Mamá se queda inmóvil cuando conoce a un chico de la calle que es idéntico a sus gemelos - Historia del día
Cuando Sarah recibió una llamada de un oficial de policía diciéndole que habían encontrado a su hijo en la calle, se sorprendió porque ninguno de sus hijos había desaparecido. Lo que descubrió cambiaría su vida para siempre.
El día que Sarah supo que su novio Baltasar la estaba engañando, fue uno de los peores de su vida. Ese mismo día, descubrió que la otra chica, Sabrina, estaba esperando un hijo de él.
Sarah había soñado con un futuro con Baltasar; ahora todo se había derrumbado de un solo golpe. ¿Qué voy a hacer ahora? ¿Cómo voy a vivir sin él?
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Estas preguntas llenaban su mente. Nunca antes había estado tan desconsolada y necesitaba un cambio importante.
"Baltasar, ¡se acabó! Y no te molestes en llamarme o enviarme mensajes de texto porque me voy de esta ciudad. Voy a regresar a mi hogar", le dijo.
Sentía que la ciudad había sido bastante cruel con ella. Enseñar en la capital era difícil para una joven maestra, especialmente sin el respeto de sus compañeros. Decidió que regresar a su ciudad natal la ayudaría a lidiar con su dolor.
No había estado allí en algunos años, pero extrañaba mucho el lugar, así como a sus viejos amigos. Sarah habló con sus padres, entregó el aviso al propietario, empacó sus cosas y emprendió el viaje por carretera de regreso.
"Siempre supe que Baltasar no era más que problemas. Ven a casa, cariño. Estoy segura de que hay muchos trabajos de enseñanza por aquí", le dijo su madre, Raquel.
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Cuando llegó a casa, se encontró a su antigua amiga de la secundaria, Alexa. Ellas solían hacer todo juntas, pero a diferencia de Sarah, su amiga quiso quedarse en su pueblo. Habían seguido siendo cercanas.
"¡Bienvenida de nuevo, Sarah! Si pensaste que podrías sorprenderme con tu regreso, entonces olvidaste lo terrible que es tu mamá con los secretos", dijo Alexa mientras la abrazaba.
"¡No es cierto! Solo necesitaba ayuda para cocinar, ¿de acuerdo?", bromeó Raquel.
"Bienvenida a casa, cariño. Ahora, vamos a acordar algo: no hablemos de Baltasar. Lo hecho, hecho está, y eso es todo", le dijo Raquel a Sarah mientras sostenía sus manos.
Sarah sintió un nivel de comodidad que le permitió olvidar su angustia. Se había quitado un gran peso de encima y podía ver que había un camino a seguir.
"Me enteré de lo que pasó, así que si te vas a mudar de regreso definitivamente, conozco una gran escuela. Enseño matemáticas allí, y están buscando un maestro de inglés. Está a solo un par de minutos fuera de la ciudad y puedes mudarte conmigo mientras te recuperas", ofreció Alexa.
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Si bien Sarah solía ser muy precavida y se tomaba tiempo para tomar decisiones, esta vez fue diferente: "¡No se diga más! Acepto", respondió.
"¡Está bien, increíble! Mi esposo y yo tenemos una habitación lista para ti", respondió Alexa.
Sarah se dio cuenta de lo drásticamente que había cambiado su vida en unos pocos días. La semana anterior estaba en la ciudad imaginando cómo sería su boda con Baltasar, y ahora se estaba mudando con Alexa y su esposo.
Tenía que reconstruir su futuro desde cero, lo cual era a la vez aterrador y emocionante.
Alexa y John decidieron hacerle una fiesta a Sarah para celebrar su regreso. Sintieron que sería una excelente oportunidad para que se reencontrara con viejos amigos de la secundaria. Allí conoció a Arturo.
"Debes ser toda una celebridad para que toda esta gente venga a verte…", le dijo Arturo a Sarah.
"Me atrapaste. Soy Madonna", bromeó Sarah.
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Arturo se rio antes de responder: "Encantado de conocerte, Madonna. En realidad te ves muy diferente en persona. La gente dice lo mismo de mí. Por cierto, soy Elvis. Elvis Presley".
Los dos bromearon toda la noche y rápidamente se enamoraron. Aunque Sarah no estaba buscando una aventura de rebote, sintió una conexión con Arturo que no podía explicar. Decidió seguir su corazón.
Comenzaron a salir poco después de la fiesta. Sarah fue completamente honesta con Arturo sobre su historia con Baltasar y por qué se había mudado de regreso a casa. Él fue más que solidario y comprensivo, ya que también había sufrido un desengaño.
Una semana después de mudarse con Alexa, la escuela local aceptó la solicitud de empleo de Sarah y ella comenzó a trabajar de inmediato. Se sentía más respetada y amada en su nuevo trabajo que lo que se había sentido en la gran ciudad.
Para su consternación, descubrió que estaba embarazada tres semanas después. Primero necesitaba decírselo al director de la escuela, por temor a perder su trabajo.
"No tienes de qué preocuparte. No te vamos a despedir. Podrás cumplir sin problemas con el año escolar", le dijo el director de la escuela.
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Aliviada, Sarah todavía estaba preocupada por cómo se sentiría Arturo con respecto a su embarazo. Después de todo, acababan de empezar a salir y todo estaba sucediendo rápidamente.
Cuando llegó a su casa, Sarah estaba nerviosa, pero decidió que sería mejor decirlo de inmediato. En la cocina, se armó de valor y le dijo:
"Arturo, estoy embarazada. Me hice 3 pruebas esta mañana y todas salieron positivas. Sé que apenas estamos empezando a salir, y entiendo si no quieres seguir adelante conmigo, pero mereces saberlo".
Cuando Sarah terminó su improvisado discurso, vio a Arturo hincarse en su rodilla. Tenía un precioso anillo en sus manos.
"Sé que esto es muy precipitado e impulsivo, pero sin saber del bebé te iba a proponer matrimonio. Así que, Madonna… te pido que hagas de Elvis el hombre más feliz del mundo. ¿Te casarías conmigo?", preguntó Arturo.
Sarah estaba atónita, atrapada en un torbellino de emociones. Para alguien que acostumbraba a planear cada detalle de su vida con anticipación, toda la situación le resultaba abrumadora. Y no pudo evitar sus sentimientos por Arturo.
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"¿Estás tratando de convertirme en Madonna Presley? Sí, por supuesto, me casaré contigo", respondió Sarah.
Arturo le daba la tranquilidad y la confianza que nunca antes había sentido. Pronto, dio a luz a sus gemelos, Kieran y Bruno. Mientras crecían, los amigos de la pareja discutían sobre a quién se parecían los niños.
"Tal vez los niños tomaron lo mejor de cada uno de nosotros e hicieron algo completamente novedoso", solía decir Arturo.
Con el paso del tiempo, comenzaron a circular rumores sobre los gemelos, ya que no se parecían en nada a sus padres. Un día, Sarah estaba cenando con su esposo y sus gemelos cuando recibió una llamada de la policía local.
"Hola, Sarah. Encontré a uno de tus hijos en la calle. No estoy seguro de qué le sucedió, pero está a salvo aquí en la estación", dijo el oficial de policía.
Confundida, Sarah respondió: "Muy gracioso. Estoy aquí con ellos ahora, cenando".
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"No puede ser. Mira, voy a enviarte una foto porque hay un chico aquí que es igualito a Kieran y Bruno", respondió el oficial de policía.
Cuando Sarah recibió la foto, sintió un escalofrío recorrer su cuerpo. El niño era inquietantemente parecido a los gemelos. Decidió ir a la estación para verlo con sus propios ojos.
"¿Estás segura de eso, Sarah? No creo que se parezca tanto", dijo Arturo.
"Sus ojos son idénticos, Arturo. Tengo que ir y verlo en persona. Algo raro está pasando", respondió Sarah.
Ella y Arturo dejaron a sus hijos en la casa de un vecino mientras iban a la estación. Cuando Sarah vio al niño, se quedó helada. Podría ser el trillizo de Kieran y Bruno, pero ella sabía que eso era imposible. El nombre del niño era Andrés.
"Oficial, esta señora no es mi mamá. Mi papá me trajo a este lugar hace dos días y me dijo que lo esperara, pero nunca regresó. Me quedé cerca del puente, a ver si volvía. Él y mi mamá han estado peleando mucho. Tal vez por eso no han venido", dijo Andrés.
Sarah y Arturo acordaron cuidar al niño durante la noche mientras la policía buscaba a su familia. Al día siguiente, el oficial volvió a llamar y le dijo que tenía todo resuelto.
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"Encontré a los padres de Andrés. Su madre se llama Sabrina y su padre Baltasar", explicó el oficial de policía.
Un escalofrío recorrió la columna vertebral de Sarah. Su antigua vida había regresado.
El oficial de policía continuó: "Resulta que Baltasar y Sabrina nunca quisieron tener hijos. Durante estos años intentaron cuidar a Andrés, pero cada vez les molestaba más, a pesar de que tenían suficientes recursos económicos para hacerlo".
"Eventualmente, decidieron abandonar al niño aquí. No estoy seguro de por qué eligieron este pueblo, y tal vez nunca lo sabremos".
Sarah se sorprendió al escuchar esta desgarradora historia, pero aún necesitaba resolver un misterio. Compró algunas pruebas de ADN y confirmó una sospecha que había tenido desde que vio la foto de Andrés. Necesitaba decirle a Arturo la verdad de inmediato.
"No sé cómo decirte esto, cariño. Kieran y Bruno no son tus hijos biológicos. En realidad, son de mi ex, Baltasar. Eso explica que no se parecían en nada a nosotros".
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"Es por eso que ese chico, Andrés, se parece tanto a Kieran y Bruno. Todos se parecen a su padre, Baltasar. No estoy segura de cómo lidiar con esto, pero una vez más, te mereces la verdad", dijo Sarah.
Arturo estaba claramente atónito por la noticia. Absorbió la información por un momento y tomó un sorbo de agua antes de responder: "Supongo que sería una mentira decir que a veces no me preguntaba por qué los chicos no se parecían en nada a mí".
"Pero en realidad, esos son mis hijos, y estoy aquí para ellos y para ti. Los amo profundamente, así no lleven mi sangre. En cuanto a Andrés, ese chico merece un hogar lleno de amor. Y qué mejor lugar que al lado de sus hermanos".
"Te quiero mucho, Arturo", dijo Sarah antes de besarlo.
Sarah y Arturo adoptaron a Andrés. En el pueblo todos comenzaron a hacer bromas al respecto y se inventaron una teoría de que Sarah y Arturo siempre tuvieron trillizos, pero los engañaban a todos por diversión.
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¿Qué podemos aprender de esta historia?
- Sigue a tu corazón: Sarah tomó decisiones impulsivas después de su ruptura con Baltasar. Decidió seguir su corazón y confiar en su instinto, y las cosas salieron muy bien.
- Todos deben aceptar sus responsabilidades: Baltasar y Sabrina tuvieron un hijo, pero terminaron abandonándolo. Por suerte para el niño, Sarah y Arturo decidieron abrirle las puertas de su hogar y lo recibieron en su familia.
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