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Hombre carga a un niño | Foto: Shutterstock
Hombre carga a un niño | Foto: Shutterstock

Hombre adopta al hijo de su difunto amigo como se lo prometió: se entera de la herencia del niño tras firmar el último documento - Historia del día

Mayra Pérez
21 dic 2022
19:00

Un soldado discapacitado adopta al hijo pequeño de su difunto mejor amigo para cumplir la promesa que había hecho momentos antes de su muerte. Meses después, mientras firma los papeles de adopción, recibe una sorpresa.

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La situación era tensa; los aviones de combate dejaban una estela blanca y un sonido atronador a su paso. Despertaba el orgullo y el patriotismo de los soldados que luchaban por su país.

Detrás de la pared de sacos de arena, dos amigos hablaban sobre su destino tras la guerra. Benjamín, el mejor amigo de Henry, le decía: "¿Cuándo volveremos a nuestra vida civil? ¿Cuántos días más va a durar esto?".

Imagen con fines ilustrativos | Foto: Getty Images

Imagen con fines ilustrativos | Foto: Getty Images

Las lágrimas deslizaron por su rostro, manchando la pintura de camuflaje de la cara de Benjamín, que no podía dejar de pensar en su pequeño hijo, Carlos. Sacó una billetera vieja de su bolsillo y tocó con amor la foto.

"Quiero verlo y abrazarlo por última vez, camarada".

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"Ben, ¿por qué una última vez? Nos iremos a casa después de esto. No te desanimes. Mantente fuerte. Esto también pasará", afirmó Henry con convicción.

"No, camarada… tengo la extraña sensación de que algo malo va a pasar. ¿Cuidarás de mi hijo si algo me pasa? Por favor, prométeme que no dejarás huérfano a mi pequeño".

"¡Está bien, lo prometo!". Apenas Henry y Benjamín chocaron los puños, se produjo una fuerte explosión que en segundos sumió todo en un silencio sepulcral y una oscuridad total.

Tres días después, en el hospital militar…

El sombrío silencio en la sala en la que Henry fue admitido fue interrumpido por las fuertes sirenas de las ambulancias. Más soldados heridos o viviendo sus últimos minutos, eran trasladados en camillas.

Imagen con fines ilustrativos | Foto: Unsplash

Imagen con fines ilustrativos | Foto: Unsplash

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Henry abrió los ojos de repente y quiso moverse. Pero no podía hacerlo tan rápido como antes. "Señor, relájese. Por favor, no intente moverse", le pidió una enfermera.

Cuando Henry levantó la manta, la dolorosa realidad lo golpeó: su pierna había sido amputada. Su corazón comenzó a latir más rápido mientras buscaba a Benjamín.

"Mi amigo… mi compañero Benjamín… ¿Dónde está?".

La enfermera apretó los labios y dijo: "Lo siento, señor… murió en la explosión".

El dolor y la angustia recorrían cada parte del cuerpo de Henry; nunca se había sentido tan débil y abatido.

"Quiero verlo… por favor, lléveme con Benjamín", pidió Henry.

No se le permitió verlo, y lo que más le dolió fue que no pudo ser parte del funeral de su mejor amigo. Extrañaba sus extrañas bromas, los momentos en que lloraron sobre el hombro del otro y la risa contagiosa de Benjamín.

Imagen con fines ilustrativos | Foto: Getty Images

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Seis semanas después, fue dado de alta y enviado a casa con una pensión por discapacidad. Antes de irse, visitó la tumba de su difunto amigo, le llevó una corona y dijo:

"Haré cualquier cosa para cumplir mi promesa, amigo. Tu hijo ahora es mi hijo". Estaba desconsolado y, después de llegar a casa, decidió buscar a Carlos. Estaba bajo el cuidado de la madre de Benjamín, que era bastante mayor y tenía problemas de salud.

"Hola, soy Henry, un buen amigo de Benjamín", le dijo a una mujer que abrió la puerta. Parecía frágil en su silla de ruedas.

"Adelante", dijo la anciana y entró sin decir una palabra más.

Henry la siguió y vio varias fotos de Benjamín con su difunta esposa, Elena, y su hijo, Carlos, de 5 años. La joven mujer había fallecido durante el parto, y la abuela del niño, Doris, lo cuidaba mientras temporalmente.

Pero debido a la vejez, no podría hacer frente a esa gran responsabilidad por mucho tiempo. Doris estaba desconsolada; había perdido a su único hijo en la guerra.

Imagen con fines ilustrativos | Foto: Pixabay

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"¿Cómo le diré que quiero adoptar a Carlos?", se preguntó Henry. No quería molestar a Doris y decidió esperar el momento adecuado para hablar de la promesa a su difunto amigo.

Henry comenzó a visitar a Carlos con regularidad y le traía juguetes en cada visita. Benjamín solía contarle que las figuras de acción de la Liga de la Justicia eran sus favoritas.

Un día, cuando menos lo esperaba, Doris le preguntó si podía hacerse cargo de Carlos después de su muerte. Estaba aliviado porque no había podido encontrar el momento para sacar el tema de la adopción del niño.

"Hijo, estoy muy vieja y débil. Mi vista está fallando y no puedo caminar. El destino es impredecible y sé que me queda muy poco tiempo. ¿Adoptarías a Carlos?".

Tomándolo como una señal del cielo, Henry comenzó con el papeleo para adoptarlo. Justo cuando estaba por concluirse el proceso, Doris falleció. Parecía que solo estaba esperando para dejar al niño en buenas manos.

Después de eso, Henry recibió una llamada inesperada del abogado. Pensaba que se trataba de la adopción de Carlos, sin imaginar lo que viviría al día siguiente.

Imagen con fines ilustrativos | Foto: Pexels

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"Tienes que firmar este documento… y hay uno más", le dijo el abogado. Supuso que había terminado cuando el abogado le ofreció un último documento para que lo firmara.

Sin imaginar lo que era, Henry se apresuró a firmarlo porque estaba demasiado emocionado de llevarse a Carlos a casa. Cuando agregó el último punto de su firma, el abogado hizo un anuncio que le cambió la vida.

"Señor Hernández, esta es una copia del testamento que dejó el padre de Carlos. Según su deseo, su hijo heredaría $75.000 en su cumpleaños número 18. También se menciona en el testamento que su tutor podrá administrarlos a su criterio".

"Usted es el padre adoptivo de Carlos; el dinero es todo suyo. Aquí está el cheque. ¡Buena suerte, señor Hernández!".

Pero Henry no estaba contento con la revelación. "No puedo tomar este dinero. Pertenece al niño, y solo él debe usarlo".

Imagen con fines ilustrativos | Foto: Pexels

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"Señor Hernández, la elección es suya. Pero es mi deber informarle al respecto y entregarle el legado".

Henry aceptó el cheque y llevó a Carlos a casa e hizo todo lo posible para que se sintiera feliz y amado. Unas semanas después, una mujer llegó a su puerta inesperadamente.

"Soy Eliana, la tía de Carlos y la hermana de Benjamín. He venido para llevarme a mi sobrino", dijo con prepotencia.

Henry se sobresaltó. "¿La tía de Carlos?", preguntó con desconfianza.

"Sí, escuchaste bien. Estas son algunas fotografías de mi difunto hermano y de mí antes de que se uniera al servicio".

"Pero Benjamín nunca me habló de ti".

"No lo hizo porque hacía años que no hablábamos. Hui de casa para seguir mi carrera en la moda. Sin embargo, sé que él hubiera querido que mi sobrino creciera conmigo. Así que Carlos se irá conmigo y necesito que me transfieras su herencia".

Imagen con fines ilustrativos | Foto: Getty Images

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Henry entendió perfectamente lo que Eliana buscaba.

"Si Benjamín hubiera querido que adoptaras a su hijo, no me lo habría pedido a mí. Y no obtendrás ni un centavo de su herencia. Quiero que salgas de mi casa de inmediato".

Muy molesta, se alejó frunciendo el ceño. Henry pensó que era el final, pero una semana después le llegó un aviso judicial. Eliana lo había demandado para reclamar la custodia de su sobrino y su legado.

El día de la audiencia, Henry llegó a la corte con Carlos, decidido a regresar a casa con él.

"Nunca dejaré que nadie te aleje de mí. Eres mi hijo… el recuerdo vivo de mi mejor amigo. No dejaré que nada se interponga entre nosotros", se dijo con confianza.

Cuando el abogado de Eliana lo acusó de adoptar a Carlos por su dinero, Henry respondió con contundencia: "Su Señoría, lo que menos me interesa es esa herencia. Le pertenece a él y será el único heredero cuando cumpla dieciocho años".

Imagen con fines ilustrativos | Foto: Getty Images

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"¿Por qué quieres criar al niño ahora que su tía se ha ofrecido a ser su tutora? ¿Hay algo que quieras decirnos?", interrumpió la jueza.

Cuando todos fijaron su mirada en Henry, quien intentó responder sin quebrarse.

"Porque se lo prometí a mi difunto amigo. Le juré que no abandonaría a su hijo, y que lo criaría de la forma en que Benjamín lo habría hecho si estuviera aquí. Su Señoría, hice un juramento de soldado, y cuando un soldado hace una promesa, la cumple", dijo.

"Eso es ridículo. Su Señoría, envíe al niño conmigo. Tengo derechos sobre él y sobre el dinero de mi hermano", se enfureció Eliana, despertando la suspicacia de la jueza.

Después de una cuidadosa consideración y de escuchar a ambas partes, la jueza anunció su veredicto.

"El niño vivirá con su padre adoptivo, el señor Henry Hernández, quien también tendrá la custodia de su dinero hasta que cumpla dieciocho años".

Imagen con fines ilustrativos | Foto: Pexels

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La corte se levantó y todos aplaudieron a Henry por defender al hijo de su difunto amigo. Eliana amenazó con que abordaría el asunto en un tribunal superior, pero su caso siempre fue desestimado.

Henry se dedicó a la crianza del niño en cuerpo y alma. Años después, en la fiesta del cumpleaños 18 de Carlos, le dio un sobre con el cheque y una copia del testamento de Benjamín.

"Papá, ¿qué es esto?", preguntó Carlos.

"¡Es tu herencia! ¡Tu padre, Benjamín, te la dejó para que la recibieras al cumplir los dieciocho años!".

Carlos leyó el testamento y se deshizo en lágrimas al darse cuenta de que su padre adoptivo nunca tomó un centavo de ese dinero. Estaba profundamente conmovido y planeó una sorpresa para Henry unos días después.

Dos días después de la fiesta de cumpleaños, Carlos abrazó a Henry y le entregó dos boletos de avión.

Imagen con fines ilustrativos | Foto: Unsplash

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"Hijo, ¿qué es esto?".

"¡¡Papá, volaremos a Nueva York en dos días para que te adapten tu nueva prótesis de pierna!!".

Henry no pudo contener las lágrimas. Había dedicado cada segundo a criar a Carlos y, aunque conocía las piernas ortopédicas, nunca tuvo suficiente dinero para adquirir una.

"Pero hijo, ¿por qué querrías gastar tu herencia en mí?".

Carlos abrazó nuevamente a Henry y dijo entre lágrimas: "¡Porque eres mi padre y yo soy tu hijo y quiero lo mejor para ti!".

"Esto no compensará todo el amor y cuidado que me diste. Quiero agradecerte de muchas maneras. Eres un verdadero héroe que me enseñó el valor de una promesa. Te quiero hasta el infinito, y te admiró por haber cumplido la promesa que le hiciste a mi padre".

Henry se quedó sin palabras. Sabía que Benjamín estaría muy orgulloso del hombre en que se había convertido aquel pequeño que siempre adoró.

Imagen con fines ilustrativos | Foto: Unsplash

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¿Qué podemos aprender de esta historia?

  • Los verdaderos valores son invaluables. A pesar de tener la oportunidad de reclamar la herencia del hijo de su difunto amigo Benjamín, Henry prefirió no tocarla. Sabía que no le pertenecía.
  • Respeta las promesas que haces. Henry le hizo una promesa a su amigo minutos antes de su muerte e hizo todo lo posible por cumplirla. A pesar de los muchos obstáculos que debió enfrentar, nunca se dio por vencido. Crio a su hijo y lo hizo un hombre de bien.

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Este relato está inspirado en la vida cotidiana de nuestros lectores y ha sido escrito por un redactor profesional. Cualquier parecido con nombres o ubicaciones reales es pura coincidencia. Todas las imágenes mostradas son exclusivamente de carácter ilustrativo. Comparte tu historia con nosotros, podría cambiar la vida de alguien. Si deseas compartir tu historia, envíala a info@amomama.com.

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