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Novios mirándose | Foto: Shutterstock
Novios mirándose | Foto: Shutterstock

Mujer piensa que se va a casar con un conserje: casi se desmaya cuando se encuentra con un millonario en el altar - Historia del día

Mayra Pérez
12 ene 2023
17:40

Un conserje le propuso matrimonio a una mujer que había conocido pocas semanas antes. Cuando ella dijo que sí, no tenía idea de la sorpresa que viviría el día de su boda, al ver a un millonario en el altar.

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Cuando Sylvia salió de su auto con un hermoso vestido blanco el día de su boda, miró hacia el estacionamiento de la iglesia y le preguntó a su hermana: "¿Alguno de estos costosos vehículos te parece familiar?".

Cuando su hermana dijo que no, Sylvia pensó que era extraño porque el hombre con el que se iba a casar no era rico. De hecho, trabajaba como conserje en su barrio, y ella estaba segura de que no tenía amigos ni familiares que pudieran tener esos automóviles caros.

Imagen con fines ilustrativos | Foto: Pexels

Imagen con fines ilustrativos | Foto: Pexels

"Deben ser de otras personas", se dijo, antes de que sus damas de honor la ayudaran a cruzar la entrada de la iglesia. Se quedó en la sala de preparación hasta que su madre la llamó.

"Vamos, Sylvia", dijo su madre. "Es hora de que camines hacia el altar con tu padre".

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Hasta ese momento, Sylvia no había visto a su novio, Roberto. Mientras caminaba del brazo de su padre, lo vio en el altar y apenas pudo reconocerlo.

Luego, miró a su alrededor y notó las lujosas decoraciones de la iglesia. "Esto debe haber costado mucho dinero. ¿Cómo se las arregló Roberto para conseguirlas?", se preguntó.

Tan pronto como llegó al altar y miró a Roberto, sintió que la cabeza le daba vueltas. "Me voy a desmayar. Esto no puede ser verdad", se dijo.

El hombre que ella supuso que era un conserje la estaba esperando en el altar luciendo como un millonario, vestido con un traje de diseñador y zapatos caros.

Imagen con fines ilustrativos | Foto: Pexels

Imagen con fines ilustrativos | Foto: Pexels

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Un mes atrás, Sylvia caminaba a casa después de comprar alimentos para las personas del refugio en el que trabajaba como voluntaria. Era una chica de buen corazón a la que le encantaba ayudar a los que la rodeaban, incluidos los animales desvalidos.

En el recorrido, llamó su atención un joven empapado en sudor que limpiaba el patio de una casa grande en su barrio. Como nunca lo había visto por ahí, pensó que debía ser empleado de la familia rica que vivía allí.

Verlo trabajar bajo el calor abrasador la hizo sentir mal, así que sacó una botella de agua y un sándwich de su bolsa.

"¡Aquí tienes! Esto es para ti", dijo, mientras le entregaba los víveres.

"¿Para mí? ¡Oh, eso es muy amable de tu parte!", respondió el hombre.

"Debe sentir hambre después de trabajar tan duro. ¿Empezaste a limpiar jardines en este vecindario recientemente? No te había visto antes", preguntó Sylvia.

El joven titubeó inseguro, y Sylvia entendió que no estaba cómodo con su interrogatorio. "No importa. Por favor, disfruta el sándwich. ¡Está realmente bueno!", le dijo.

Imagen con fines ilustrativos | Foto: Pexels

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El hombre desenvolvió el sándwich y le dio un mordisco. "¡Esto está delicioso! La carne es superjugosa. ¿Es Jamón Ibérico de Bellota?", preguntó.

"No", se rio Sylvia. "Es solo un sándwich de pepperoni normal de la tienda de comestibles. Nada especial".

Mientras el hombre comía su sándwich, Sylvia se presentó y le preguntó su nombre.

"Soy Roberto", respondió.

"¡Es un placer conocerte, Roberto!", dijo Sylvia con una sonrisa. "Espero verte de nuevo aquí".

Pronto, Sylvia y Roberto se hicieron amigos, tras sus frecuentes encuentros en el jardín de la misma casa en su vecindario. No tardaron en enamorarse.

Dos semanas después de su primer encuentro, tuvieron una cita. Él no tenía coche cuando llegó a recogerla, y le preguntó si se sentiría cómoda caminando con él por la calle hasta el restaurante más cercano.

"No hay problema, Roberto. Me encanta caminar", respondió ella feliz. Se tomaron de la mano y comenzaron a caminar hacia el restaurante.

Imagen con fines ilustrativos | Foto: Pexels

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"Entonces, ¿qué haces en tu tiempo libre?", preguntó.

Roberto se sorprendió al verla interesada por sus pasatiempos. "Nadie me había hecho esta pregunta antes", dijo.

"¿En serio? ¡Es una pregunta muy básica!". La joven se rio.

Después de cenar y conocerse mejor, caminaban por la calle cuando, de repente, Roberto se detuvo y tomó la mano de Sylvia. "¿Qué estás haciendo?", preguntó ella.

"¿Quieres casarte conmigo?", preguntó, sobre una rodilla.

"¡Dios mío!", Sylvia se tapó la cara con las manos. "¡Claro que sí!", afirmó emocionada.

Se abrazaron y Roberto le dijo al oído: "¡Te vas a llevar una sorpresa!".

"¿Qué sorpresa?", preguntó ella.

Imagen con fines ilustrativos | Foto: Pexels

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"¡Lo sabrás el día que nos casemos!", contestó él con picardía.

Dos semanas después, Roberto estaba de pie ante el altar y Sylvia lo miraba con los ojos muy abiertos. Todo este tiempo, pensó que era un conserje, pero en realidad, era millonario.

"Nunca te conté sobre mi negocio porque quería estar seguro de que eras la correcta", le dijo.

"¿Qué quieres decir?", preguntó la novia, sin salir de su asombro.

"Fuiste la primera chica a quien le agradé por mi personalidad, no por mi riqueza. Nunca te importó el dinero. Mis intereses, naturaleza y valores eran todo lo que te importaba, y eso hizo que me enamorara de ti", dijo el novio.

Roberto le tomó la mano. "Yo estaba buscando una chica, y cuando te conocí, estaba seguro de que esa chica eras tú".

"¿Sabes qué es lo mejor de ti?", le preguntó. "No necesitas dinero para disfrutar de la vida. Encuentras alegría en las cosas más simples, como pasar tiempo con los pobres y alimentar perros. ¡Eres la mujer que siempre quise!".

Imagen con fines ilustrativos | Foto: Pexels

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Ese día, Sylvia se casó con un millonario en lugar de un conserje y celebró su gran día en uno de los parques más hermosos de la ciudad. Nunca imaginó que su amabilidad cambiaría radicalmente su vida.

¿Qué podemos aprender de esta historia?

  • Lo valioso de cada ser humano es quien es, no lo que posee: Sylvia estaba lista para casarse con Roberto, sin importarle su supuesto trabajo o su falta de dinero. Se enamoró de la persona que era.
  • Ayuda a tu prójimo: Sylvia era una joven generosa y altruista, que ayudaba a quien lo necesitara sin recibir nada a cambio. El mundo sería un lugar mucho mejor, con más personas como ella.

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Este relato está inspirado en la vida cotidiana de nuestros lectores y ha sido escrito por un redactor profesional. Cualquier parecido con nombres o ubicaciones reales es pura coincidencia. Todas las imágenes mostradas son exclusivamente de carácter ilustrativo. Comparte tu historia con nosotros, podría cambiar la vida de alguien. Si deseas compartir tu historia, envíala a info@amomama.com.

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