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Bebé duerme en los brazos de un anciano | Foto: Shutterstock
Bebé duerme en los brazos de un anciano | Foto: Shutterstock

Veterano discapacitado cuida al bebé de vecina que acaba de ser despedida y que busca trabajo - Historia del día

Mayra Pérez
25 ene 2023
18:20

Un veterano retirado que había perdido uno de sus brazos en combate ayuda a su nueva vecina cuidando a su bebé, mientras ella busca trabajo. No podía imaginar lo que le deparaba el futuro.

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Edward nunca pensó que nada lo lastimaría más que la guerra hasta que perdió a su amada familia: su hermosa esposa y su pequeña hija. Perder a sus seres queridos hizo que su vida fuera sombría.

Estaba discapacitado y sin amor. No tenía nada. Ni amor. Ni familia. Nada. Ahogado en su soledad, Edward pasaba el día en la cama o mirando por la ventana de su dormitorio a sus vecinos.

Imagen con fines ilustrativos | Foto: Pexels

Imagen con fines ilustrativos | Foto: Pexels

A diferencia de él, ellos tenían familias con las que pasar el tiempo. Tenían una razón para vivir. ¿Cuán cruel fue la vida, llevándose a su esposa y a su única hija en un accidente?, reflexionaba a menudo.

Pero un día, una mujer se mudó a la casa vacía junto a él y su vida cambió. Ella lucía encantadora y su hijo recién nacido le pareció adorable.

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La mujer sonrió cuando notó que Edward la miraba, así que dijo "hola", agitando su único brazo. Ella le obsequió una gran sonrisa y él decidió ir a saludarla. Salió de su reclusión, lo que no había hecho en años.

"Feliz día, soy Edward", dijo, presentándose. "Parece que tienes un guapo hombrecito contigo".

Ella sonrió y el bebé soltó una risita. "Encantado de conocerte, Edward", dijo. "Soy Natalie, y este es Joel. Por cierto, no es nada fácil tratar con él".

"¡Oh, así son los niños!", dijo suavemente. "¡Mi hija era igual!", agregó.

"¿Tienes una hija?, ¿Está aquí?", preguntó curiosa.

Imagen con fines ilustrativos | Foto: Pexels

Imagen con fines ilustrativos | Foto: Pexels

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"Me dejó demasiado pronto, vecina. Ahora está en la casa de Dios con mi esposa. Vivo solo".

"Lamento escuchar eso", se disculpó Natalie. "¿Puedo preguntarte qué le pasó a tu brazo, si no te importa?".

"Oh, solía estar en el ejército y me lastimé en el campo de batalla…", dijo. "Si tienes tiempo, me encantaría invitarte a tomar el té. Después de todo, no todos los días un lindo hombrecito se muda al vecindario".

"Eso sería un placer, Edward", dijo. "Te veré en la tarde si te parece bien. Necesito terminar de organizar estas cajas".

"Por supuesto. Nos vemos".

Esa tarde, Edward tuvo compañía por primera vez en varios años. Natalie y Joel lo visitaron y él estaba encantado.

Natalie era una madre soltera que estaba criando sola a Joel. Se había mudado a una casa muy pequeña en el vecindario después de perder su empleo. Dijo que estaba buscando trabajo remoto porque el niño era pequeño y no podía pagar una niñera.

Imagen con fines ilustrativos | Foto: Pexels

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"Pero la mayoría de las vacantes solo permiten un modo combinado o trabajar desde la oficina, por lo que no estoy segura de poder encontrar uno muy pronto. Joel es tan pequeño que no puedo dejarlo solo".

"Puedo ayudarte con tu bebé", ofreció Edward. "No tengo mucho que hacer en todo el día, y me encantaría ayudar".

"¿Crees que podrías?", preguntó. "Pero Edward, siento que sería demasiado trabajo para ti. No, no podría aceptar eso".

"¿Crees eso porque me falta un brazo?", preguntó Eduardo. "¡Te sorprendería todo lo que puedo hacer! Aunque no soy joven, puedo atender esta casa sin ayuda".

Natalie no estaba segura de aceptar la generosa oferta de Edward, pero necesitaba ayuda desesperadamente, así que decidió que no era una idea tan mala.

"Eres muy amable, Edward. Me apena mucho esta situación… Nos conocimos hace menos de un día, y ya te voy a dejar a mi bebé… Muchas gracias".

Imagen con fines ilustrativos | Foto: Pexels

Imagen con fines ilustrativos | Foto: Pexels

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"¡Oh, será un gusto para mí!", dijo cortésmente. "Me encantaría tener compañía. Además, Joel me recuerda a mi hija cuando era pequeña. Realmente no es un problema".

A partir de ese día, la vida de Edward dio un giro. Se había sentido solo hasta que Natalie y Joel entraron en su vida. Las hermosas risitas del bebé lo hacían sentir vivo.

Y aunque le costaba cambiarle el pañal, mecerlo o alimentarlo con un solo brazo, disfrutaba hacerlo. No tardó mucho en sentir que lo amaba profundamente.

Mientras tanto, Natalie fue a varias entrevistas, y finalmente encontró un buen trabajo. Sabiendo que su hijo estaba en buenas manos y que era tan querido, pudo concentrarse en cumplir con sus nuevas obligaciones

Un día, Joel se quedó dormido sobre el pecho de Edward mientras le cantaba una canción de cuna y no podía apartar sus ojos de él. Recordó a su difunta esposa y le dijo:

"Tal vez la vida no sea tan mala, cariño. No lo creerás, pero deseo vivir muchos años más. Quizás pase un tiempo antes de que nos volvamos a ver".

Imagen con fines ilustrativos | Foto: Pexels

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Joel y Natalie se habían convertido en la vida de Edward, en la compañía que no había tenido en años. Le habían hecho recordar cómo se sentía ser amado.

Un día, Natalie regresó temprano de su trabajo y le dijo a Edward que quería tener una conversación seria con él. "¡Ya no tienes que cuidar más a Joel!", dijo y lo tomó en sus brazos.

Eduardo estaba sorprendido. Amaba tanto a ese niño. ¿Había hecho algo malo? "¿Qué pasó, cariño?", preguntó, preocupado. "¿Hice algo mal?".

"Sí… ¡Algo muy malo!", dijo ella con frialdad, y el corazón de Edward se rompió. Las lágrimas se acumularon en sus ojos, y estaba a punto de llorar cuando sus vecinos entraron por la puerta principal con un pastel y comenzaron a cantarle feliz cumpleaños.

"¡Feliz cumpleaños, Edward!", exclamó Natalie, sonriendo. "Perdón por asustarte así… Estaba cambiando el pañal de Joel en tu habitación hace unos días cuando noté el calendario en tu mesa auxiliar. ¡Así me enteré de la fecha de tu cumpleaños!".

Imagen con fines ilustrativos | Foto: Pexels

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"Oh, cariño", sollozó Edward. "Yo no he celebrado mi cumpleaños en años".

"¡Bueno, lo harás ahora! Vamos, cortemos el pastel… ¡Y tengo una oferta para ti!".

"¿Una oferta?".

"¿Te gustaría ser el abuelo de Joel y convertirte en parte de nuestra familia? Sé que el papel es difícil, pero realmente esperamos que aceptes…".

Edward sintió que el corazón se le saldría del pecho. "Eres un ángel, cariño. Gracias. Me encantaría, ¡claro que lo acepto!".

"En realidad, el verdadero ángel eres tú, Edward. Estamos muy contentos de haberte conocido".

Ese año, Edward tuvo el mejor cumpleaños, y tuvo muchos más como ese en compañía de Natalie y Joel.

Años más tarde, cuando Natalie conoció un hombre que la amaba a ella y a Joel, le pidió a Edward que la acompañara al altar. Nunca se sintió más feliz, honrado y agradecido en la vida, como cuando caminó del brazo de ella.

Imagen con fines ilustrativos | Foto: Pexels

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¿Qué podemos aprender de esta historia?

  • Siempre encontrarás personas dispuestas a ayudarte en los momentos difíciles. Cuando Natalie llegó al nuevo vecindario con su bebé y sin trabajo, conoció a Edward, quien sin dudarlo se ofreció a ayudarla.
  • La amabilidad siempre vuelve a ti. Edward ayudó a Natalie cuidando de Joel, sin esperar nada a cambio. Sin embargo, encontró el amor de una familia y recuperó sus ganas de vivir.

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Este relato está inspirado en la vida cotidiana de nuestros lectores y ha sido escrito por un redactor profesional. Cualquier parecido con nombres o ubicaciones reales es pura coincidencia. Todas las imágenes mostradas son exclusivamente de carácter ilustrativo. Comparte tu historia con nosotros, podría cambiar la vida de alguien. Si deseas compartir tu historia, envíala a info@amomama.com.

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