Niño ve a su madre por primera vez en 3 años cuando se presenta inesperadamente en su boda - Historia del día
Magdalena estaba feliz. Había encontrado el amor después de un desagradable divorcio. Pero había algo que podría desafiar su nueva relación: su hijo con problemas de audición. Se debatía entre presentarlo a su novio o no.
Magdalena llegó a la casa de sus padres al mediodía, con su pequeño hijo en brazos. Llevaba varias bolsas y maletas con la ropa y los juguetes del niño.
Finalmente, había encontrado el amor después de su difícil divorcio. Sin embargo, se enfrentaba a un desafío importante. Su hijo de 2 años, Julián, era sordo.
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Sospechaba que si le contaba eso a su nuevo novio, Mauricio, él podría sentirse demasiado abrumado con esa responsabilidad. Quizás hasta podría abandonarla.
Eventualmente, le contaría todo, pero no ahora. Primero trabajaría en su relación con él, y cuando estuviera segura de que era algo sólido, compartiría esa información.
Mientras tanto, le pediría a sus padres, Eunice y Tony, que cuidaran a su pequeño. "¡Mamá, papá!", llamó al entrar a la sala de estar.
Los padres de Magdalena estaban contentos de que los estuvieran visitando después de tanto tiempo. "Bienvenidos a casa. ¡Mi hermoso niño!", dijo la abuela, tomando las mejillas del pequeño Julián entre sus manos.
Después de ponerse al día con lo que habían estado haciendo en los últimos meses, Magdalena les dio la noticia. "He conocido a alguien y quiero ver a dónde va la relación antes de presentarle a Julián".
"Puedo encontrarle cierta lógica a tu decisión, pero ¿cuánto tiempo crees que pasará antes de que puedas presentarle a tu hijo?", preguntó su padre, preocupado.
"Julián tiene problemas de audición y no quiero apresurarme, papá. ¿Qué pasa si Mauricio se asusta con la responsabilidad de cuidar a un niño sordo?".
"Magdalena, si él te ama, también amará a tu hijo", trató de razonar su madre, pero era evidente que su hija había tomado una decisión.
Sus padres pensaban que cometía un error, pero estaban contentos de pasar tiempo con su nieto. No lo veían mucho, y esta era su oportunidad de ser los abuelos cariñosos que siempre habían deseado ser.
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Los días se convirtieron en meses y los meses en años. Tres años después de dejar a su hijo en la casa de sus padres, Magdalena aún no había venido a recogerlo. Ellos no entendían por qué le había tomado tanto tiempo.
La situación empeoró por el hecho de que Magdalena había cortado todas las líneas de comunicación con sus padres. ¡No había visto ni hablado con su hijo en todo este tiempo!
Y luego, un día, cuando recogía el periódico de la mañana del buzón, el padre de Magdalena sacó lo que parecía ser una invitación de boda que estaba dirigida a ellos.
Corrió adentro, llamó a su esposa y la abrieron juntos.
"La familia Santamaría solicita el gusto de su compañía para celebrar el matrimonio de Magdalena y Mauricio, el 20 de agosto de 2019, a las 2:30 p. m. ...".
"¿Magdalena se va a casar?". Eunice y Tony se miraron fijamente, muy conscientes de lo que estaba pensando el otro.
"¿Crees que ella le habló de Julián?". Tony fue el primero en expresar su preocupación.
"Lo dudo. Su novio habría pedido conocerlo", respondió ella, sacudiendo la cabeza con decepción.
Tony bajó la cabeza y no pudo seguir leyendo la invitación. La dobló, con la intención de volver a ponerla en el sobre cuando cayó una pequeña nota. Estaba dirigida a ellos y era una petición de Magdalena de no llevar al pequeño Julián a la ceremonia.
"Mauricio es bastante rico y pronto pagaré su cirugía. Él no tiene que saberlo", decía la nota.
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En ese momento, Eunice y Tony decidieron que ya no serían parte del tortuoso plan de su hija. Llevarían a Julián a la ceremonia, pasara lo que pasara.
Dos meses después, Magdalena se paró frente a su futuro esposo, luciendo hermosa con su vestido de novia. Estaba a punto de decir sus votos cuando vio con el rabillo del ojo a un niño pequeño corriendo hacia el altar.
Rápidamente, volteó y se sorprendió al ver a su hijo Julián corriendo hacia ella con los brazos levantados, listo para un abrazo. Había pasado tres largos años sin ver a su madre, y la había extrañado increíblemente.
Magdalena miró a su prometido, quien estaba muy confundido. También vio que sus padres se acercaban a ella. "Hija, no podemos permitir que le sigas ocultando tu hijo al hombre con el que planeas pasar tu vida", declaró Tony, levantando a Julián.
"Mauricio, este es el hijo de Magdalena. Ella lo mantuvo alejado de ti porque estaba preocupada de que la dejaras una vez que descubrieras que tenía un hijo sordo".
"¡Esto es increíble, Magdalena! ¿Cómo pudiste creer algo así? ¿No pensaste que lo habría amado y aceptado incondicionalmente?".
"Lo siento, Mauricio. No quería cargarte con la crianza de un niño sordo", exclamó Magdalena.
"¿Entonces me mentiste durante tres años? ¡Eso es demasiado! ¡Esta boda se canceló!", dijo y salió furioso del lugar.
Magdalena lo siguió fuera de la iglesia y le rogó que la perdonara. Haría cualquier cosa para compensarlo, dijo. Le explicó que entendía su reacción y que lamentaba haber mantenido a su hijo en secreto.
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Mauricio estaba enojado. Aunque amaba profundamente a Magdalena y en su corazón la perdonaba, había perdido la confianza y no sabía si ella era la persona con la que quería compartir su vida.
Necesitaba tiempo para reflexionar antes de saber cuál era la mejor decisión. Sin embargo, prometió a los padres de Magdalena asumir los costos de la cirugía de Julián para que pudiera recuperar su audición.
¿Qué podemos aprender de esta historia?
- La honestidad es primordial, sean cuales sean las circunstancias: Si Magdalena hubiera sido honesta con su novio acerca de su hijo, él lo habría aceptado y amado.
- Defiende siempre lo que es correcto: Los padres de Magdalena decidieron decir la verdad porque no querían seguir siendo parte de las mentiras de su hija.
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