 hijos de su mejor amigo moribundo: "¿Niños? ¡De ninguna manera!", protesta su esposa - Historia del día
Un hombre promete a su mejor amigo moribundo adoptar a sus 3 hijos y darles un hogar lleno de amor. Pero las cosas toman un giro inesperado después de que se lo cuenta a su esposa y ella rechaza la idea en forma tajante.
“Solo tienes que hacer una cosa por mí, amigo. Andrés, Miguel y Henry te necesitan. Esos muchachos no tienen familia, Bernardo. Por favor, haz esto por mí…”.
Bernardo nunca pudo sacar esas palabras de su corazón y mente. Le había prometido a su mejor amigo y compañero bombero, Frank, que cuidaría de sus hijos.
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Frank era un valiente bombero que resultó gravemente herido mientras rescataba a un bebé de un edificio en llamas. Desafortunadamente, murió antes de que pudiera llegar al hospital; antes, tomó la mano de Bernardo y le pidió que estuviera allí para sus hijos.
Los hijos de Frank solo lo tenían a él. Su madre había muerto poco después de dar a luz al hijo menor, y dado que sus padres eran huérfanos, no tenían otros parientes en quienes confiar.
“Quizás por eso no he sido bendecido con un hijo”, pensó Bernardo el día del funeral. “No puedo romper mi promesa a Frank. Les daré a los niños un hogar lleno de amor”, se prometió a sí mismo. Pero su esposa, Fabiola, no sentía lo mismo.
“¡¿Niños?! ¡De ninguna manera!”, protestó ella. “Bernardo, ¡no puedes simplemente traer a los hijos de otra persona a casa y pedirme que los críe!”.
“Cariño”, dijo con calma. “Esos chicos no tienen familia. Además, no puedo romper la promesa que le hice a Frank”.
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“¡Ese no es mi problema, Bernardo! No fui yo quien hizo la promesa. ¡TÚ la hiciste, así que TÚ deberías idear un plan para lidiar con esto!”, dijo muy irritada.
“Fabiola…”, dijo suavemente. “No estoy seguro de entenderte. ¡Pensé que amabas a los niños!”.
“¡Me parece que es momento de aclarar esto!”, dijo ella. “NO QUIERO hijos ahora, ¿de acuerdo? No estoy lista para ser madre, ¡así que he estado tomando anticonceptivos!”.
“¿Estás tomando qué?”, preguntó Bernardo. Estaba aturdido. No podía creer que estuviera tomando pastillas para evitar quedar embarazada.
Bernardo y Fabiola habían estado casados por apenas seis meses. Una simple cita para tomar un café los unió y, tres meses después, decidieron casarse.
Él quería formar una familia pronto. Siempre había querido ser padre, y supuso que su esposa estaba en la misma sintonía. Jamás la había presionado, así que estaba sorprendido de que ella le hubiera mentido acerca de tener problemas para concebir.
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“¡No entiendo nada!”, exclamó, abatido. “¡Merezco una explicación! ¡Me mentiste!”.
“¡Dije que no estoy lista para ser madre, Bernardo! Lo siento, sé que te he estado mintiendo. No tuve el corazón para decepcionarte porque siempre hablabas con entusiasmo sobre tener hijos. No me molestan los niños. Simplemente, no estoy lista”.
Bernardo suspiró. “Nadie está listo para los niños, Fabiola”, dijo suavemente. “¿Crees que estoy seguro de que seré un buen padre? No, no lo estoy. Ciertamente no lo estoy. Eso no significa que no quiera intentarlo. Y en este momento te pido que lo reconsideres”.
“Podemos ir a conocer a los niños mañana si quieres. No quiero hacer nada sin ti. Te amo y respeto nuestro matrimonio. Quiero que estés conmigo, y quiero que tomemos juntos esta decisión”.
Bernardo no tuvo una buena infancia. Después de perder a su madre, se quedó con su padre, quien había estado ebrio durante la mayor parte de su vida. Murió por problemas con la bebida cuando él tenía solo 15 años.
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Después de eso, Bernardo fue criado por unos tíos. Se prometió a sí mismo que sería un buen padre para sus hijos. Así que cuando los tres niños llegaron a su vida, sabía que haría cualquier cosa por ellos. Y no quería hacerlo sin el apoyo de Fabiola.
“¿Qué decidiste?”, le preguntó a Fabiola durante el desayuno. “¿Quieres conocer a los niños?”.
"Estoy lista para conocerlos, Bernardo. Pero no estoy segura de estar lista para llamarlos mis hijos. Debes entender… Este es un evento que cambiará la vida de ambos. No quiero presionarme”.
“Gracias, cariño”, dijo Bernardo. “Estoy de acuerdo contigo. Estoy dispuesto a darte todo el tiempo que necesites”.
Fueron a conocer a los niños, que vivían en un refugio, y decidieron llevarlos con ellos. Tomaron las cosas con calma, como quería Fabiola, y juntos, como deseaba Bernardo.
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En cuestión de meses, Fabiola no podía imaginar su vida sin los niños. No solo los cuidaba, sino que también se aseguraba de que nunca sintieran que no eran suyos.
Horneaba galletas para ellos, iba a sus eventos escolares y fue su idea ver películas juntos como familia los viernes por la noche, después de que los niños dijeran que les encantaba hacerlo con su padre.
Una noche antes de acostarse, Fabiola le dijo a Bernardo que estaba lista para adoptar a los niños. “Creo que me cambiaron, cariño, y creo que han fortalecido nuestro matrimonio”, dijo.
“Y tenías razón. No habría sabido lo que era tener hijos hasta que lo intentara con todo mi corazón”.
“Estoy tan feliz, Fabiola. Muchas gracias por eso”, dijo Bernardo. “¡Me siento bendecido y afortunado de tenerte a mi lado! Hablemos con el trabajador social mañana, ¿de acuerdo?”.
Un par de meses después, Fabiola y Bernardo se convirtieron oficialmente en los padres de Andrés, Miguel y Henry.
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“¡Fabiola!”, dijo el pequeño Henry un día. “¿Puedo llamarte mami? ¡Todos los niños llaman así a sus mamás!”.
“¿Te gustaría hacerlo, pequeño?”, preguntó con lágrimas en los ojos, mientras lo tomaba en sus brazos. “¿De verdad?”.
Henry asintió. “¡Me gustaría mucho!”, afirmó.
“Gracias, cariño. A mí me encantaría que lo hicieras”.
Así que Henry comenzó a llamarla mamá, y Miguel y Andrés siguieron sus pasos. En poco tiempo, los tres niños se convirtieron en la vida de la pareja, y poco después, recibieron otra bendición.
Tras pocos meses de la adopción, Fabiola descubrió que estaba embarazada de trillizos, ¡y pronto se convirtieron en una GRAN familia feliz de ocho!
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¿Qué podemos aprender de esta historia?
- La familia se forma por lazos de amor: Fabiola y Bernardo adoptaron a los hijos de Frank y los criaron como propios. Y nada cambió para ellos al tener sus propios hijos. Son una familia grande y feliz.
- A veces, debes asumir riesgos: Fabiola sentía que no estaba preparada para ser madre, pero después de solo unos meses con los hijos de Frank, se dio cuenta de que estaba más feliz que nunca en su nuevo rol de madre de tres.
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