Secuestradores le mienten a niña de 4 años diciéndole que es adoptada: 53 años después halla a su verdadera familia

La vida de una mujer dio un vuelco al descubrir que no era adoptada como le habían dicho al principio. Tuvieron que pasar 53 años para que descubriera la verdad sobre los padres que la criaron y pudiera reunirse con la familia con la que se suponía que debía estar.

Cuando Susan Preece-Gervaise tenía cuatro años, en 1969, una pareja se ofreció a llevarla de viaje dos semanas a Florida para visitar Disney World. Por aquel entonces, la niña vivía en una casa de acogida con su madre, sus hermanos y hermanas, y su madre pensó que sería una buena oportunidad para que la pequeña experimentara algo que ella no podía darle fácilmente.

Así pues, la madre de Susan accedió a enviarla de viaje con la pareja y sus dos hijos. Todo lo que necesitaron fue el certificado de nacimiento de Susan y una carta concediendo el permiso paterno, y su nombre se añadió al pasaporte de la familia.

Recuerdos de su familia biológica

Susan recuerda haber vivido con su antigua familia en un hogar temporal a pesar de no ser viajeros. Ella y sus hermanos entraban y salían de hogares de acogida porque su madre no podía permitirse criar a sus siete hijos.

Fue entonces cuando una pareja originaria de Escocia empezó a acercarse a ella. Esa pareja se ofreció a llevarla con ellos de vacaciones a Disney World, y ese fue el comienzo de su nueva vida.

Una mentira que cambió su vida

La familia de Susan no sabía que la pareja no la llevaría a Disney World. En lugar de eso, viajaron a Canadá antes de cruzar medio mundo para llegar a Australia, donde Susan viviría toda su vida.

Durante la infancia, Susan nunca se sintió diferente de los que la rodeaban. Sabía que era adoptada (eso le hicieron creer) pero no le afectaba. Era feliz con su vida en Australia.

Cuando era niña, la pareja le dijo a Susan que su madre biológica la había rechazado. Fue entonces cuando supuestamente la "adoptaron".

Su madre "adoptiva" murió cuando ella tenía diez años, por lo que su padre la crio principalmente. Sin embargo, cuando tenía 16 años, su padre no tuvo más remedio que contarle la verdad sobre su historia.

Se vio obligada a vivir tres años en Nueva Zelanda hasta que cumplió la mayoría de edad y pudo solicitar por sí misma un pasaporte de adulto.

Descubrir la verdad

La familia había viajado a Nueva Zelanda y, aunque Susan no necesitaba pasaporte para entrar en el país, sí lo necesitaba para regresar a Australia.

Susan solicitó un pasaporte, pero necesitaba la firma de su madre o de su padre para que la solicitud saliera adelante. Pensó que sería fácil hacerlo, ya que tenía a su padre con ella. Fue entonces cuando su padre le reveló la verdad de que en realidad no era adoptada, sino robada.

En ese momento, Susan no se detuvo a pensar en lo que su padre le había revelado. Siguió con su vida y no intentó ponerse en contacto con su familia biológica.

Susan se vio obligada a vivir tres años en Nueva Zelanda hasta que cumplió la mayoría de edad y pudo solicitar por sí misma un pasaporte de adulto. Tenía 19 años cuando regresó a Australia, donde se casó con su marido de apellido Hamilton.

Seguir adelante con su familia

Dos años después de casarse, el padre de Susan murió. Ella solo tenía 21 años. Vivió su vida adulta con su marido, criando a sus tres hijos y pasando tiempo con sus cuatro nietas.

Aunque Susan nunca se molestó en buscar a su familia biológica, no ocurrió lo mismo con sus parientes del Reino Unido. En muchas ocasiones a través de los años, su familia intentó encontrarla.

Solo cuando Susan se cruzó con una mujer que también era adoptada, se animó por fin a buscar más información sobre su origen. Hablando de ese momento, dice:

"No fue hasta que estaba hablando con una mujer que había sido adoptada y me preguntó: '¿No te gustaría saber lo que ellos (mi familia) sienten? Fue como encender una luz'".

En contacto con su pasado

Con la ayuda de Hamilton, el marido de Susan, ésta pudo rastrear a su familia biológica. Publicó un mensaje en una página de Facebook de Pontefract narrando su historia y, en pocos minutos, obtuvieron resultados.

Cuando se puso en contacto con sus familiares biológicos, ellos lloraron al saber que Susan estaba viva. Llevaban años buscándola, pero no podían localizarla porque se había cambiado el apellido.

Tras encontrar a sus parientes, Susan y Hamilton volaron al Reino Unido, donde se reunió con sus hermanos. Ella programó el viaje para que coincidiera con su cumpleaños, de modo que pudiera pasarlo con ellos por primera vez en años.

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Celebraron sus 57 años con una fiesta. Juntos, se pusieron al día con sus vidas y trataron de encajar las piezas para intentar averiguar qué había pasado.

El descubrimiento había cambiado la vida de toda la familia. Una de las hermanas biológicas de Susan padece demencia, y su hija afirma que conocer a su hermana perdida hace mucho tiempo ha hecho que su madre se sienta completa.

Por desgracia, la madre biológica de Susan murió ocho años antes de que ella encontrara a su familia. Desgarradoramente, nunca supo que su hija estaba a salvo.

Comentarios en Internet

Los internautas no sabían qué pensar de la situación de Susan. Algunos no podían creer que su madre la dejara irse de viaje tan fácilmente, y otros hasta creían que había conseguido una vida mejor después de ser secuestrada.

"¿Por qué unos padres darían a un desconocido el pasaporte de una niña y la dejarían ir tan lejos, a Disneylandia? Escapa a mi comprensión". -

–Janet Grange (7 de octubre de 2022)

"Parece que tuvo una vida mejor que entrar y salir de una casa de acogida. Al menos fue amada y querida".

– Marion Thomas (7 de octubre de 2022)

"Me alegro de que la mimaran y cuidaran. Sin embargo, ¡pobre mamá que murió sin respuestas! Me alegro de que vuelva a tener a su familia".

– Hollie Potter (7 de octubre de 2022)

"Perdón, ¿qué?... ¡Juro que estas historias son inventadas algunas veces! Esto no puede estar bien... seguro que nadie confía en nadie lo suficiente como para entregar un certificado de nacimiento, un pasaporte y todo lo demás para identificar a esta niña a personas que no conocían y dieron el visto bueno a llevarla a otro país [...]"

– Leigh Morris (8 de octubre de 2022)

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En última instancia, Susan se alegra de que su historia sirva ahora de inspiración para muchos otros. "Transmite a cualquiera que haya perdido a alguien el mensaje de que los milagros existen. Hay esperanza", concluye.

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