Niña de 4 años celebró el Día de Acción de Gracias con su mejor amigo, un viudo de 82 años
Una niña de cuatro años se acercó a un viudo de 82 años en el supermercado y comenzaron una amistad que salvó al anciano de la depresión y de celebrar las fiestas solo.
Cuando Norah Wood fue al supermercado con su madre, Tara, no esperaba que ocurriera nada fuera de lo normal. Solo quería comprar unas magdalenas de cumpleaños, pero acabó encontrándose con una amiga.
Mientras recorría el supermercado con su madre, Norah se cruzó de repente con un hombre mayor de aspecto reservado y serio. Lo saludó y le dijo que era su cumpleaños.
En cuanto el anciano lo oyó, se le iluminó la cara. Entabló conversación con Norah, charlaron durante un par de minutos antes de intercambiar abrazos. Se hicieron una foto para conmemorar el momento.
Para Tara, fue un simple encuentro de diez minutos en el supermercado digno de compartir con sus amigos. Sin embargo, después de compartir el feliz recuerdo en Internet, resultó ser mucho más que eso: la niña acabaría salvando al hombre de la depresión.
Cuando Tara publicó la foto de Norah y el anciano en Facebook, alguien lo reconoció y comentó que era la primera vez que lo veía sonriendo después de la muerte de su esposa. Aquel comentario impresionó a Tara y la impulsó a pedir los datos de contacto del hombre para poder reencontrarse con él.
Resultó que Dan Peterson, que entonces tenía 82 años, había perdido a su mujer un par de meses antes del encuentro en el supermercado. El hombre cayó en una depresión y admitió que estaba pasando por un mal momento cuando conoció a Norah.
Después de averiguar sus datos, Tara se puso en contacto con Dan para ver si estaba dispuesto a reunirse de nuevo con su hija. Tras afeitarse y cortarse el pelo, Dan invitó a Tara y a Norah a su casa.
Desde aquel primer encuentro, Dan y Norah se hicieron inseparables. En Halloween, la niña visitó a Dan con su disfraz de Minnie Mouse. Después, la madre invitó a Dan a pasar las vacaciones de Acción de Gracias con su familia.
Dan, a quien la familia llamaba cariñosamente "Sr. Dan", pasó Acción de Gracias con Norah, sus padres y sus seis hermanos. En aquel momento, Tara advirtió al anciano que estaba a punto de conocer a un buen número de caras nuevas. A Dan no le importó, ¡y estaba encantado!
Desde aquel día, Dan se convirtió en un miembro más de su familia y en el mejor amigo de Norah, y así siguió siendo durante años. "Si nunca se hubieran conocido, no sé si él hubiera tenido a alguien con quien pasar el Día de Acción de Gracias y eso me entristece", dijo la mujer.
Cuando se le preguntó por su relación con Norah, Dan no se anduvo con rodeos y compartió lo especial que era la niña para él:
"Me ha mostrado una profundidad de amor; una profundidad que no sabía que existía".
Durante años, Norah y el Sr. Dan se hicieron inseparables. La niña, su hermana Marigold y Tara visitaban al anciano todos los domingos, y pasaban tiempo juntos haciendo diferentes actividades.
Norah describía a su mejor amigo como "divertido" y apreciaba los momentos en que el Sr. Dan le contaba historias de su infancia mientras ella escuchaba atentamente.
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Gracias a sus encuentros semanales, Norah se enteró de que Dan había sido profesor universitario de matemáticas en al menos tres universidades. También descubrió que solía pilotar aviones, sobre todo como veterano de las Fuerzas Aéreas de Estados Unidos.
Además de intercambiar historias, Norah y el Sr. Dan también dibujaban y hacían rompecabezas juntos. Hay que reconocer que no solo era divertido para la chica, sino también para el anciano.
Después de vivir solo tras el fallecimiento de su esposa, conocer a Norah era lo que Dan necesitaba para alegrar sus días. Se alegraba de tener a los niños en casa y decía que le habían sentado de maravilla.
Un día, Norah trajo unas semillas de sandía de su abuelo. Se las dio a su buen amigo Dan para que las plantara y, aunque él dudaba de que llegaran a florecer, las plantaron de todos modos.
Al cabo de un par de meses, el señor tenía ocho plantas de sandía en su jardín. "Norah podrá ver cómo crecen y se convierten en grandes plantas", dijo.
En 2020, cuatro años después de su improbable encuentro en el supermercado, Dan Peterson falleció a los 86 años, sintiendo aún todo el amor de Norah y su familia. Tara escribió sobre ello en Facebook, compartiendo que justo el día antes de su muerte, habían pasado la mañana con él.
"Estaba de buen humor, alegre y feliz. Tenía la barriga llena de tortitas y el corazón lleno de amor", escribió. Norah y Tara se aseguraron de asistir al funeral del Sr. Dan, donde se les saltaron las lágrimas al despedirse de su querido amigo.
Su amistad sigue marcando vidas en todo el mundo y Norah y su familia la recordarán toda la vida. Su amistad mostró lo mejor de la humanidad: lo que significa amar y ser amado.
En sus obituarios reseñaron que al Sr. Dan le sobrevivían sus hijos Keith y Gary, y sus hijas Kerri, Julie, Janie y Stephanie. También tenía 12 nietos, ocho bisnietos, un hermano, dos hermanas y, por supuesto, su querida amiga Norah Wood.
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