"¡No tengo juguetes por tu culpa!", chico culpa a su madre soltera y años después le regala su auto como disculpa - Historia del día
Anita hizo grandes sacrificios para criar a su hijo Andrew como madre soltera después de la muerte de su esposo. Lo que nunca imaginó fue que su hijo la trataría con desprecio.
Anita nunca tuvo la oportunidad de ir a la universidad. Su esposo estaba en su último año de ingeniería antes de fallecer. Habían acordado que ella sería ama de casa y velaría por su hogar mientras él asumía el papel de sostén de la familia.
Desafortunadamente, las cosas no salieron según lo planeado. Después de la muerte de su esposo, la madre tuvo que ganarse la vida como pudo. Laboró en varios lugares ganando salario mínimo para mantener su hogar.
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Anita amaba mucho a su hijo y era capaz de ir hasta los confines del mundo por él. Tenía dos trabajos para asegurarse de poder mantener a Andrew, pero aparentemente, nunca fue suficiente.
Un día, mientras Anita y Andrew estaban en el supermercado, él dijo algo que le rompió el corazón. Estaban comprando alimentos para la cena del domingo y Andrew vio un juguete que deseaba mucho.
El niño le pidió a su madre que se lo comprara, pero era mediado de mes y Anita tenía un presupuesto ajustado.
"¡Mamá, por favor! ¡Es solo un juguete!", dijo Andrew.
"Lo siento, mi amor. Mami no puede comprarlo en este momento. No tengo suficiente dinero. Tal vez para la próxima", le aseguró Anita.
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"¡No es justo! ¡Nunca tienes suficiente!", exclamó.
"¡Siempre dices lo mismo! ¿No vas a trabajar? ¿Por qué siempre eres tan pobre? ¿Para qué vas a trabajar si nunca puedes conseguirme nada? ¡Te odio!", exclamó Andrew.
"¡Andrew! ¡Detente ahora mismo!", dijo Anita.
"¡No! ¡Mis amigos consiguen todo lo que quieren! ¡Ni siquiera puedo conseguir un juguete por tu culpa!", respondió el chico.
Las palabras de Andrew hirieron profundamente a su madre. Anita entendió que Andrew todavía era un niño y que no podía apreciar sus esfuerzos.
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Ella siempre había tratado de enseñarle que el amor es más importante que las cosas materiales. Pero después de su reciente arrebato, sintió que le había fallado. Andrew siempre se quejaba de sus problemas financieros, pero nunca le había hablado de esa manera.
Un par de días después, volvió a suceder. Andrew tuvo un berrinche cuando ella no pudo comprar una hamburguesa. Pero esta vez Anita no lo dejó pasar.
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"¡Basta, Andrew! ¡Es suficiente! Te amo con todo mi corazón, pero no me hablarás así. No sabes ni la mitad de lo que tengo que pasar para asegurarme de que tengas un techo sobre tu cabeza, y mucho menos una hamburguesa", proclamó Anita.
"¡No! ¡Todo esto es tu culpa! ¡Si trabajaras más duro como todos los otros padres, no seríamos pobres!", Andrew dijo antes de salir corriendo.
Anita se sintió derrotada. Andrew era el centro de su vida, pero él no la valoraba. Tuvo que recordarse a sí misma: "Es un niño; no entiende. Está bien, Anita, solo trabaja más duro. Pronto lo entenderá".
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Un día, mientras Andrew estaba dormido, escuchó un fuerte golpe cuando la puerta se cerró. Salió al corredor para ver de qué pasaba y lo que vio lo conmocionó.
Su madre se había desmayado junto a la puerta, completamente exhausta. Andrew finalmente comenzó a comprender cuán duro estaba trabajando. Se sintió mal al recordar la dureza con la que la había tratado.
Ella simplemente yacía allí, con su ropa llena de grasa por trabajar durante dos turnos en un restaurante.
Andrew la ayudó a acostarse y después le trajo agua. Luego, Anita le reveló que, de hecho, había conseguido otro trabajo para tratar de generar ingresos adicionales, y eso le estaba pasando factura.
Después de ese día, Andrew comenzó a hacer todo lo posible por mejorar la relación con su madre. Dejó los insultos y las groserías y comenzó a ayudar en las tareas del hogar. Con el paso de los años, Andrew incluso consiguió un trabajo para ayudar a Anita con las cuentas.
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A los 15 años, Andrew tenía un trabajo de tiempo completo después de la escuela. Con el dinero que ahorró en ese trabajo, pudo pagar la mayor parte de su matrícula universitaria. Anita estaba orgullosa del hombre en el que Andrew se estaba convirtiendo.
Después de la universidad, el joven consiguió un buen trabajo en una empresa de fabricación de automóviles. Uno de los autos que produjeron era el auto de los sueños de Anita, así que después de un par de meses en su nuevo empleo, pudo comprárselo.
Anita estaba tan feliz que no sabía qué decir; ella nunca hubiera pensado que su hijo le daría tal regalo.
"¡A partir de este momento, ya no trabajarás! ¡Te lo prohíbo!", le dijo a su madre.
"Pero, Andrew…" dijo ella antes de que él la interrumpiera.
"No, mamá. Me has cuidado toda mi vida, y yo fui desagradecido durante la mayor parte. Ahora déjame mostrarte mi gratitud. Ganaré lo suficiente para los dos, y tú descansarás. Disfruta de tu nueva vida y tu auto", concluyó Andrew.
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¿Qué podemos aprender de esta historia?
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El trabajo duro tiene su recompensa: Andrew fue capaz de mejorar la situación económica para él y su madre una vez que tomó la iniciativa de ponerse a trabajar.
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Sé agradecido por lo que tienes: Una vez que Andrew aprendió a estar agradecido por los esfuerzos y la provisión de su madre, pudo aprovechar al máximo lo que tenía y agregarle valor.
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