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Ataud en un vehículo | Foto: Shutterstock
Ataud en un vehículo | Foto: Shutterstock

En el funeral de su madre, los hijos se enteran de que su herencia va para una pareja de ancianos que no conocen - Historia del día

Mayra Pérez
14 dic 2022
15:40

Una mujer vivió en condición de pobreza, lamentando su decisión de robar un objeto valioso a sus padres y de casarse con un agricultor en contra de sus deseos. Muchos años después, sus hijos descubrieron la verdad.

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Tulio y Beatriz habían tenido unos meses muy difíciles últimamente. La cosecha en la finca no había sido abundante, y lo poco que obtuvieron llegó al mercado a precios exiguos.

Apenas podían permitirse comprar otros alimentos y sobrevivían principalmente de la cosecha que cultivaban en su granja. Sus dos hijos necesitaban ropa y pagar la matrícula. Casi no había llovido y su esperanza se estaba desvaneciendo lentamente.

Imagen con fines ilustrativos | Foto: Pexels

Imagen con fines ilustrativos | Foto: Pexels

¿Cómo podrían pagar sus préstamos y hacer los pagos del automóvil? "Esto es cada día más difícil. ¿Qué haremos?", preguntó Tulio una mañana, mientras preparaba el desayuno para la familia.

Los mismos pensamientos habían pasado por la mente de su esposa un millón de veces antes, pero no se atrevía a decirlos en voz alta. Las cosas estaban complicadas, y preocuparse por eso no ayudaba.

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Habían sobrevivido así durante meses y Beatriz consideró varias veces vender las joyas que guardaba escondidas en su dormitorio. Sin embargo, había descartado esa idea en cada oportunidad porque sabía que luego se arrepentiría.

La familia de Beatriz era muy rica. De hecho, era una de las más ricas de la zona. Y ella estaba allí, preocupada por comprar comida y ropa para sus hijos. La causa no era otra que el amor.

Años atrás, se había enamorado perdidamente de Tulio. Desde el principio, supo que la familia de él estaba pasando por dificultades económicas, pero su corazón buscaba su amor, no su dinero.

Sus padres habían tratado de disuadirla de casarse con un hombre tan pobre, pero Beatriz insistió en que haría que las cosas funcionaran para ellos. Tenía la certeza de que tendrían una buena vida mientras se amaran.

En contra del criterio de sus padres, Beatriz se escapó, se casó con Tulio, y se mudó a una granja no lejos de la ciudad. También hizo algo de lo que se arrepintió por el resto de su vida.

Se robó un joyero que contenía las joyas más preciadas de su familia: costosos collares, pulseras, aretes, gemelos de oro e incluso el anillo familiar que su madre planeaba dejarle cuando se casara.

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Imagen con fines ilustrativos | Foto: Pexels

Imagen con fines ilustrativos | Foto: Pexels

Habían pasado años, y no dejaba de lamentarse por esa decisión. Sin embargo, tenía demasiado miedo de volver y pedirle perdón a sus padres. A veces, fantaseaba con retroceder en el tiempo y elegir un camino diferente, aunque sabía que eso era imposible.

Un día, su hijo vino corriendo hacia ella, sosteniendo el joyero. "Mamá, ¿qué es esto?", preguntó. Lucas solo tenía 12 años, pero podía darse cuenta de que las joyas eran valiosas.

"¡Lucas! ¡No debiste revisar mis cosas!", le gritó. El niño pudo ver la ira en los ojos de su madre, pero cuando insistió en saber más, solo empeoró la situación.

Devolvió el joyero donde lo había encontrado y nunca volvió a hablar de ello.

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Diez años después…

Tulio enfermó y falleció. Después de su entierro, Lucas se mudó a la ciudad para comenzar una nueva vida, pero enfrentó muchas dificultades económicas.

A pesar de sus grandes esfuerzos y gran voluntad, finalmente decidió que ya era suficiente. Regresaría a casa y le pediría a su madre que lo ayudara.

"¿Por qué debería estar teniendo tantos problemas cuando mamá tiene una caja llena de joyas costosas?", se preguntó.

Llegó a casa al día siguiente, listo para confrontar a su madre sobre el joyero. Cuando lo mencionó, su hermana, Amanda, que aún vivía en casa, preguntó. "¿Qué joyero?", con los ojos muy abiertos por la curiosidad.

"Mamá tiene una caja llena de joyas caras en su dormitorio", respondió Lucas, mirando esperanzado a su madre.

Imagen con fines ilustrativos | Foto: Pexels

Imagen con fines ilustrativos | Foto: Pexels

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"En esta casa no se hablará sobre esa caja o su contenido", dijo Beatriz con calma.

"Pero mamá…", intentó argumentar Lucas

"¡No diré nada más!", enfatizó su madre.

Fue un esfuerzo inútil, y Lucas y su hermana menor se retiraron a sus dormitorios. Durante un año más, nadie habló del joyero.

Repentinamente, el corazón de Beatriz falló y ella murió. Después de su funeral, Lucas y Amanda se enteraron de que heredarían todas las propiedades de sus padres, incluida la granja y la casa. ¡Todo menos el joyero!

Según el abogado, Lucas y Amanda debían llevar la caja a una pareja de ancianos que vivía en la ciudad. Ellos nunca habían oído hablar de los Castro y se preguntaban por qué su madre querría que les llevaran las joyas.

Unas semanas después, viajaron a la ciudad para llevar el joyero a los Castro y un mayordomo abrió la puerta. Fueron recibidos calurosamente y, una vez dentro, no pudieron evitar notar el lujoso estilo de vida de los propietarios. Todo allí parecía muy costoso.

"¿Por qué nuestra madre nos pediría que le entregáramos el joyero a esta gente rica? ¡Podríamos haberlo aprovechado más!", murmuró Amanda en voz baja.

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El mayordomo los acompañó a un salón donde se encontraron con una pareja de ancianos bebiendo jugo de fruta fresca.

Imagen con fines ilustrativos | Foto: Pexels

Imagen con fines ilustrativos | Foto: Pexels

"Hola, señor y señora Castro. Soy Lucas, y esta es mi hermana Amanda", dijo Lucas, estirando la mano para un apretón de manos.

"¡Bienvenidos a nuestra casa, Lucas y Amanda!", respondió el señor Castro, invitándolos a sentarse.

Después de la presentación, Lucas explicó por qué estaban allí y le pasó el joyero al señor Castro. La pareja de ancianos estaba exultante. Habían pasado años desde la última vez que habían visto la caja que guardaba tantos recuerdos.

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De repente, la señora Castro miró a Lucas, luego a Amanda y preguntó: "¿Saben quiénes somos?".

"No, señora. Nuestra madre nos dejó indicaciones en una nota que redactó antes de fallecer para que les trajéramos este joyero y se lo entregáramos en persona".

La pareja de ancianos se miró fijamente por un momento antes de que el señor Castro hablara: "Ojalá ella hubiera podido venir en estos años. Somos sus padres".

"Es muy duro saber que nuestra hija murió. ¡Ustedes son nuestros nietos!", añadió la señora Castro.

Lucas y Amanda no lo podían creer. "¿Son nuestros abuelos?", respondieron al unísono. "¡Ella nunca nos habló sobre ustedes!".

Los Castro les explicaron que Beatriz se había distanciado de ellos muchos años atrás, y todo comenzó a tener sentido para ellos. Hablaron durante horas; los abuelos confesaron estar muy arrepentidos por nunca haber buscado a su hija.

Imagen con fines ilustrativos | Foto: Pexels

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Se habían perdido de ver crecer a sus nietos, pero querían cambiar eso. Les dijeron que eran bienvenidos a vivir en su enorme mansión y tanto Lucas como Amanda aceptaron encantados.

A partir de ese momento, vivieron felices en la casa de sus abuelos, y los acompañaron durante los años de vida que les quedaban. Pero nunca olvidaron sus raíces; invirtieron en la granja de su padre y lograron hacerla próspera y hermosa.

¿Qué podemos aprender de esta historia?

  • El momento de disculparse por los errores cometidos es ahora. Beatriz vivió toda su vida con miedo de pedir perdón a sus padres y murió sin volver a verlos y abrazarlos.

  • Nunca subestimes el valor de la familia. Beatriz se apartó de sus padres al saber que ellos no apoyaban su relación, y nunca les dio la oportunidad de estar en su vida, apoyarla, conocer a sus nietos. Quizás todo hubiese sido más sencillo para ellos si se hubiesen mantenido unidos como familia.

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Este relato está inspirado en la vida cotidiana de nuestros lectores y ha sido escrito por un redactor profesional. Cualquier parecido con nombres o ubicaciones reales es pura coincidencia. Todas las imágenes mostradas son exclusivamente de carácter ilustrativo. Comparte tu historia con nosotros, podría cambiar la vida de alguien. Si deseas compartir tu historia, envíala a info@amomama.com.

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